René Descartes (1596 -1650) es la figura decisiva del paso de una época a otra. Supone el paso de la mente medieval a la modernidad.
Su extensa obra incluye l filosofía, las matemáticas, la geometría analítica, la óptica, la física e incluso la meteorología. Escribió sobre todo en latín, como era habitual en los científicos de aquel tiempo pero también usó el francés ocasionalmente. No vamos a entrar en la discusión de la obra filosófica de Descartes pues nuestros lectores pueden encontrarlo en otros textos mejor documentados.
Su obra mas conocida es el Discurso del Método. Método que supone encontrar el fundamento de las ciencias mediante la aplicación de un método similar a las matemáticas. Quiere abarcar todo el saber conocido, la metafísica, la física, la antropología y la moral. Escribió generalmente en latín como era habitual en su tiempo, pero también utilizó el francés en ocasiones. No vamos a entrar en el estudio de la obra detallada de Descartes, pues nuestros lectores pueden encontrarlo en otros textos más autorizados. Aquí nos vamos a limitar a comentar los puntos en los que el pensamiento del filósofo conectan con la medicina.
El Dilema de la res cogitans y la res extensa.
Es conocida la famosa sentencia de Descartes en la que se basa su búsqueda de la verdad sin posible error: cogito ergo sum, pienso luego existo. Si pienso es que existo. Desde aquí desarrolla el concepto de sujeto pensante, res cogitans, cuya naturaleza consiste en pensar y que para existir no necesita ni depende de ninguna cosa material. Por lo tanto este yo pensante, que Descartes identifica con, el espíritu, el alma, existe por si mismo, no necesita al cuerpo, existiría aunque el cuerpo no existiese.
Pero la realidad es que existen cosas materiales, cuerpos, objetos. Su naturaleza, dice Descartes, es la extensión porque las reconocemos por su tamaño, su longitud,anchura y profundidad. A estas cosas materiales les llama res extensa.
El Punto de Unión.
Aquí surge un problema. Si tanto la res cogitans como la res extensa existen sin necesidad la una de la otra, la evidencia muestra que funcionan al unísono, Descartes lo denomina unión sustancial . El espíritu, el pensamiento, envía órdenes que ejecuta el cuerpo y el cuerpo tiene reacciones que el espíritu capta. ¿Como resolver este problema filosófico? Descartes busca y encuentra un lugar que considera adecuado. Un punto en el centro del cerebro, la glándula pineal. Descartes los escoge porque está en el cerebro, porque es el único órgano impar que encuentra y por no tener función conocida. En la glándula pineal se ha de alojar el alma, punto en el que el alma y el cuerpo pueden accionarse mutuamente.
La Glándula Pineal.
Se trata de una pequeña estructura, situada en la linea media del cerebro, bajo el borde posterior del cuerpo calloso. Pesa apenas 120 miligramos y mide de 5 a 9 milímetros de longitud, de 3 a 6 milímetros de altura y de 3 a 5 milímetros de grosor. Su función era desconocida hasta que en 1958 se descubre que elabora una sustancia hormonal llamada melatonina cuya liberación se produce bajo el influjo de la luz ambiente. Se la relaciona con el ciclo circadiano y con la regulación y los trastornos del sueño.
Descartes y la Medicina.
Durante años Descartes intenta elaborar una medicina fundada en demostraciones infalibles, basada en las matemáticas, que nos libraría de las enfermedades y prolongaría nuestra vida. Pero finalmente tuvo que desistir por no encontrar la solución. En lugar de encontrar el medio de conservar la vida, dijo, he encontrado algo más fácil y seguro: no temer a la muerte.
René Descartes murió en Estocolmo en 1650. Se había trasladado a esta ciudad invitado por la reina Cristina de Suecia para enseñar y desarrollar sus ideas en la Corte, cosa que hizo con bastante éxito. Pero Descartes, cuya naturaleza era más bien enfermiza, no pudo resistir los rigores del invierno sueco. No había manera de calentar sus habitaciones. Contrajo una pulmonía que le llevaría a la muerte cuando no había trascurrido un año desde su llegada a este país. No nos ha quedado constancia de que se enfrentase a la muerte sin temerla como había proclamado.
Para escribir este artículo, nos hemos ayudado de los siguientes textos:
Víctor Sanz Santacruz. De Descartes a Kant. Historia de la Filosofía Moderna. Ediciones de la Universidad de Navarra. Barañain (Navarra) 2005.
René Descartes. El Discurso del Método. Edicomunicación, S.A. Barcelona 1998.
Julián Marías. Historia de la Filosofía. Editorial Revista de Occidente. Madrid 1958.
Harrison. Principles of Internal Medicine. McGrau – Hill Inc. 1974.
Henry Gray. Anatomy of the Human Body. Ed. Lea & Febiger. Philadelphia, 1971.