EL DOCTOR LOMBROSO Y EL CRIMINAL NATO

 

 

QUIEN FUE

Ezechia Marco Lombroso nace en la ciudad italiana de Verona en 1835 en una familia judía. Aunque su familia se inclinaba porque estudiase derecho, Lombroso se decidió por la medicina, iniciando sus estudios en la Universidad de Pavia, completando su formación en Padua y Viena. Se doctora en medicina en la Universidad de Pavia en 1858 con una tesis sobre el cretinismo.

Al acabar la carrera ingresa en el ejército como médico militar, participando en la guerra contra Austría. Posteriormente se inclinaría por la psiquiatría, especialidad que le llevaría a interesarse por la antropología y más adelante por la criminología. En 1871 es nombrado director del manicomio de Pesaro y en 1876 accede a la Cátedra de Psiquiatría, Medicina Legal y Antropología de la Universidad de Turin, en la que permanecería hasta el final de sus días.

En 1864 publica un libro titulado Genio y Locura y en 1876 El Hombre Delincuente. En 1880, junto a sus colaboradores Enrico Ferri y Garofalo, funda la revista Psicología y Antropología Criminal. En estos años produce numerosas publicaciones sobre antropología y criminología.

El Doctor Lombroso, que había cambiado su nombre a Cesare Lombroso, tal vez para disimular su origen judío, fallece en Turin en 1909.

LOS COMIENZOS

La primer idea le viene en 1864 cuando era médico militar. Le llamó la atención la diferencia que había entre dos tipos de soldados. El primero era un soldado disciplinado y cumplidor. El segundo era un soldado agresivo y, en palabras de Lombroso, vicioso, lleno de tatuajes muchos de ellos con contenido obsceno.

La segunda idea viene cuando ya está estudiando psiquiatría en 1866. Comienza a tomar medidas antropométricas de los cráneos de los asilados en un manicomio. Llega a la conclusión de que entre los asilados hay verdaderos enfermos mentales desde el punto de vista médico pero otros están ingresados por haber cometido delitos atribuidos a su locura. Llega a la conclusión de que el derecho penal no diferencia a aquellos delincuentes con una tendencia criminal de los que son realmente locos.

Comienza a estudiar a los criminales ingresados en distintas prisiones. En esta situación es llamado para realizar la autopsia de un conocido criminal,llamado Vilella, uno de los delincuentes más agresivos, que tuvo en jaque a la policía durante años y que presumía públicamente de sus atrocidades. Cuando estudia su cráneo encuentra ciertos cambios, como la presencia de una fovea occipital y el aumento de tamaño del vermis (la zona central que separa ambos hemisferios del cerebelo), Estos hallazgos son similares a las estructuras normales de algunos animales inferiores como los roedores y las aves.

EL CRIMINAL NATO. LA TEORIA DEL ATAVISMO

Sigue con el estudio de los cráneos de criminales convictos. Encuentra en muchos de ellos rasgos que le llaman la atención por coincidir en muchos casos: mandíbulas grandes, dientes caninos muy desarrollados órbitas oculares también de gran tamaño, arcos superciliares muy marcados, orejas muy separadas del cráneo, poca sensibilidad al dolor y visión muy aguda. En cuanto a su comportamiento, eran habituales el sadismo, el llevar al extremo sus crímenes mutilando a sus víctimas, desgarrando los miembros e incluso bebiendo su sangre. Un nuevo caso, el del criminal Vernezi, que además tenía tendencias caníbales, le terminó de convencer. Estos criminales tenían la ferocidad que las bestias salvajes muestran con sus presas.

Para Lombroso, la conclusión era clara. El criminal era un ser atávico, es decir que en el proceso de evolución de los animales hacia formas superiores, la evolución se había detenido antes de llegar a completarse. El criminal era un ser intermedio entra las bestias y el hombre. Y era posible identificarlos por sus rasgos incluso antes de que cometieran un delito.

Es preciso recordar que Charles Darwin había publicado su obra El Origen de las Especies en 1856 por lo que las ideas evolucionistas ya eran conocidas aunque no aceptadas por todos. Sin duda Lombroso conocía la obra de Darwin y bajo su influencia desarrolló la idea de que había seres humanos que se habían mantenido en un estado intermedio entre el animal y el hombre, seres que mantenían rasgos de comportamiento que correspondían a animales feroces.

UN INVESTIGADOR INCANSABLE

Lombroso fue un trabajador infatigable. Sus conclusiones, aunque en la actualidad no sean aceptadas en su totalidad, están basadas en un gran número de observaciones. A lo largo de su vida como investigador realizó 400 autopsias de criminales, estudió directamente a más de 6000 delincuentes vivos y a más de 25000 reclusos en distintas cárceles de Europa. Se interesó por los aspectos biológicos, antropológicos y sociales del delito. Cuando en 1876 publica El Hombre Delincuente, la repercusión en los medios jurídicos y penales de Europa y América fue enorme. Puede decirse que con esta obra se inicia la ciencia de la criminología moderna y su influencia en las distintas leyes penales y la organización de las prisiones fue indudable.

Sus investigaciones le llegaron a identificar en las distintas prisiones la presencia de enfermos mentales que no eran conscientes de sus delitos. Hasta el 15% de estos pesos eran enfermos mentales que no deberían estar en la cárcel sino en otras instituciones. También identificó a los que llamó locos morales, individuos antisociales, sin conciencia moral, que hoy catalogamos como psicópatas. Llegó a la conclusión, hoy no aceptada, de que los individuos epilépticos tenían una propensión a delinquir, y que existía una forma larvada de epilepsia, no clínicamente evidente, que también inclinaba al delito. Asimismo describió los aspectos diferenciales de las mujeres y los niños delincuentes.

Hoy las ideas de Lombroso sobre la criminalidad humana han sido debidamente matizadas y algunas de sus tesis completamente desechadas. Pero su influencia ha sido importante. Así en el Tratado de Anatomía de L. Testut, texto habitual entre los estudiantes de medicina del siglo XX, todavía se menciona y discute, en el estudio del pabellón auditivo humano, la presencia de tubérculo de Darwin, hallazgo habitual el las orejas de los simios y que según Lombroso aparecía en los criminales humanos como muestra de su atavismo.

LO QUE QUEDA

Hoy está totalmente rechazada la tesis de Lombroso de que el delincuente es un ser atávico resultado de la evolución incompleta que resulta en un ser intermedio entre el animal y el humano y de que este atavismo predisponía (nunca se habló de predestinación sino de predisposición) al crimen. Tampoco se sostiene su idea de que la epilepsia conduce al delito. Pero justo es decir que alguno de sus hallazgos permanecen y son plenamente aceptados por los especialistas actuales, como es la identificación de los enfermos mentales como causante de delitos de los que no son conscientes y por lo tanto tampoco son responsables. También identificó al delincuente asocial que hoy llamamos psicópata, figura que está plenamente aceptada por el derecho penal actual. Sus estudios llevaron a la creación de centros de asilo y educación de menores huérfanos y en estado de exclusión social para evitar que entren en el mundo de la delincuencia. Asimismo estudió las situaciones sociales relacionadas con la criminalidad como la falta al acceso a la educación, el hacinamiento en viviendas inadecuadas o los problemas asociados a la inmigración mal controlada.

Es justo reconocer que Cesareo Lombroso, médico, psiquiatra y antropólogo, fue el primero en estudiar al delincuente desde el punto de vista biológico, psicológico, social y cultural y que con sus aciertos y errores puso la base de la criminolgía científica. Cesareo Lombroso es reconocido universalmente hoy en día como el padre de la Criminología Moderna.

Para la redacción de este artículo nos hemos ayudado de las siguientes referencias:

Gina Lombroso. Criminal Man. Fabio Di Benedetto editor, 2015.

El Atlas Criminal de Lombroso. Editorial Maxtor. Valladolid 2006

L. Testut. Tratado de Anatomía Humana. Tomo Tercero. Editorial Salvat. Barcelona 1922.

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