El Dr. Charles B. Huggins nació en Halifax, Nueva Escocia (Canadá) pero pasó toda su vida profesional en los Estados Unidos. Estudió la carrera de medicina en la Universidad de Harvard y posteriormente se formó como urólogo en la Universidad de Michigan. De allí pasó a la Universidad de Chicago donde transcurrió el resto de su vida profesional.
Aunque su dedicación preferente fue la urología, especialmente en lo referente al cáncer de la próstata, también fue un reconocido investigador en los campos de la fisiología y la endocrinología. Es en este contexto multidisciplinar en el que descubre la relación entre el cáncer de próstata y la hormona masculina. La testosterona estimulaba este cáncer y su supresión lo detenía. Este hallazgo, trasladado a la clínica, dio lugar a su famosa publicación del año 1941, en la revista Cancer Research, en la que exponía que la supresión de la hormona masculina (entonces mediante la extirpación de los testículos, hoy mediante la castración química) producía una regresión espectacular del cáncer de próstata. Exte principio se mantiene hoy en día en vigor y sigue siendo el tratamiento no quirúrgico más utilizado (con sus consabidas variantes) en la actualidad.
Este descubrimiento le valió al Dr. Huggins el Premio Nobel de Medicina del año 1966. El premio le fue otorgado junto al Dr. Peyton Rous por sus investigaciones sobre sobre virus y cáncer.
Es cierto que otro urólogo, el médico alemán Dr. Werner Forssmann, recibió el Premio Nobel en el año 1956. Pero aunque el Dr. Forssmann ejerció la urología clínica, uno de sus intereses al inicio de su carrera fue la cardiología, siendo el primer médico en realizar un cateterismo cardiaco que, por cierto, se realizó a si mismo. El Premio Nobel le fue concedido por este avance cardiológico y no por su actividad en el campo de la urología.
Por lo tanto, podemos decir que el único urólogo, hasta la fecha, en recibir el Premio Nobel por su trabajo en urología, ha sido el Dr. Charles B. Huggins (1901-1997).