PLATON. RESUMEN DE SU BIOGRAFIA
Platón, cuyo verdadero nombre era Aristocles como su abuelo, nace en Atenas en el año 427 antes de Cristo (AC). De familia aristocrática, su nacimiento coincide con la guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta. La muerte de Pericles, que dirigía el gobierno de Atenas, lleva a la derrota ante Esparta. Tenía entonces Platón apenas once años y algunos de sus familiares, Crítias y Cármides ambos tíos suyos, forman parte del gobierno de los Treinta Tiranos impuesto por los vencedores con lo que se da fin a la democracia de Atenas. A pesar de las conexiones de su familia con la política, Platón nunca se interesó en participar en ella. Había recibido una educación selecta y desde muy joven entró en contacto con alguno de los personajes más importantes de la filosofía del momento, especialmente con Sócrates que sería su maestro fundamental.
La muerte de Sócrates en el año 399 AC, condenado acusado de impiedad y de corromper a la juventud, supuso un duro golpe para Platón que abandona Atenas y viaja, por primera vez a Sicilia. A su regreso en el año 387 AC funda la Academia en su ciudad natal. La Academia, estaba situada en un edificio dedicado al mausoleo del héroe local Academos.
En este lugar Platón enseña una filosofía opuesta a las tendencias de la época inclinadas a la retórica de los sofistas. Platón muere en el año 348 AD a los 80 años de edad y es enterrado en la propia Academia. Sus discípulos, incluido Aristóteles que ingresó en la Academia en el 367 AC, ya formaban una escuela filosófica que continuó las enseñanzas de Platón.
PLATON. SU OBRA
Es interesante que la extensa obra de Platón se ha conservado en su integridad. El conjunto de sus escritos, el llamado Corpus Platónico, fue reunido en el siglo I después de Cristo (DC), es decir muchos años después de la muerte del filósofo. Esto ha llevado a pensar a muchos estudiosos que algunas de las obras incluidas en el Corpus no son originales de Platón, sino que fueron escritas por sus discípulos de la Academia.
En la mayor parte de sus escritos Platón utiliza el método del diálogo, en contraposición al sistema de tratados tan en boga en aquellos años. Para ello utiliza la figura de su maestro Sócrates para dirigir estos diálogos frente a otros participantes. Estos que podemos llamar oponentes dialécticos de Platón son numerosos. Los oponentes fundamentales dan nombre a los diálogos: Gorgias, Fedón, Protágoras, Ion, Crítias, Timeo, Menón, Crátilo y otros. Pero en las discusiones introduce a otros tertulianos como Polo, Calicles, Equecrátes, Cebes y muchos más. Todos estos personajes participan en las diversas conversaciones con preguntas y respuestas a los dilemas que presenta Sócrates. Es de mencionar que todos los personajes que aparecen en estos diálogos ya habían fallecido cuando Platón los escribió. De esta manera evitó cualquier controversia.
Todas estas obras, incluyendo el extenso tratado de La República que también está escrito en forma de diálogo, son protagonizados por el filósofo Sócrates. Sócrates, que es uno de los personajes más importantes de la historia de la filosofía, no dejó nada escrito, ni una sola palabra. Todo lo que de él sabemos lo sabemos a través de los diálogos de Platón. Así es difícil saber que ideas corresponden a uno o a otro. Este dilema ha dado lugar a abundantes estudios por parte de los eruditos.
No nos sentimos capacitados para discutir la filosofía de Platón. Sus discusiones sobre el alma inmortal que es sede del conocimiento, el bien y la justicia lo dejamos para quien está más capacitados. La influencia de su filosofía ha traspasado todas las culturas occidentales, el Imperio Romano, el cristianismo con su teología, la filosofía medieval, el renacimiento y hasta nuestros días.
Nosotros vamos a concentrarnos en un aspecto poco o nada tratado. La relación de Platón con la medicina y los médicos, según se desprende de sus escritos. Asumimos los errores que nuestros lectores puedan encontrar pues la obra de Platón es extensa y no siempre fácil de descifrar.
LA REPUBLICA
En esta extensa obra, Platón describe su ideal para el gobierno del Estado. Tres deben de ser los grupos que componen la sociedad: los magistrados, los soldados y los mercenarios. El Estado debe de ser dirigido por los magistrados que deben de ser filósofos como el propio Platón que dedica extensos argumentos para demostrar su razón. Los soldados tienen como única misión defender al Estado contra los enemigos que puedan atacarle. Los soldados deben absoluta dependencia de los magistrados a los que deben de obedecer como el perro obedece al pastor. Por fin el grupo de los mercenarios, la gente que cobra un salario por su trabajo. En este grupo se incluyen los trabajadores manuales como los carpinteros, los herreros, alfareros y demás. Aunque Platón no lo especifique, seguramente en este grupo habría que incluir a los médicos porque cobran por sus servicios. Pero más adelante lo aclara, el médico no es un mercenario, aunque exige un honorario por la curación de los enfermos.
Pero a la largo de sus escritos, Platón tiene un trato muy especial y favorecedor a los médicos. Los menciona en muchas ocasiones como ejemplo de cómo deberían comportarse otros ciudadanos. En el tercer libro de La República los describe así: el médico más hábil es aquel que después de haber estudiado en su juventud los principios de su arte hubiese tratado el mayor número de cuerpos. Poco antes Sócrates, conversando con Polemarco, le había peguntado ¿a quién da el arte que llamamos medicina lo que debe dar, lo que conviene dar y a quien se lo da? Y Polemarco contesta que da al cuerpo los remedios, alimentos y bebidas suficientes.
Sócrates, esta vez conversando con Trasímaco, nos da su opinión del porqué se ha inventado la medicina. Sencillamente porque el cuerpo enferma algunas veces y la enfermedad no le conviene. Porque la medicina no busca su propio interés sino lo que conviene al cuerpo. Y siguiendo su conversación con Trasímaco describe al mercenario como alguien que hace algo ventajoso para si mismo y a cambio recibe un salario. No así el servidor púbico y el médico, que hacen cosas que son convenientes para los demás y no para si mismos. Por lo tanto, deben recibir una remuneración y no son mercenarios. Platón, que se auto incluye entre los servidores públicos, aprovecha esta comparación con los médicos para su promoción.
Más adelante, discutiendo con Adimanto sobre la verdad y la mentira, señala que la mentira puede ser útil en algunas ocasiones, pero solo puede estar permitida a los magistrados y a los médicos. Los magistrados pueden mentir para engañar a los enemigos del Estado. Pero el ciudadano que engaña al Estado hace tanto mal como el enfermo que engaña a su médico.
Hablando con otro de sus interlocutores, Glauco, Sócrates se queja de la vida muelle que llevan muchos ciudadanos, comiendo desordenadamente en festines con variedad de manjares y pastelería ática, no
cuidando sus cuerpos en el gimnasio, todo lo cual genera la enfermedad. Y concluye ¿puede concebirse un signo más seguro de una mala educación en un Estado que la carencia de médicos y jueces hábiles? ¿no es vergonzoso y prueba de una educación defectuosa el tener que recurrir a una justicia extraña y el tener que buscar médicos extranjeros?
Sócrates sigue hablando con Glauco y le pone un ejemplo de cómo actúa un médico. Si un carpintero enfermo pide al médico un vomitivo, tal vez el médico le prescriba un régimen alimenticio y unas compresas alrededor de la cabeza con lo que el carpintero se cura y puede volver a su trabajo. Recordemos que en el Estado que propugna Sócrates (es decir Platón) es muy importante que cada persona esté sana y cumpla con el trabajo que tiene designado. Pues el Estado debe dar a cada ciudadano la ocupación para la que la naturaleza le ha destinado. La justicia exige que el que hubiera nacido para carpintero, zapatero o cualquier otro oficio, lo desempeñe bien sin entrometerse en hacer otra cosa.
Platón frecuentemente utiliza a la medicina como medio de comparación, pues su respeto por los médicos es evidente. Así hablando de lo que es la justicia le explica a Glauco que las acciones justas generan la justicia y las acciones injustas llevan a la injusticia, de la misma forma que las cosas sanas generan la salud y las cosas insanas la enfermedad.
En el libro sexto, Sócrates conversa con Adimanto y de nuevo e insiste en que son los filósofos los que mejor pueden gobernar el Estado. De nuevo usa a los médicos como ejemplo. Y dice: la verdad es que rico o pobre, el que está enfermo necesita ir a golpear la puerta del médico. Y el que tenga necesidad de ser gobernado debe buscar quien le gobierne y no que quien gobierne suplique a sus inferiores que se dejen gobernar cuando en realidad son ellos los que necesitan de sus servicios. Y añade más adelante, mandarán en el Estado aquellos que sean ricos en ciencia y virtud, únicas riquezas del hombre feliz.
Aunque no tenga que ver directamente con el tema médico, vamos a incluir las ideas de Platón sobre la democracia. Platón, por boca de Sócrates nos dice que la democracia llega cuando los pobres, después de obtener la victoria sobre los ricos, se reparten la administración de los asuntos y cargos públicos que se efectúan, por lo común, por la suerte. Y la democracia conduce a la tiranía. El gobierno tiránico debe su nacimiento a l democracia.
El tirano debe distinguir ente sus gobernados a los más valerosos, los prudentes y a los ricos para perseguirlos hasta purgar de ellos el Estado. Hacen al contrario que los médicos, que purgan el cuerpo de los malos humores dejando en ellos lo bueno solamente. Sócrates añade, es que el legislador debe ser el hábil médico del Estado.
Los males del alma son la injusticia y la impiedad, Los males del cuerpo son el fuego, el hierro, la corrupción y la enfermedad. La enfermedad va minando el cuerpo poco a poco. Pero ni la fiebre ni ninguna otra enfermedad pueden dar muerte al alma, que es inmortal. Hemos de recordar que Platón, a lo largo de toda su obra, proclama la existencia de un alma inmortal.
LOS DIALOGOS
En sus diálogos, escritos después de la muerte de su maestro Sócrates, Platón continúa con el mismo método de dar protagonismo a Sócrates en conversación con muchos distintos interlocutores. El tema yo no es el Estado y su gobierno sino sobre temas variados. Y como en La República, la mención a los médicos y la medicina es frecuente.
El diálogo con Protágoras tiene interés. Sócrates acude con unos amigos a casa de Calias donde se aloja el conocido sofista Protágoras. Muchos acuden a escucharlo pues va a enseñar su ciencia, la retórica. Sócrates es contrario a los sofistas y cree que la retórica es una superchería. Antes de entrar, pues llegaron con demasiada antelación, Sócrates pregunta a sus amigos que esperan aprender de Protágoras. Comienza preguntando que aprenderían si fuesen a Hipócrates de Cos y le pagaran unos honorarios. Aprenderíamos medicina, seríamos médicos. Si fueseis a estudiar con un escultor Fidias de Atenas y le pagaseis por sus enseñanzas seríais escultores. Pero, ¿que vais a ser después de escuchar al sofista Protágoras? El sofista sabe hablar hábilmente y enseña sabiduría, le contestaron. En presencia de Protágoras, Sócrates le pide que explique que van a aprender sus alumnos a cambio de su dinero. Voy a hacerles mejores ciudadanos, voy a hacerles virtuosos. Aquí comienza un largo diálogo en el que Sócrates estima que la virtud no puede enseñarse, como puede enseñarse a ser médico o escultor.
Casi al final de este diálogo, Protágoras llega a concluir que lo agradable es bueno y que lo molesto es malo. Sócrates rebate esta afirmación peguntando ¿acaso los médicos cuando practican una cura mediante cauterización, amputación, administración de medicamentos desagradables o la prescripción de un ayuno, están haciendo algo malo?
En otro diálogo, Sócrates y su amigo Querofonte acuden a casa de Calicles donde está alojado el Sofista Gorgias al que acompaña su hermano Heródico que es médico. La discusión se centra en la retórica de la que Gorgias es un maestro. Y Gorgias explica cual es el objeto de la retórica. La retórica es por excelencia el arte de persuadir en el sentido de que da los medios de hacer prevalecer su opinión en todo y contra todos. Si el orador hace mal uso de la retórica, defendiendo algo injusto, no es un problema de la retórica sino del orador. Sócrates se opone a este arte pérfido e inmoral porque se limita a hacer creer a la gente que todo es bueno o malo, justo o injusto, bello o feo según la necesidad del momento. Gorgias contraataca contando que ha ido a ver enfermos con su hermano el médico Heródico y el enfermo se negaba a tomar los medicamentos o a que se les aplicara el hierro o el fuego, con el uso de la retórica se convenció al enfermo a obedecer al médico. Sócrates responde que por este principio se puede convencer a un hombre de que lo injusto es justo. La medicina es una ciencia y su aplicación no puede someterse a la retórica.
Más adelante discuten sobre la felicidad que según Sócrates consiste no solo en verse aliviado de un mal sino en no estar sujeto a él. Hablando de la economía, la medicina y la justicia otro de los presentes, Polo, piensa que la justicia es la más bella pues es la que procura mayor placer y mayor utilidad. Entonces Sócrates pegunta ¿ponerse en manos de los médicos y someterse a sus tratamientos causa placer? Evidentemente no porque lo placentero no siempre es lo más útil.
Y ya casi al final de este diálogo, Sócrates concluye, gobernar es hacer mejor a los ciudadanos, tal como hacen los médicos.
El diálogo de Fedón es muy particular. Transcurre el último día de la vida de Sócrates, en la cárcel rodeado de sus amigos y discípulos. Sócrates no da muestras de temor ni de tristeza. Consuela a sus amigos porque muere solo el cuerpo, pues el alma es inmortal y con la muerte se libera del cuerpo que es su prisión. Con toda tranquilidad, justo antes de que el verdugo le entregase la cicuta que le daría la muerte, Sócrates le recuerda a su amigo Critón que no se olvidarse de ofrecer un gallo a Asclepio. Este era un sacrificio habitual en honor del dios de la medicina, Asclepio, porque por la muerte le libraba de todos los males de la vida.
Obra tardía es el diálogo de Timeo, en la que Sócrates dialoga con Critias y el propio Timeo. Es considerada como una de las obras más importantes de Platón y la que debido a la oscuridad del texto más estudios ha generado por parte de los eruditos. La finalidad de este diálogo es explicar extensamente la creación del mundo y del hombre para poder encontrar el Estado político más adecuado. En cierto modo el comienzo de este diálogo es una continuación de La República.
Sin duda el episodio más conocido de este diálogo es la descripción del mito de la Atlántida, una isla más allá de las columnas de Hércules, gobernada por reyes que no solo dominaban la isla sino también zonas adyacentes como Libia, Egipto y parte de Europa. En cierto momento se produjo un cataclismo, un violento terremoto tras el cual la isla Atlántida se hundió en el mar desapareciendo para siempre. Este mito está descrito con tanto detalle y de forma tan vívida que mucha gente lo ha tomado como un episodio real y siguen buscando esta isla imaginaria.
La descripción de la creación del mundo por Dios o por el Demiurgo es compleja. El Demiurgo encarga a sus hijos la creación de los mortales, entre ellos el ser humano. Le dieron un alma inmortal. De forma confusa se entiende que la parte inmortal se colocó en la cabeza y la parte mortal en el resto del cuerpo y para ello se creó el cuello para separar ambas zonas.
En el hígado reside la capacidad de adivinación, aspecto fundamental en aquellos tiempos. Asu lado el bazo, que filtraba todas las impurezas que se acumulaban alrededor del hígado y causaban las enfermedades. Como consecuencia, cuando está lleno de impurezas que ha limpiado del hígado el bazo aumenta de tamaño y puede segregar pus. Y cuando el cuerpo se ha limpiado el bazo vuelve a su tamaño normal.
Los que crearon el género humano eran conscientes del desenfreno que iban a tener con la comida y la bebida. Por ello crearon el intestino largo y enrollado para que el alimento circulase despacio y se purificase. Los huesos, la carne y todo lo demás de la misma naturaleza tienen su origen en la médula. La médula proviene de muchos elementos muy diversos que proporcionaban con precisión las materias fundamentales, el fuego, el aire, el agua y la tierra. Después modeló de forma circular el recipiente que iba a albergar la semilla divina, el alma inmortal, y le llamó cerebro.
En otro pasaje pasa a describir con más detalle la formación de los huesos. Tras cribar tierra limpia y fina, la amasó con la médula. Después la expuso al fuego y luego la sumergió en agua y de nuevo al fuego y de nuevo al agua. Con esta materia dura crea el envoltorio óseo que envuelve y protege el cerebro. De forma similar crea las vértebras. Después, pasa a describir en detalla la formación de los músculos, tendones y articulaciones, detalles que vamos a omitir por su complejidad y aridez, así como la creación de la lengua, dientes y la piel. Todo un tratado de anatomía y embriología en un diálogo entre Sócrates y Timeo.
Las enfermedades aparecen por algo completamente evidente. Los cuatro elementos que constituyen nuestro cuerpo, la tierra, el fuego, el agua y el aire, modifican su proporción llegando en casos a la carencia de alguno de estos elementos. Estas alteraciones producen numerosas enfermedades y desgracias. Estas explicaciones que encontramos en el diálogo de Timeo recuerdan a las teorías de Hipócrates, pero no hay que olvidar que Sócrates, el protagonista principal de los diálogos, era contemporáneo del llamado padre de la medicina. Los médicos consiguen la purificación del organismo mediante la administración de drogas.
No vamos a extendernos más en el resto de los escritos de Platón. Solo algunos apuntes. Así en el diálogo de Menón Sócrates le dice a Menón, si quisieras ser un buen médico ¿Dónde irías? ¿No sería con los médicos? Y en otra de sus obras, ya fuera de los diálogos, conocida como el Banquete, uno de los interlocutores, Erixímaco que era médico, fue encargado por el resto de los presentes para decidir que comer y beber, porque un médico vale él solo por muchos hombres.
NUESTRA CONCLUSION
Es evidente que Platón tenía un gran concepto de los médicos. Aunque en su muy extensa obra no hay ninguna dedicada a los médicos, los utiliza con gran frecuencia para ponerlos como ejemplo del proceder recto. Se hable del Estado, de la justicia, de la verdad, de la ética, la amistad o el valor, Platón se vale de los médicos como medio de comparación. Su dialéctica conta la retórica tampoco olvida a los médicos como podemos apreciar en los diálogos con Gorgias y Protágoras.
Hacer como hacen los médicos parece ser uno de los argumentos mas importantes que utiliza Platón en su dialéctica.
Para realizar este artículo nos hemos ayudado de los siguientes textos.
La República. Casa Editorial Garnier Hermanos. Paris 1920
Diálogos de Menón, Crátilo, Ion, Timeo y Critias. Alianza Editorial. Madrid 2004
Diálogo de Parménides. Alianza Editorial. Madrid 2015
Dialogo de Fedón y Fedro. Alianza Editorial. Madrid 2018
Apología de Sócrates. Alianza Editorial. Madrid 2004
Diálogos de Gorgias y Fedón. Editorial Austral. Madrid 2021
Diálogos de Protágoras, Gorgias y Carta Séptima. Alianza Editorial. Madrid 1998
El Banquete. Editorial Austral. Madrid 2021