Ramon y cajal. Ideas sociales y políticas.

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Santiago Ramón y Cajal es conocido en España y en el resto el mundo por sus aportaciones al conocimiento de la estructura del sistema nervioso que incluso le llevó a ser galardonado con el premio Nóbel de fisiología y medicina. Pero es menos conocido por sus opiniones, como ciudadano español de a pie, opiniones muy interesantes sobre la vida social, política y universitaria de la España de su época. Estas opiniones podemos entresacarlas de algunos de sus escritos. Es especialmente útil para este propósito su autobiografía publicada con el nombre de Recuerdos De Mi Vida y que el autor lleva hasta el año 1917. También es muy útil un breve escrito del año 1899 dirigido a los estudiantes e su tiempo, con el título Post Scriptum, en el que se queja de las deficiencias de la enseñanza e investigación en nuestro país y de sus posibles remedios. Y también es muy interesante y llena de ideas que podríamos llamar informales sus Charlas De Café, editado inicialmente en el año 1921 y cuya última edición fue del año 1932, poco antes e la muerte de su autor.

Pero para poder valorar adecuadamente las opiniones de Ramón y Cajal es importante conocer el entorno social y político en el que se desenvolvió su vida.

Nace nuestro protagonista en el año 1852 en Petilla de Aragón, pequeño pueblo de Aragón que por esas extrañas circunstancias de la historia pertenecía (y todavía pertenece) a Navarra. Su padre era, en su denominación oficial, “cirujano de segunda clase” que después de muchos esfuerzos y estudios consigue el título de Médico-Cirujano con el que se ganó holgadamente el sustento de su familia. En 1961 se traslada a Jaca para estudiar el bachillerato y en 1864 a Huesca a completar estos estudios en su Instituto. Tenía Ramón y Cajal cuando llega a Huesca 12 años de edad y corrían por España los turbulentos años finales del reinado de Isabel II.

En 1971, a los 19 años de edad, se traslada a Zaragoza para iniciar sus estudios en la Facultad de Medicina. Son años también turbulentos. En 1968 ha sido depuesta Isabel II tras el golpe de estado dirigido por el general Prim y en enero de 1971 jura la constitución como nuevo rey Amadeo de Saboya.

Termina la carrera de Medicina en el año 1873, año en el que tras la abdicación del monarca, Amadeo de Saboya, se constituye la Primera República Española. Este mismo año gana las oposiciones a médico militar y es destinado a Cataluña donde se libraba una de las muchas fases de la guerra carlista.

En enero de 1874 finaliza el tormentoso experimento de la República Española tras el golpe de estado del general Pavía. En Abril de este mismo año, tras el recrudecimiento e la guerra en Cuba, Ramón y Cajal es destinado al ejército expedicionario de aquella isla antillana. Allí conoce las grandes deficiencias de este ejército, minado por la carencia de medios, las enfermedades tropicales y la corrupción administrativa. Cajal contrae la malaria de la que no termina de recuperarse por o que es declarado inútil para el servicio y trasladado a la península en 1875. Recordemos que estos son los años, también tormentosos, de la restauración del Alfonso XII, que es proclamado rey tras el pronunciamiento en Sagunto del general Martínez Campos, con la colaboración intelectual del político conservador Cánovas del Castillo. Esto sucedía en diciembre de 1874 y en enero de 1875 llega a España Alfonso XII. En 1976 se proclamaría la nueva Constitución.

A su regreso a España, Ramón y Cajal se traslada a Zaragoza donde obtiene una plaza de auxiliar en la Cátedra de Anatomía. En 1879 se convocan oposiciones para la cátedra de anatomía de la Universidad de Granada y Cajal decide presentarse. Un amigo bien enterado le aconseja no presentarse pues ya es sabido que la plaza está asignada de antemano a un determinado candidato. No obstante, Ramón y Cajal decide opositar y, efectivamente, comprueba que la cátedra es asignada al candidato señalado. En este mismo año, se produce el matrimonio del rey Alfonso XII con María Cristina y Pablo Iglesias funda e Partido Socialista Obrero Español.

A pesar de esta decepción, Cajal insiste y se presenta, en el año 1883 cuando tenía 31 años de edad, a las oposiciones a la cátedra de anatomía de la Universidad de Valencia. El tribunal presidido por el Dr. Letamendi, se la otorga por unanimidad. Así comienza la vida académica de este insigne investigador.

En el año 1887 consigue la cátedra de Barcelona por traslado y, finalmente, en 1892 consigue la cátedra de Madrid.

Pero hemos de volver momentáneamente al año 1889 que es fundamental en la vida de Cajal como investigador. Hasta entonces, sus muchos hallazgos sobre la anatomía microscópica del sistema nervioso habían pasado inadvertidas por haber sido publicadas en revistas españolas de poca difusión. Pero este año, costeándoselo de su propio bolsillo, acude a la reunión de la Sociedad Anatómica Alemana e Berlín donde sus presentaciones causan una gran expectación. Cajal finalmente es conocido y reconocido por los más importantes investigadores europeos y ya será siempre tenido en cuenta en el campo de la anatomía del sistema nervioso.

Ya en la capita de España, se relaciona con los personajes de la sociedad madrileña. Acude a las tertulias de Cautelar, que había sido presidente de la república, donde conoce a Salmerón a Giner de los Ríos y con ellos expresa su voluntad republicana. Reinaba, como ya hemos dicho, Alfonso XII.

1898 es el año del desastre colonial, con la pérdida de las últimas colonias Cuba y Filipinas. La opinión pública española no esperaba un desenlace tan rápido e este conflicto con la destrucción de la escuadra española en pocas horas por la marina de los Estados Unidos. Cajal se confiesa abatido. Durante un tiempo es incapaz de continuar con sus experimentos. Publica algunos artículos en la prensa, especialmente en El Liberal, en los que atribuye el desastre a la ignorancia de nuestros políticos sobre la diferencia en la magnitud y eficacia de nuestras fuerzas y las de nuestros oponentes. Nuestros viejos navíos de madera fueron literalmente arrasados por lo modernos barcos metálicos de los americanos y por sus eficientes artilleros e ingenieros. Las soluciones que reclama Ramón y Cajal en estos artículos coinciden con los de los regeneracionistas Joaquín Costa y Macías Picabea. Finalmente consigue continuar con sus investigaciones y completa el estudio sobre el quiasma de los vertebrados.

El año siguiente es algo mejor. Cajal, ya muy conocido en el mundo científico, es invitado a visitar algunas universidades americanas, especialmente la de Harvard. No es la primera vez que visita universidades extranjeras pues en 1894 había sido invitado a las de Cambridge y Oxford en Inglaterra. También había visitado algunas universidades alemanas y de estos viajes nos quedan sus comentarios admirativos sobre su nivel científico y docente en comparación con las pobres universidades españolas.

En 1906, cuando contaba con 54 años de edad, Ramón y Cajal recibe el Premio Nóbel de Fisiología y Medicina. No vamos a entretenernos en esta efeméride por ser sobradamente conocida. Solo decir que en este mismo año e lleva a cabo el matrimonio del rey Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia de Battemberg y durante la comitiva real se produce un atentado. El anarquista Mateo Morral lanza una bomba sobre el cortejo produciendo varios muertos. En este mismo año, el gobierno liberal de Segismundo Moret ofrece a Ramón y Cajal la artera de Instrucción Publica. Pero nuestro Premio Nóbel la rechaza y el cargo recae en uno de sus compañeros de claustro, el cirujano Alejandro San Martín. Como era habitual en esos años, el gobierno apenas duró unos meses sin haber podido hacer nada efectivo. El evidente que Cajal tuvo mucha vista.

Al cumplir 70 años, Ramón y Cajal es jubilado como catedrático de la Universidad de Madrid. Este mismo año otro español recibe un Premio Nóbel esta ve de literatura, Jacinto Benavente. El País vive todavía bajo la conmoción de dos graves sucesos acaecidos un año antes: el asesinato Eduardo Dato, presidente del gobierno, y del desastre de Annual el la guerra de Marruecos.

Una vez jubilado la vida de Ramón y Cajal transcurre con tranquilidad dedicado sobre todo a escribir. Alguna de sus obras queda incompleta cuando muere el 17 de octubre de 1934. Estamos ya en la Segunda República y gobernaba una coalición conservadora (Radicales y Agrarios) presididos por Alejandro Lerroux. Son los sangrientos días de la revolución de Asturias. Tal vez por lo agitado del momento la representación oficial fue mínima en el entierro de Ramón y Cajal. Solo acudió en representación del gobierno el ministro de Instrucción Pública. El día del entierro, el poeta mexicano Alfonso Camin escribió un magnífico soneto digno recuerdo de este gran científico español.

Ya estamos en condiciones de colocar en el contexto histórico adecuado las reflexiones de Santiago Ramón y Cajal.

LA RELIGION Y LO RELIGIOSO

Como hombre de ciencia, Ramón y Cajal tiene una relación no siempre fácil con lo religioso. La vida es un azar y un misterio, nos dice este hombre que tanto sabía sobre los aspectos biológicos de la vida. Se hace preguntas trascendentes: quien no se preocupa de la constitución del universo, de la vida y de la muerte no pasa de ser un cuadrúmano con pretensiones. Y continua: el temor a la muerte, el terror a no ser ha sido el mejor instrumento de progreso. Tal vez por eso, añadimos nosotros creyendo adivinar su pensamiento, el ser humano es el único animal que ha progresado. Y en algún sitio nos deja dicho que lo peor de la vejez es la falta de futuro y que lo más terrible de la muerte es su eternidad. Pero a pesar de todo no pierde el sentido del humor cuando señala que poco vales si tu muerte no es deseada por muchas personas.

Las opinión es que nos dejó sobre la Iglesia son escasas pero interesantes. Se entiende que se trata de la española Iglesia Católica. Ramón y Cajal no era creacionista sino positivista como la mayoría de los científicos de su tiempo, incluso en España. Por eso juega humorísticamente con ciertos conceptos: Dios creo el mundo en seis días y al séptimo descansó, fácil es presumir que descansa todavía. Y más en serio, tiene algún encontronazo cuando enfrenta la fe y la razón: lo que entra en la mente por medio de la razón puede ser corregido pero lo admitido por la fe, nunca. Y más en serio aun niega el libre albedrío cuando manifiesta como científico que las células son todo en el hombre en su aspecto racional y fisiológico; las células reaccionan contra los estímulos del medio ambiente por lo que en realidad el libre albedrío es una ilusión, no existe. De nuevo positivismo puro. Y más positivismo: la metafísica es el arte de patalear en las tinieblas.

La Iglesia como institución tampoco sale bien librada. La inquisición y al clericalismo son las causas de la decadencia de España. Y envía una petición al clero: no llenar el cielo de españoles sino la tierra.

LA EDUCACION, LA TECNICA Y LA CIENCIA.

Como hombre dedicado a la docencia, Ramón y Cajal tenía una gran preocupación por los temas de educación. Es consciente del atraso español comparado con otros países que ha visitado y concluye con la afirmación de que la pobreza y la ignorancia son las causas de nuestra incultura y nuestra dependencia del extranjero. Los telares, las máquinas de coser, los microscopios, telescopios, aparatos de radio, automóviles, locomotoras, aeroplanos, todo viene del extranjero. En una ocasión nos recuerda la frase del regeneracionista Joaquín Costa de que los españoles son capaces de descubrir un continente pero no son capaces de descubrir una bacteria.

Cajal sabe de lo que habla porque ha visitado numerosas universidades y laboratorios científicos extranjeros. En 11894 es invitado a dar la Croonan Lecture en la Royal Society de Londres. Además de conocer varios hospitales docentes de esta ciudad (King´s College Hospital, London Hospital entre otros) tiene ocasión de visitar las universidades de Oxford y Cambridge. Queda impresionado por los magníficos edificios (los compara con los viejos y destartalados de España) y los modernos laboratorios. Universidades costeadas por capital privado y con métodos de selección del profesorado basados en el mérito. Similares impresiones, incluso aumentadas, obtiene en su viaje a los Estados Unidos en 1899 invitado a visitar varias universidades, entre ellas Harvard en Boston y Columbia en Nueva York. Por cierto que en este viaje coincide con la celebración del 4 de julio, fiesta de la independencia americana, y queda sorprendido por el unánime y sano patriotismo de esas gentes. Son interesantes también sus reflexiones de su viaje a Alemania en 1890 sobre el funcionamiento de sus universidades: supresión de exámenes, autonomía universitaria, selección del profesorado sin oposición ni concurso. Pero su admiración no le lleva a engaño, el carácter español es distinto y si aplicáramos este sistema en nuestro país, la rutina y el favoritismo nos harían retroceder antes de diez años al estado salvaje.

Y es que, sigue reflexionando, nuestro problema no son los medios ni las instalaciones tanto como las personas. La ciencia no tiene patria pero los científicos si la tienen, he ahí el problema. Paréceme, continúa, que en España, al revés que en el extranjero, los hombres de arte o de ciencia se asocian para descansar sin haber trabajado nunca. Y terminamos este apartado con otra de sus reflexiones: la instrucción es a la moralidad lo que el ejercicio físico es a la salud.

REFLEXIONES SOBRE LOS ESPAÑOLES DE SU TIEMPO.

Su opinión sobre los españoles tampoco es demasiado buena, desde su punto de vista, claro: el ideal del español es jubilarse después de haber trabajado poco y si es posible sin haber trabajado nunca. Pero también deja abierta una puerta a la esperanza cuando nos explica lo que entiende por patriotismo: fomentar la industria, mejorar la agricultura, crear institutos docentes, subvencionar la investigación, proteger las ciencias y las artes y poner el oro y la inteligencia al servicio de la cultura y el bienestar de la nación. Estas palabras, escritas en su Post Scriptum y dirigidas a las estudiantes, van realmente dirigidas a las clases capitalistas para que (recordemos que Ramón y Cajal simpatizaba con el republicanismo y que escribe estas palabras en 1917 cuando la lucha de clases estaba en el ambiente social) la riqueza no solo represente el sobretrabajo del proletariado y el placer del capitalista.

Hace hincapié en numerosas ocasiones sobre las causas del atraso de España. La causas fundamentales son la pobreza y la ignorancia que llevan a la incultura y todo intento de remediar esta situación pasa por reconocer estas circunstancias (Cajal dice textualmente reconocer nuestra inferioridad). Este atraso bochornoso (de nuevo palabras textuales de Cajal) se deben a la intolerancia extrema y a la endeblez del movimiento renacentista en nuestro País. En España no hemos tenido hondas conmociones filosóficas ni políticas, nunca hemos tenido movimientos profundamente renovadores.

Y ya en clave de humor (o tal vez no) insiste en que hay que sustituir los funestos vicios de la lotería, el flamenquismo y las corridas de toros por actividades más modernas, tal vez el deporte.

LA POLITICA Y LOS POLITICOS

Como ya hemos visto, a Ramón y Cajal le tocó vivir una convulsa historia de España. Nacido en la monarquía de Isabel II. Cuando tenía 16 años vivió la revolución que destronó a esta reina. Después vino la Primera República de accidentada y corta vida. Le siguió la restauración de la monarquía en la figura de Alfonso XII, y ya jubilado la Dictadura de Primo de Rivera y finalmente la Segunda República. Todo ello con la guerra de Cuba, las guerras carlistas, el desastre colonial de 1898, la primera Guerra Mundial y la guerra de Marruecos. No es de extrañar que su opinión sobre la política y los políticos no sea demasiado buena.

En política, nos dice, todo necio es peligroso.Los políticos españoles progresan en su carrera a base de fracasos como los militares progresan a fuerza de recibir heridas. Esta opinión, como tantas otras que mencionaremos a continuación, la podría volver a suscribir Cajal si viviese en nuestros días. Y sigue: ¿de que modo sacar a nuestros políticos de esa inmunda charca en la que se agitan y se devoran movidos por mezquinos egoísmos? No acaban aquí las críticas: los políticos españoles gobiernan el primer año para su familia y sus amigos, el segundo año para su región y el tercero para el país. Claro, y esto lo añadimos nosotros porque se sobreentiende, en una situación en la que los gobiernos apenas duraban unos meses no daba tiempo a gobernar para el país.

Otra perla: Si los debates parlamentarios terminan con una votación, sería preferible votar sin discutir pues el resultado sería el mismo y ahorraríamos tiempo, resquemores y enconos.

Y una queja amarga: en España, la casaca ministerial y la toga no delinquen jamás.

No puede Ramón y Cajal aislarse del ambiente revolucionario de ciertas épocas. En un momento de su vida habla del anarquismo: la revolución anarquista hace el efecto de bedeles empeñados en sustituir a los catedráticos para actuar sin rector, sin decanos y sin alumnos.

Aunque Cajal no lo menciona, tuvo que conocer el famoso aserto de Cánovas del Castillo, artífice de la Restauración, de que Gran Bretaña era el país mejor gobernado del mundo. Sin llegar a tanto Cajal estaba en la misma onda: la diferencia entre un político inglés y uno español es que el inglés cree que su obligación es mantener al Estado mientras que el español cree que el Estado tiene la obligación de mantenerle a él.

Por estas manifestaciones parece que Ramón y Cajal tenía mala opinión de los políticos españoles más que de los políticos en general. Aun así algunos se salvan. Menciona como los mejores políticos españoles a tres generales metidos a políticos: Espartero, Prim y Martínez Campos. Es curiosa esta opinión pues aunque Ramón y Cajal fue médico militar nunca tuvo una buena opinión sobre el ejército. Pero también se salvan algunos civiles: Cánovas del Castillo a quien considera un hombre culto e inteligente pero que no supo resolver el problema colonial de 1898 por su desconocimiento del poder de los enemigos. Porque, según Cajal, las naciones no sucumben por ser débiles sino por ignorar que lo son. Tiene también buenas palabras para algunos políticos republicanos como Castelar y, sobre todo, Salmerón.

Como hombre viajero también tuvo opiniones sobre la política extranjera pero no vamos a extendernos por falta de espacio. Solo notar que en 1922 pudo decir, alguna razón tendría, que el mundo tendría un amo: los Estados Unidos. Y después de la Primera Guerra Mundial, vaticinó que habría otra pues las guerras traen más guerra ¿Quién no prevé para dentro de quince o veinte años otro choque terrible entre Francia y Alemania? Tuvo la suerte de no vivir para ver la segunda Guerra Mundial.

SOBRE EL SER HUMANO

El mundo es una comedia escrita por locos y representada por borrachos. No es de extrañar esta opinión pues Ramón y Cajal, hombre de ciencia, ve al hombre como un animal más. Cajal conoce bien las teorías de Darwin pero solo las acepta parcialmente, no es un Darwinista convencido. Pero el influjo de Darwin es innegable cuando dice que el origen del mal es la evolución. El hombre es naturalmente malo y su instinto guerrero es una tendencia fatal del ser humano. Porque el progreso de la humanidad, como el de los animales, está regido por el severo principio de la utilidad. Y continua evolucionista: el hombre es el último animal de presa aparecido. Todo esto le lleva a una conclusión aun más pesimista tomando como pie el famoso aforismo de Thomas Hobbes: decir que el hombre es un lobo para el hombre es calumniar al lobo.

Todo esto le lleva a conclusiones más generales. Las guerras son inevitables y solo las naciones débiles son pacifistas y se vuelven guerreras en cuanto llegan a ser fuertes. Y se muestra contrario a la creencia común de que el mutuo conocimiento de los pueblos favorece la paz. No, nos dice Ramón y Cajal, las guerras nos demuestran que las naciones se aborrecen más en cuanto más se conocen.

CONCLUSION:

En estas líneas apenas hemos podido esbozar el perfil humano de don Santiago Ramón y Cajal. Un estudio detallado de su pensamiento como ciudadano de a pie necesitaría mucho más especio del que disponemos en esta revista. Pero podemos llegar a una conclusión: Ramón y Cajal fue un español que con su esfuerzo personal y prácticamente sin ayuda institucional, fue capaz de sobresalir por encima de la mediocridad y del atraso científico, educativo, político y social de la España de su tiempo.

2017-05-13T10:26:37+00:00 febrero 21st, 2017|Categories: Etica, filosofia, sociologia|0 Comments

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