EL INSTITUTO SALK. EL LEGADO DE UN COLOSO

En 1955 el Dr. Jonas Salk no sabía qué hacer, hacia donde dirigir su carrera de investigador.  En 1943 había conseguido elaborar la primera vacuna eficaz contra la gripe y en 1955 había conseguido desarrollar la primera vacuna  contra la poliomielitis con la que se pudo erradicar esta terrible enfermedad en todo el mundo occidental. El Dr. Jonas salk era una celebridad, conocido en el mundo entero pero tal vez había llegado a la cima de sus posibilidades como investigador.  Y solo tenía 41 años de edad. Evidentemente necesitaba un nuevo proyecto para sentirse útil para la humanidad.

UN NUEVO PROYECTO.

Parece que fue en 1959 cuando Jonas Salk, después de descartar otras ideas,  por fin supo lo que quería hacer.  En la Universidad de Cambridge tuvo la oportunidad de escuchar una conferencia del físico y escritor Charles Percy Snow titulada “Las Dos Culturas”.  La tesis de Snow era que existían dos comunidades, la científica y la humanista,  que se hacían las mismas preguntas sobre el mundo y la vida, pero que no tenían relación entre ellas.  Más tarde Snow precisó esta tesis en un libro titulado “Las Dos Culturas y la Revolución Científica”.  Salk aceptó inmediatamente esta idea: construiría un centro donde investigadores de la ciencia y humanistas conviviesen e intercambiasen ideas y experiencias para que los nuevos descubrimientos científicos tuvieran una relación directa con las necesidades de la sociedad.

ANTECEDENTES Y PRINCIPIOS

Jonas Salk ya tenía un proyecto o al menos una idea de proyecto. Pero no tenía el dinero para llevarlo a cabo ni los posibles colaboradores, los científicos y los humanistas, para llenar el futuro Instituto.  Muchos de los futuros colaboradores vivían en Europa, como Crick y Bronowski en Gran Bretaña y Monod, Lennar y Cohn en Paris.

En medio de todas estas dudas, Salk conoce a Leo Szilard en 1959. Szilard era un físico nacido en Hungría de etnia judía. Huyendo del nazismo se traslada e Gran Bretaña donde trabaja en la Universidad de Cambridge y posteriormente emigra a los Estados Unidos. Szilard había desarrollado la reacción nuclear controlada y fue uno de los miembros de la Operación Manhattan que llevaría a la construcción de la bomba atómica. Horrorizado por los efectos de la bomba, decide cambiar su actividad al mundo de la biología. Pero lo fundamental es que Szilard había trabajado en el periodo de entre guerras en Berlín, en el Kaiser Wilhelm Institute. Este centro de investigación colaboraba con la Universidad pero era administrativamente independiente, tomando las decisiones sobre programas de investigación y contratación de personal al margen de los criterios burocráticos de la Universidad.  En estos años, 1920 y siguientes, Berlín era la meca de la física y la química. Max Plank habís sido galardonado con el Nobel de física en 1918. Max von Laue fue Nobel de física en 1914. Fritz Haber, Nobel de química en 1918. James Frank, Nobel de física en 1925.  Y sobre todo, Albert Einstein que era el director del Kaiser  Wilhelm Institute y premio Nobel de física en 1921. Conocer esta experiencia por boca de Leo Szilard permitió a Salk organizar sus ideas. Su futuro Instituto de Investigación sería una entidad independiente de la Universidad, con completa autonomía del mundo académico oficial, dedicado a la investigación y sin obligarse a la docencia.

Pero también tenía un ejemplo en los Estaos Unidos. Por las mismas fechas conoce a Robert Oppenheimer, conocido como el padre de la Bomba Atómica.  Oppenhimer había trabajado en el Departamento de Física de la Universidad de California en Berkeley para después marchar a la Universidad de Princeton en Nueva Jersey y colaborar con el Instituto de Estudios Avanzados de dicha Universidad.  Aquí terminó trabajando Albert Einstein cuando emigró a los Estados Unidos huyendo del nazismo. Se trataba de un Instituto dedicado a la investigación, independiente administrativa y financieramente de la Universidad.  Una idea muy parecida a la del Kaiser Wilhelm Instutute, pero adaptado a los Estados Unidos.  Jonas Salk se afianzaba en su idea sobre lo que debería ser su fututo Instituto.

Otro encuentro fundamental fue con Jaob Bronowski. Nacido en Polonia en 1908 (entonces Polonia era parte de la Rusia zarista) su familia emigró a Gran Bretaña donde Jacob obtuvo su doctorado de matemáticas en Cambridge.  Pero Jacob Bronowski también escribía poesía y libros de divulgación científica. En este sentido colaboró  con el biólogo Julian Huxley y el filósofo Alfred Ayer en varios programas de la televisión británica. En 1953 Bronowski  es invitado a dar tres conferencias en la Universidad de Harvard y esas conferencias son publicadas en forma de libro titulado “Ciencia y Valores Humanos”.  Por fin Jonas Salk sabía que había encontrado el humanista que necesitaba para su proyecto, cuando conoció a Bronowski en Londres en 1960. Apuntalaba su idea inicial de las dos culturas que le fue sugerida por Charles Snow en su conferencia en Cambridge en 1959.

CONCRETANDO LA IDEA

El proyecto se llamaría Instituto de Estudios Biológicos (no llevaría el nombre de Salk). Sería una institución científica, independiente de la universidad, autónoma administrativa y financieramente,  dedicada a la investigación básica de la biología. No habría docencia oficial y no se emitirían títulos académicos.  Los científicos podrían ser miembros permanentes, con dedicación exclusiva y residiendo en el propio Instituto, o miembros asociados que residirían en el Instituto durante unos meses y regresarían a sus Centros de origen.  Otros miembros serían humanistas que convivirían con los científicos y buscarían los nexos de unión entre ciencia y sociedad.

Ya solo quedaba buscar una localización para construir el Instituto, buscar al arquitecto idóneo y, sobre todo, buscar financiación. Porque hasta este momento, El Instituto de Estudios Biológicos era solo una idea sin nada detrás.

LOCALIZACION Y ARQUITECTO

Inicialmente hubo ciertas dudas sobre donde localizar el Instituto.  Inicialmente se pensó en Pittsburg en cuya Universidad Jonas Salk había trabajado tantos años, pero la idea no llegó a fructificar. Gustó más la posibilidad de situar el Instituto en la zona de San Francisco, concretamente junto a la Universidad de Stanford. De hecho Salk visita Stanford en 1959 pero parece difícil que esta Universidad aceptase un Instituto totalmente independiente de sus autoridades académicas. De nuevo apareció el ya mencionado Leo Szilard que sugirió la localización en La Jolla, un suburbio de la ciudad de San Diego en el sur de California.  En La Jolla había terreno disponible, una localización excelente junto al mar. En La Jolla ya estaba instalada una  división de General Dinamics, la Scripps Clinic y el Instituto Oceanográfico. También estaba previsto instalar en La Jolla una sección de la Universidad de San Diego. Además el alcalde de San Diego,  Charles Dail, tenía secuelas de una poliomielitis padecida de niño y era un gran admirador de Jonas Salk. Charles Dail hizo todo lo posible para que la Corporación de San Diego aprobase la cesión de este terreno para instalar el Instituto de Estudios Biológicos. Salk quedó encantado con esta localización, en un alto con unas vistas magníficas frente al mar.

El arquitecto elegido fue Louis Kahn. Nacido en 1901 en Estonia, entonces parte del imperio ruso, emigró mu joven a los Estados Unidos. Estudió arquitectura en la Universidad de Pennsylvania. Kahn se hizo un prestigio como constructor de edificios monumentales pero confortables y bien iluminados con luz natural. Sus dos obras más recientes, la Galería de Arte de la Universidad de Yale y los laboratorios de investigación de la Universidad de Pennsylvania llamaron la atención de Jonas Salk, que no dudó en contratarle. El proyecto de Kahn para el Instituto comprendía tres edificios, uno para contener los laboratorios de investigación, otro para salas de reuniones y seminarios y el tercero para residencia de los investigadores. Como suele ser habitual, las obras se retrasan. Comienzan en 1962 y en 1966 los edificios están casi completados. Todavía quedan cosas por terminar pero ya es posible instalar los laboratorios y comenzar a trabajar. Mientras tanto los investigadores habían utilizado las instalaciones de la Universidad de San Diego, que gentilmente había cedido parte de sus instalaciones de forma temporal.

 

LOS CIENTIFICOS

La idea fundamental de Jonas Salk para su Instituto era el de reunir bajo el mismo techo a científicos ya reconocidos mundialmente para comenzar desde un principio al más alto nivel. Y comienzan los contactos. Ya hemos mencionado como en una estancia en Gran Bretaña tuvo contacto con Jacob Bronowski, matemático y escritor y gran entusiasta del proyecto. Leo Szilard, ya mencionado, también fue de los primeros en incorporarse a la idea del Salk.Szilard había trabajado en el departamento de física del Kaiser Wilhelm Institute de Berlín a las órdenes de Einstein y posteriormente desarrolló la reacción nuclear en cadena y participó en el proyecto Manhattan de donde saldría la primera bomba atómica. Impresionado por los efectos devastadores de la energía nuclear, abandonó la física y dedico los últimos años de su vida a trabajar en proyectos de bioquímica.  Francis Crick, quue en el laboratorio Cavendish de la Universidad de Cambridge desveló la estructura helicoidal del ADN por lo que recibió el premio Nobel. Jacques Monod, bioquímico del Instituto Pasteur de París, fue uno de los científicos no residentes pero que pasó largas temporadas en el Instituto Salk. Fue galardonado con el premio Nobel de medicina y bioquímica por su descubrimiento del ARN mensajero, estructura fundamental para la transmisión genética.  Otro de los colaboradores iniciales fue Renato Dulbecco que trabajaba en el Instituto de Tecnología de California (Caltech), especialista en virología oncológica por lo que también obtuvo un Premio Nobel.  Seymour Benzer,  el primero en realizar un mapa genético.  Edwin Lennox, de la Universidad de Nueva York, investigador de la formación de anticuerpos. Melvin Cohn, bioquímico de la Universidad de Nueva York que pasó cinco años con Monod en el Instituto Pasteur de Paris y que finalmente se dedicó a estudiar los mecanismos genéticos de la síntesis de proteínas.  No queremos hacer la lista muy larga pero no podemos dejar de mencionar a Leslie Orgel, bioquímico inglés que estudiaba los mecanismos químicos que llevaron a la aparición de la vida en la tierra. Salvador Luria, microbiólogo de Harvard,  premio Nobel por determinar la estructura  genética de los virus. Algo más tarde, en 1969, se incorpora Roger Guillemin, médico y fisiólogo de origen francés pero que trabajó en la Universidad Baylor de Houston. Descubrió el mecanismo hormonal originado en el hipotálamo y que actuaba sobre la producción de hormonas por la hipófisis. También sería galardonado con el premio Nobel.

Baste esta breve lista de científicos, todos en la primera línea de la investigación básica, muchos de ellos galardonados con el Premio Nobel de fisiología y medicina, que colaboraron desde el primer momento con la idea de Jonas Salk.  Nunca antes en la historia de la medicina se han juntado bajo el mismo techo a un grupo tan notable de investigadores.

Se establece el Council for Biology of Human Affairs, dirigido por Jacob Bronowski, que sería la plataforma de unión entre ciencia y humanismo.  Otros proyectos son un Instituto de Biología y Etica, Biología del Comportamiento y el Aprendizaje y  Biología en la Cultura contemporánea. Además, Leo Szilard traslada al Instituto su colección de libros antiguos para que puedan ser consultados por todos los colaboradores.  En sus seminarios participan otros colaboradores, como el filósofo de la ciencia Karl Popper. También reciben la visita de Severo Ochoa, también premio Nobel por su trabajo con el ácido ribo nucleico.

LOS PROBLEMAS FINANCIEROS

Jonas Salk no era un buen administrador y el Instituto tuvo problemas financieros desde sus inicios. Los gastos eran enormes, entre otros motivos porque a los investigadores se les prometieron elevados salarios de por vida, sin fecha de jubilación y con todos los gastos cubiertos, tanto de residencia como de personal y medios de investigación.

Salk recurrió a su amigo Basil O´Connor que era el presidente de la Fundación Nacional de la Parálisis Infantil que había financiado todo el proyecto de investigación de la vacuna contra la poliomielitis.  La Fundación otorgó 4 millones de dólares para hacer arrancar el proyecto y comprometió un millón al año durante diez años para su mantenimiento. Pero no fue suficiente. Había sido relativamente fácil obtener donaciones de personas altruistas y grandes empresas cuando se trataba de luchar contra una terrible enfermedad como la poliomielitis. Pero no era lo mismo conseguir donaciones para un instituto de investigación básica sin una finalidad a corto plazo que interesara al gran público. O ´Connor decide cambiar el nombre de Instituto de Estudios Biológicos a Instituto Salk para utilizar el nombre de un investigador muy conocido y al que la gente consideraba un héroe. Pero no fue suficiente.

Ante estas dificultades financieras, en 1969 se decide contratar un gestor con experiencia. El nombramiento recae en Augustus Kinzel que había sido vicepresidente de la unidad de investigación de Unión Carbide.  Kinzel decide apartar a Jonas Salk de todas sus responsabilidades administrativas de modo que Salk ya es un investigador más sin ningún poder ejecutivo. Los esfuerzos para conseguir más aportaciones económicas no dan demasiado resultado. Se acude a algunas celebridades de Hollywood como Burt Lancaster, Dean Martin, Andy Williams y Henry Mancini pero aun así los problemas financieros no se superan.

En 1968 Kinzel renuncia y el nombramiento de nuevo director ejecutivo recae en Joseph Slater, director de la fundación Ford y hombre con buenas conexiones con la industria americana e internacional. Había participado en la distribución de dinero americano para la reconstrucción de Europa al finalizar la segunda guerra mundial lo que le permitió conocer a gente de la política y las finanzas.  Fue un buen administrador pero no llegó a congeniar con los científicos del Instituto y finalmente abandonó su puesto en La Jolla para marchar al Instituto Aspen.

Se contrata un nuevo  director ejecutivo, Frederic De Hoffmann.  De Hoffmann había nacido en Viena y muy joven tuvo que abandonar su país ante el avance del nazismo. De Hoffmann era judío. Doctorado en física por la Universidad de Harvard fue parte de General Atomics para el uso pacífico de la energía nuclear.  De Hoffman es un trabajador incansable que dedica las 24 horas del día a su trabajo. No le importa dirigirse a cualquier miembro del Instituto,  ya fuese científico o administrativo, a cualquier hora del día o de la noche incluyendo días festivos y fines de semana. Se había impuesto la misión de sacar adelante las finanzas del Instituto y lo consiguió. Para ello llevó a cabo recortes importantes en los gastos, incluyendo los salarios y cantidad de personal.  Obligó a los científicos a financiar sus proyectos acudiendo a las ayudas del NIH, que era el organismo estatal que distribuía fondos para la investigación. Los científicos ya no podían esperar que la financiación llegase del propio Instituto y se vieron obligados a presentar proyectos para obtener fondos del NIH. El propio Salk se vio obligado a solicitar estas ayudas, que generalmente fueron rechazadas pues sus línea de investigación eran obsoletas. Salk era ya un científico del montón rodeado por investigadores punteros que no tenían problemas para financiar sus proyectos.

El precio de consolidad las finanzas fue el de desechar la rama humanista del Instituto, pues no era posible financiarla. El Council for Biology of Human Affairsfue desmantelado. Los otros proyectos en esta línea no llegaron a iniciarse. La biblioteca aportada por Leo Szilard fue malvendida a la muerte de este.  El Instituto Salk estaba salvado, pero solo como centro de investigación biológica. Jonas Salk fue depuesto de todas sus funciones ejecutivas y administrativas y recibió el nombramiento de Director Fundador. Se le asignó de por vida un generoso salario.

HASTA HOY

En 1980 Frederic De Hoffmann presenta al patronato del Instituto Salk sus resultados. La financiación está resuelta y el futuro está asegurado. De Hoffann es un administrador muy eficiente que ha conseguido el apoyo de sociedades filantrópicas, de multinacionales, ha negociado contratos con el gobierno de los Estados Unidos y ha establecido una corporación con ánimo de lucro para rentabilizar los trabajos del Instituto. En este momento, el Instituto Salk cuenta con 128 científicos trabajando en diversas áreas y como institución puede compararse con el Instituto Rockefeller, Princeton o el instituto Pasteur.

En 1984, al cumplir los 70 años de edad, Jonas Salk es jubilado y deja de trabajar en su laboratorio. Su idea inicial de un Instituto en el que los investigadores nunca se jubilarían, se ha desvanecido.  Y tiene que abandonar su Obra.

En el año 2012 el Instituto Salk tiene 850 investigadores, entre residentes y visitantes.  Por sus laboratorios han pasado muchos galardonados con el premio Nobel y más de la mitad de sus miembros pertenecen a la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos.

Cuando Jonas Salk muere en 1995, lejos quedan lejos quedan los años en que puso tanto trabajo e ilusión para crear un instituto de investigación donde científicos y humanistas pudiesen trabajar juntos. Fue injustamente apartado de su gran obra, el Instituto Salk, que no habría existido si no fuese porque un día, un visionario armado de una idea y sin ningún dinero, sin más recursos que su ilusión y su trabajo, consiguió que una idea se hiciese realidad.  Realidad que ha superado todas sus previsiones.

 

Para realizar este trabajo, nos hemos apoyado en los siguientes textos:

Suzanne Bourgeois. Genesis of the Salk Instirute.  University of California Press. Berkeley 2013.

Charlotte DeCroes Jacobs. Jonas Salk, A Life. Oxford University Press,  2018.

 

 

 

 

 

 

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