BEETHOVEN SORDO

Ludwig van Beethoven fue, sin duda, uno de los compositores de música clásica más importantes de todo

Ludwig van Beethoven fue, sin duda, uno de los compositores de música clásica más importantes de todos los tiempos. Nosotros no vamos a entrar, en este artículo, en los aspectos musicales de este autor pues nuestros lectores pueden informarse debidamente en otros textos.  Aquí nos vamos a interesar por una enfermedad que tanto le hizo sufrir a lo largo de su vida. Beethoven desarrolló una sordera desde su juventud, que fue agravándose a lo largo de su vida hasta quedar completamente sordo. Gran parte de su obra la compuso cuando ya no podía oírla.

Su Vida

Ludwig van Beethoven nace en la ciudad alemana de Bonn el 16 de diciembre de 1770 en el seno de una familia muy modesta. Bonn era entonces la capital de los príncipes electores de Colonia y dependía de la ciudad de Viena, capital del Sacro Imperio Romano Germánico, donde reinaba la dinastía de los Habsburgo.

Su abuelo, de origen flamenco, fue maestro de capilla en la corte de Maximiliano

BEETHOVEN RETRATO POR J. K. STIELER

Federico en Bonn. Su padre, Johann, fue un mal tenor, borracho y alcohólico. Su madre, María Magdalena, era hija de un cocinero. En esta familia el joven Ludwig fue educado en la fe católica. Johann y María Magdalena tuvieron siete hijos de los que tres llegaron a la edad adulta. Ludwig fue el segundo de los hermanos.

La infancia de Ludwig fue marcada por el maltrato que le dio su padre, un borracho que, consciente de la gran capacidad de su hijo para la música, le obligaba a pasar horas sentado al piano incluso a altas horas de la noche. Por este motivo el joven Beethoven casi llegó a aborrecer la música.

Su educación musical formal al principio fue algo irregular. En 1779 un músico itinerante, Tobías Pfeiffer, que tocaba el clavecín y el oboe, fue contratado por una orquesta de Bonn. Tobías frecuentaba las tabernas y en una de ellas conoció al padre de Ludwig que le encargó  dar algunas clases a su hijo. En 1782 un organista de la Corte, Christian Neefe, se da cuenta de las enormes posibilidades de Ludwig para la música y se encarga de su educación formal. Neefe le consigue un modesto puesto, no remunerado, de acompañante de clavecín durante los ensayos y esto permite a Beethoven familiarizarse con el repertorio de la época.

También en 1782 se relacionó con algunas personas de la sociedad de Bonn. Uno de ellos fue Franz Gerhard Wegeler que estudiaba la carrera de medicina. Wegeler llegó a ser un acreditado profesional, profesor de la Universidad y uno de los mejores amigos de Beethoven a lo largo de su vida hasta la muerte del compositor.

Gracias a Wegeler, Ludwig entra en contacto con la familia Breuning compuesta por la madre, viuda de un consejero áulico electoral, tres hijos y una hija de edades similares a las de Beethoven. Tal vez compadecidos por la difícil vida familiar de Beethoven, esta familia le acogió como uno más de sus miembros. Los Breuning también mantendrían su relación con el compositor a lo largo de toda su vida. Ludwig tenía entonces doce años.

A los catorce años de edad, el elector archiduque Maximiliano Francisco, que había sucedido a Maximiliano Federico y era un gran aficionado a la música, nombra a Beethoven organista adjunto con un sueldo de 150 florines anuales. Es la primera vez que Beethoven tiene un ingreso económico.

En esta época Beethoven conocería en Bonn a otra persona que sería fundamental en su vida, el conde Waldstein. El conde, de 21 años de edad en aquel momento, era un gran amigo de la familia Breuning y del elector Maximiliano Francisco. Además, era un buen pianista que frecuentaba en Viena a Mozart y Haydn. Pero también era rico y generoso y parece que fue él quien financió en viaje y la estancia de Beethoven a Viena, donde el compositor pasaría el resto de su vida.

Beethoven en Viena

En noviembre de 1792 Beethoven se establece definitivamente en Viena. Toma clases con Haydn y Salieri, así como con Albraschtsberger que le inicia en la música religiosa. En 1795 da su primer concierto de piano

PIANOFORTE COMO EL USADO POR BEETHOVEN

en Viena con gran éxito. Comienza a componer y en 1798 estrena su sonata para piano, la Patética, y en 1800 su primera sinfonía. En 1803 completa su segunda sinfonía y la sonata para piano conocida como Kreutzer.  En 1804 estrena su tercera sinfonía, la heroica, y la sonata Waldstein dedicada a su amigo y protector.

Problemas con el Oído

Pero en estos años empieza a tener problemas de salud. Entre 1796 y 1800 (es decir con apenas 30 años de edad) comenzaron los problemas de la sordera. Las orejas le zumbaban noche y día. Le minan los dolores de sus entrañas. Su oído se debilita progresivamente. No se lo dirá a nadie. Evita la compañía de otras personas para que no se den cuenta de que oye mal. No quiere decirles que tienen que gritar para que pueda oírlos. De todas estas quejas deja constancia en una carta dirigida a sus hermanos Karl y Johann, escrita en 1802 en la ciudad de Hellingenstadt a donde se había trasladado para aislarse e intentar ocultar su problema. Esta carta fue encontrada después de la muerte de Beethoven, tal vez nunca fue enviada. Se conoce como el testamento de Hellingemtadt . Incluso piensa en la muerte y en el suicidio. Esta situación solo se la comunica a su amigo el Dr. Wegeler en una carta.

El Dr. Wegeler ya conocía el estado de la salud de Beethoven en general.  El compositor le cuenta como se encuentra: “llevo una vida miserable. Desde hace dos años eludo toda compañía porque me es imposible conversar con los demás, soy sordo”.   Y continúa diciendo que ha de sentarse muy cerca de la orquesta para poder oírla.  También menciona en su carta los otros problemas ya conocidos por el médico. Dolores de estómago con intensas diarreas frecuentemente. Menciona cólicos espantosos, seguramente del vientre. Mejoró tomando baños en agua tibia del Danubio y poniendo en el agua de bebida multitud de licores fortificante. Pero lo único que no mejoró fue el oído.

Pero Sigue Componiendo

A pesar de todo entre 1802 y 1813 la actividad creadora de Beethoven, a pesar de la evolución de su sordera, es enorme. En estos diez años compone una ópera, una misa, seis sinfonías, cuatro conciertos, cinco cuartetos de cuerda, tres tríos para piano, dos sonatas para violín, seis sonatas para piano, numerosos lieder, variaciones para piano y oberturas.

En 1812 acude a la ciudad de Teplice, en Bohemia (hoy república Checa), por recomendación de su médico. Teplice era conocida por sus aguas termales que, según su médico, podían mejorar sus problemas de oído. Beethoven no mejoró de su sordera, pero dedicó su tiempo a hacer vida social. Allí conoció al escritor Goethe, a quien tanto admiraba, y a uno de sus antiguos amores platónicos, Amalie Sebald. Como en tantas otras ocasiones, esta relación no fructificó, pero Amalie se empeñó en cortar un mechón del cabello de Beethoven, mechón que conservaría toda su vida. Y dejó escrito: “cortado de su cabeza en Teplice, hacia fines del mes de septiembre de 1812”.

Sordera Total. Los Cuadernos de Conversación.

Desde el otoño de 1815, a los 45 años de edad, la sordera era total. Solo se podía comunicar con los demás por escrito mediante los llamados cuadernos de conversación, el más antiguo de los que han llegado hasta nosotros es de1816. En total más de once mil páginas. Y eso que muchos de los cuadernos fueron destruidos después de su muerte por su secretario Antón Schindler, seguramente con la intención de mejorar la imagen del compositor para la posteridad.

En 1822 Beethoven insiste en dirigir la orquesta en los ensayos de su ópera Fidelio pero fue imposible. Simplemente no podía marcar el compás ni dar entrada a los músicos. Sencillamente, no oía nada.

Completamente sordo compone y estrena dos de sus obras cumbre. En 1822 la Misa Solemne y en 1824 su Novena Sinfonía. El estreno de la Novena Sinfonía fue un éxito clamoroso y el público no cesaba de aplaudir. Aplausos que Beethoven no podía oír por estar de espaldas al público. Uno de los músicos tuvo que bajar del escenario para ayudar al compositor a darse la vuelta y así poder ver a la gente aplaudiendo de forma clamorosa.

Mala Salud

La salud de Beethoven nunca fue buena, con problemas intestinales   casi constantes. En 1820 tuvo una ictericia, seguramente a causa de una cirrosis hepática que acabaría con su vida. Beethoven bebía mucho vino y mucha cerveza. De hecho, el buen vino de Hungría le había sido recomendado por su médico. Su régimen alimenticio era deficiente: mucha carne de caza, carne que se consideraba la más natural y sana. También abundante queso.

El Final 

En 1826 la salud se deterioró rápidamente. Su médico personal, el Dr. Wawruch, nos ha dejado algunos datos en los cuadernos de conversación. El 20 de diciembre el vientre estaba muy hinchado lleno de líquido, una hidropesía (hoy diríamos ascitis) a causa de su cirrosis. Los médicos deciden hacer una punción (paracentesis) para extraer líquido del abdomen. El 8 de enero de 1827 se repitió la punción que más adelante hubo de repetirse otras dos veces. Inmovilizado en la cama su cuerpo se llenó de llagas y escaras. El día 25 de marzo entró en coma y el 26 fallece.

No ha quedado claro quienes estaban en la habitación de Beethoven en el momento de su muerte. Es seguro que estaba el joven compositor Anselm Huttenbrenner, su amigo Geerhard Breuning que había pasado los últimos meses acompañando al compositor durante su enfermedad y Johanna van Beethoven, viuda de Karl el hermano del compositor. Parece demostrado que Johanna cortó un mechón del cabello de Beethoven y se lo entrego a

Huttenbrenner “como sagrado recuerdo de la última hora de Beethoven”. El compositor Johann Nepomuk Hummel, buen amigo de Beethoven, le visitó días antes de morir, pero parece que no estuvo presente el día de su muerte, pero   si acudió al día siguiente.

El ataúd con los restos mortales de Beethoven fue llevado a la iglesia de la Trinidad de los Hermanos Menores y de allí al cementerio de Wahring en los alrededores de Viena.  El entierro constituyó un acontecimiento

TUMBA DE BEETHOVEN

multitudinario. Uno de los asistentes fue el compositor Franz Schubert, gran admirador de Beethoven. Schubert no podía imaginar que poco después él también fallecería y sería enterrado en el mismo cementerio y junto a la tumba de Beethoven.

La Autopsia

La autopsia fue realizada al día siguiente en el domicilio del compositor. Fue llevada a cabo por un patólogo, el Dr.  Johannes Wagner, asistido por el médico que había atendido a Beethoven, el Dr. Andreas Wawruch.

La autopsia mostró un hígado pequeño y duro con numerosos nódulos y un bazo aumentado de tamaño. Estos hallazgos permitieron hacer el diagnóstico de cirrosis hepática. El páncreas era mayor de lo habitual y endurecido. Los riñones tenían varios cálculos. Los nervios auditivos finos y de consistencia blanda. Por el contrario, los nervios faciales eran notablemente grandes.

Las Enfermedades de Beethoven.

No tenemos demasiada información fidedigna de la salud general de Beethoven. Al parecer padeció de viruela de niño, enfermedad que dejó marcas profundas en su cara. La madre murió de tuberculosis y el compositor siempre temió haberse contagiado. Con frecuencia miraba su pañuelo después de toser por si veía sangre, pero parece que no sufrió esta enfermedad. Los problemas intestinales fueron una constante a lo largo de su vida: dolores abdominales intensos (que él llamaba cólicos) e intensas diarreas que le debilitaban de forma notable. A causa de estos problemas digestivos tiene que pasar varios meses en cama en la primavera de 1816. La posibilidad de haber contraído una sífilis se menciona por varios autores, pero nunca fue confirmada. Sufría de episodios depresivos, que entonces de llamaba melancolía. Fue muy intenso el episodio de 1813. Sabemos que Beethoven era miope y además en 1823 tuvo una conjuntivitis aguda y los médicos le prohibieron leer y escribir durante varias semanas. Sufrió diversos problemas respiratorios como frecuentes catarros en incluso una pulmonía (de nuevo miedo a padecer una tuberculosis).

 

La Sordera.

Los datos de que disponemos no permiten hacer un diagnóstico cierto sobre el tipo de sordera que padeció Beethoven y mucho menos de sus causas.

En el verano de 1796, su amigo Gerhard Breuning relata un proceso de enfriamiento por haberse refrescado la cabeza Beethoven con abundante agua muy fría para combatir el intenso calor. Este episodio coincide aproximadamente con la época cuando el compositor empezó a quejarse de su pérdida auditiva. Simplemente una hipótesis.

Su amigo, el Dr. Wegeler siempre relacionó la sordera con sus problemas digestivos. A lo largo de los años siguientes a la muerte de Beethoven, diversos especialistas han intentado explicar la causa de su sordera. Son diagnósticos poco fiables, aunque bien intencionados pues no han llegado hasta nosotros datos concluyentes pues en la época del compositor los conocimientos médicos sobre la sordera eran muy limitados. Pero los especialistas modernos no han resistido la tentación de opinar sobre un caso tan notorio.

Apoyándose en la opinión del Dr. Wegeler, hay quien ha sostenido que una fiebre tifoidea causó una lesión del nervio acústico (neuritis acústica) que condujese a la sordera. De nuevo aparece la sífilis como posible causa, pero hoy parece definitivamente descartada. Una enfermedad autoinmune o una sarcoidosis también han sido causas consideradas

MONUMENTO DE BEETHOVEN EN BONN

por alnos autores. La tuberculosis también se ha mencionado ya que la madre de Beethoven murió a causa de esta enfermedad no puede descartase algún nivel de contagio. En tiempos más recientes se ha mencionado la posibilidad de una intoxicación crónica de mercurio o plomo, tal vez recordando que otro sordo ilustre, Francisco de Goya, posiblemente fue víctima del plomo que en su tiempo contenían en gran cantidad las pinturas que utilizaba.

Que Remedios se Usaron.

Como es lógico Beethoven y sus médicos utilizaron todos los remedios disponibles en aquellos tiempos. Se recomendaron baños de agua tibia en el Danubio. Baños termales en diversos balnearios. Aceite de almendras en los oídos. Diversos emplastos de hierbas sobre el abdomen. Vejigatorios en los brazos, que le causaron mucho dolor. Uno de sus médicos le recomendó beber vino de Hungría. Beethoven incluso pensó en la galvanoterapia de la que se hablaba en aquellos tiempos. Pero ningún tratamiento dio resultado.

Beethoven no tuvo más remedio que utilizar trompetillas acústicas de formas y tamaños variables. El constructor de pianos Streicher, le fabricó un doble pabellón adaptado al piano para aumentar su volumen sonoro. Pero ninguno de estos remedios fue práctico. En sus últimos años, Beethoven se ayudaba de una varilla de madera, una de cuyas extremidades se clocaba sobre la caja del piano mientras Beethoven sostenía el otro extremo con los dientes. Así podía notar las vibraciones del piano y sus cambios y hacerse una idea de cómo podía sonar.

 

El Pelo de Beethoven

En 1994 la casa de subastas Sotheby de Londres anuncia que pone en subasta un estuche que contiene un mechón del cabello de Beethoven. Sotheby garantizaba su autenticidad. Sabemos que en aquellos tiempos era frecuente usar mechones de pelo de algún ser querido o admirado como recuerdo.  En el caso de Beethoven parecen bien documentados el obtenido por Amalie Sebald en el balneario de Teplice y el obtenido por Johanna Beethoven en el lecho mortuorio y entregado al compositor Huttenbrenner.

Pero el mechón que subastaba Sotheby tenía otro origen. Según parece, cuando el compositor Hummel acude a casa de Beethoven nada más morir éste, va acompañado por un joven discípulo llamado Ferdinand Hiller. Hiller pidió permiso para obtener un mechón del pelo de Beethoven y le fue concedido. Es posible que más visitantes obtuviesen ese tipo de recuerdos. Años después en 1838 Hiller aprovecha un viaje a París para encargar a un artesano la construcción de un pequeño estuche de madera para contener el pelo de Beethoven. Hiller muere en 1885 a los 73 años de edad y el estuche pasa a su hijo Paul. En 1911 Paul hace reparar y mejorar este estuche por un artesano de Colonia, y aprovecha la ocasión para incluir un pequeño papel con los detalles del arreglo. Aquí se pierde, de momento, la pista de este estuche.

En 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, muchos judíos alemanes (los Hiller eran Judíos) huyen a Dinamarca con la intención de pasar a Suecia donde estarían seguros. Es entonces cuando un médico danés, el Dr. Key Fremming, anuncia que tiene el estuche porque se lo ha dado uno de los fugitivos judíos a quien había ayudado. Fueron los herederos de este médico los que acudieron a Sotheby para subastar el estuche con el pelo de Beethoven.

La subasta se celebra el 1 d diciembre de 1994 y el estuche es adjudicado a unos compradores de los Estados Unidos por la cantidad de 3.600 libras esterlinas.

Los compradores eran Ira Brilliant y Alfredo Guevara, ambos residentes en el estado de Arizona. Brilliant, judío hijo de inmigrantes rusos, era un acaudalado promotor inmobiliario y gran admirador de Beethoven. Había dedicado gran cantidad de dinero en adquirir objetos

MUSEO DE BEETHOVEN EN LA UNVERSDAD DE SAN JOSE EN CALIFORNIA

relacionados con el compositor, como cartas, manuscritos y primeras ediciones de las partituras de Beethoven. Brilliant llegó a tener más de 70 de estas partituras. Toda su colección la donó al departamento de música de la San Jose State University de California donde se creó el Centro Ira Brilliant de Estudios de Beethoven. El otro comprador, el Dr. Guevara, era un especialista en urología, también gran aficionado a la música de Beethoven, que contribuyó a financiar la compra del estuche.

El destino final de este estuche con el pelo de Beethoven era la San Jose State University como el resto de la colección de Ira Brilliant. Pero antes de enviarlo a su destino final. Se obtuvo un pequeño fragmento del pelo para analizarlo. El resultado fue sorprendente, pues el pelo de Beethoven tenía una gran concentración de plomo, más de cien veces que el contenido en los controles.

Conclusión

Los resultados obtenidos en el examen del pelo de Beethoven podrían indicar que la intoxicación por plomo (conocida como saturnismo o plumbismo), podrá ser la causa de su sordera. Recordemos el caso del pintor Francisco de Goya cuya sordera se ha relacionado con el plomo contenido en las pinturas que utilizaba. Además, la intoxicación por plomo también explicaría los cólicos abdominales, los vómitos, las diarreas, cuadro clínico bien conocido en los casos de saturnismo.

Este diagnóstico, por sugerente que parezca, hay que tomarlo con cierta prudencia. En primer lugar, por el tiempo transcurrido que podría haber alterado los aspectos químicos del pelo. En segundo lugar, por la dificultad de asegurar la procedencia del pelo pues un viaje de varios siglos, pasando por numerosos propietarios hace imposible descartar alguna desviación. Y en tercer lugar, porque alguno de los problemas de salud, podrían explicarse por otras causas. Recordemos que en la autopsia de Beethoven se encontraron cálculos en los riñones, que podían haber sido causa de sus cólicos.

 

Para realizar este artículo, nos hemos ayudado de los siguientes textos:

Romain Rolland. Vida de Beethoven. Editorial Maxtor. Valladolid 2018.

Bernard Fauconnier. Ludwig van Beethoven. Editorial El Ateneo. Buenos Aires 2014.

Russell Martin. Beethoven´s Hair. Broadway Books. Random House. New York, 2000.

 

 

 

 

 

 

 

 

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