Interpretar acertadamente la vida de cualquier hombre o mujer es harto difícil, como puede ser la lectura del Quijote o la de un drama de Shekaspeare; pero si el personaje es un hombre sabio como lo fue D. Carlos Jiménez Díaz el intento raya casi en una osadía. Lo conocí recopilando información biográfica escrita y a través de amigos médicos. Hay coincidencia en que el Dr. Jiménez Díaz es uno de los galenos españoles más sabios del siglo XX.
Su fecha de nacimiento:10 de Noviembre de 1898, año fatídico para los españoles por haber perdido España sus últimas colonias (Cuba, Puerto Rico, y Filipinas), pero también importante porque en torno a esta fecha nacieron los grandes escritores de la Generación del 98. Aunque nació en Madrid, era oriundo de Albares (en la Alcarria guadalajareña) y procedía de humilde familia campesina.
El Dr. Jiménez Díaz es un clásico de la ciencia médica por sus ambiciones teóricas e intelectuales, sus cualidades didácticas como docente y formador de médicos, por ser creador de magníficas instituciones, por su asistencia tan inteligente y humana a los enfermos, su insaciable amor y preocupación por lainvestigación científica y sus valiosas obras. Fue, sin duda, un fascinante maestro. Lo confirman, entre otros, dos célebres médicos, el Premio Nobel Dr. Severo Ochoa y, el no menos sabio, el Dr. Grande Cobián. Ambos fueron colaboradores con el Dr. Jiménez Díaz en su Instituto Médico. El primero, encargado de la dirección de la Sección de Fisiología, a quien en 1940 sustituyó el Dr. Grande Cobián; éste dijo que aunque no tuvo la suerte de ser alumno suyo, sí da fe de la gran sabiduría de D. Carlos. Nos comenta que se llenaban sus clases, a las que asistían no solo sus alumnos, sino también numerosos profesionales de la medicina. Destacaban de él la brillantez de sus lecciones y la abrumadora información bibliográfica. Le admiraban por la precisión de sus diagnósticos y sus extensos y profundos conocimientos científicos.
¿Quién puede dudar del talento del Dr. Jiménez Díaz, si a los 21 años ya era Doctor en Medicina y a los 26 Catedrático? Primeramente ejerció como catedrático de Clínica médica en la Universidad de Sevilla y a los dos años volvió a opositar para la cátedra de Patología en Madrid. Tuvo desde joven sumo interés por adquirir una sólida formación científica, por ello amplió estudios de medicina en Alemania.
Creó también lo que el llamaba la razón de su vida, o sea, un Instituto de Investigaciones Médicas. Éste empieza a funcionar en 1935, pero con la Guerra Civil todo quedó destruido. Durante esos años el Dr. Jiménez Díaz se exilia en París; da conferencias en Europa y escribe. Regresa a España, junto con su hermano Mariano – Gobernador Civil en Córdoba en 1933-. Viven en San Sebastián, donde dirigió un hospital. Terminada la guerra regresa a Madrid.
El 13 de Febrero de 1940 renacía la Fundación. Con ella colaboran médicos tan famosos como Ochoa, Grande, Barreda, Castro, Arjona, Miñón, Vivanco, Villasante, Parra, Ales, Paniagua, Morales, Albert, Hernández y Merchante.
El 1 de Enero de 1955 se inauguró en Madrid la Clínica de la Concepción, con 120 camas y un grupo muy selecto de médicos. A este sitio se trasladó el Instituto. La ilusión de Don Carlos se hizo realidad, o sea, unir en el mismo centro la investigación y la clínica. Se ensayan allí nuevas técnicas, nuevos métodos de diagnóstico, de investigación o terapéutica. En esta clínica se hicieron los primeros transplantes de riñón y una operación a corazón abierto con la circulación extracorpórea; se realizaron los primeros cateterismos cardíacos por punción transauricular y más tarde la enseñanza de posgraduados.
En 1963 la Fundación Jiménez Díaz engloba el Instituto, la Clínica y la Asociación Protectora de la Cátedra de su fundador.
La Clínica de la Concepción ( nombre de su esposa) ha sido y es uno de los centros sanitarios mejores de Madrid y de España; en ella se han celebrado congresos internacionales. Allí funciona una Escuela de Posgraduados y otra de Enfermeras. La Fundación Jiménez Díaz es líder en Europa. Sus profesionales cubren todas las especialidades médicas.
En 1965 Don Carlos sufrió un grave accidente de carretera; a pesar de ello y apoyado en su muleta continuó incansable su labor, pero sólo dos años, porque el 19 de Mayo de 1967 el sabio médico, que tantas vidas había salvado, moría súbitamente, mientras estaba trabajando en su clínica. Le sucedió en la dirección de la Fundación el Dr. Eloy López García.
Don Carlos Jiménez Díaz, tan admirado no sólo en España sino también en el extranjero por sus grandes conocimientos, sus libros, sus numerosas conferencias, artículos y su enorme sabiduría recibió en vida la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio; fue académico de número en la Nacional de Medicina y de honor en otras academias; Doctor Honoris Causa por las universidades de Navarra y de Coimbra; miembro fundador de la sociedad Internacional de Medicina Interna; Premio Juan March; Medalla Sanli, etc.
Su clínica se convirtió en 1970 en Hospital Universitario, integrado en la Universidad Autónoma madrileña y desde 2003 la fundación Jiménez Díaz se incorporó a Capio Sanidad, grupo líder en España, presente también en siete países europeos.
En toda esta enumeración de instituciones no podemos olvidar la Fundación Conchita Rábago; ésta nació en 1969 “con el objetivo de preservar la memoria y la obra de Don Carlos a través del fomento de la investigación biomédica prestando su apoyo a la Fundación Jiménez Díaz”.
Su mujer con el apoyo de sus sobrinos los Doctores Gregorio de Rábago, Pedro de Rábago y Mariano Jiménez y el asesoramiento de Severo Ochoa, Santiago Grisolia, y Alberto Sols decidió crear la Fundación Conchita Rábago, que lleva su nombre y apellido. Con ella han colaborado a través de simposios y conferencias grandes científicos entre ellos varios Premios Nobel. Su ayuda a través de becas a investigadores y médicos ha sido importante.
“El motor principal de la marcha del Instituto, fue, sin duda, el ejemplo que nos daba Don Carlos con su entusiasmo y su ilimitada capacidad de trabajo”. Este testimonio del Doctor Grande Cobián me recuerda lo que dice Víctor Hugo en su obra Los Miserables: “Solo viven aquellos que luchan”; y es que desde que se deja de luchar la vida ya no tiene sabor. En definitiva, es saber ser lo que uno es y hacer aquello de que es capaz. Bonito eslogan para encontrar como el
Doctor Jiménez Díaz la felicidad de la vida.
Fui alumno del Dr. Jiménez Díaz durante los cursos de Médica I y Médica II (1965-66 y 1966-67) y los recuerdo con la ilusión y la suerte de haber tenido un Profesor tan brillante, que me trasmitió la satisfacción y la vocación de esta profesión, con la que he disfrutado como cirujano infantil hasta mi jubilación . Sobre todo, ayudando a los demás con esta profesión tan preciosa.