El milagro de San Cosme y San Damian. Una mirada médica al «milagro de la piena negra».

La mirada médica al cuadro de Rincón “El Milagro de los Santos Médicos Cosme y Damián” (Museo Nacional del Prado, Madrid) es cautivadora. Antonio J. Onieva en la Nueva Guía Completa del Museo del Prado destaca solo una escueta y escéptica reseña sobre la biografía del pintor Fernando del Rincón Figueroa (1421-1525). Se sabe que a fines del siglo XV pintaba en Guadalajara, donde probablemente nació, y que fue pintor de la corte de Fernando el Católico. En el cuadro de Rincón vemos una sorprendente curación: dos médicos, Cosme y Damián, sustituyen la pierna gangrenada de un enfermo por la de un negro que acaba de morir.
Breve Semblanza de los hermanos mellizos médicos Cosme y Damián.

Pedro García Barreno, cirujano académico e ilustrado (De Calderón y cibercirugía, discurso de ingreso en la RAE, 2006) detalla que Cosme y Damián nacieron hacia mediados del siglo III en Egea, una ciudad de Cilicia, en Asia Menor hoy Turquía. Educados en la fe cristiana se instruyeron como médicos en Siria y ejercieron la medicina de forma desinteresada, uniendo a su ciencia el prodigio de sus milagros. José María Montes, en su enciclopédico libro Los Santos en la Historia (2008) escribe: “Curaban las más graves enfermedades, tanto por caridad divina como por la ciencia médica. Cuando un enfermo los llamaba, le hacían la señal de la cruz y advertían sobre el poder absoluto de Dios y finalmente aplicaban el remedio dependiendo del mal”.
Durante a persecución de los cristianos por Diocleciano en el año 303, Cosme y Damián fueron denunciados por el prefecto Lisias y tuvieron martirio por decapitación en Alepo (Siria), la vieja ciudad que hoy es escenario de la guerra entre los rebeldes sirios y e gobierno de Bachar el Asad.
El Milagro de la Pierna Negra.

Según detalla García Barreno, “El Milagro de la Pierna Negra” se recoge en un catálogo de santos y mártires (Legenda Aurea, de Vorágine, 1230-1298). En el cuadro de Rincón, los hermanos Cosme y Damián, amputan la pierna al cadáver de un joven etíope, de raza negra, que había sido sepultado unas horas antes en el cementerio de San Pedro en Vincoli y procedieron a sustituir la pierna gangrenada del diácono Justiniano, sacristán de la Gran Basílica. Alejandro Aris, cirujano cardiovascular, considera (Medicina en la Pintura, 2002) que “El Milagro de la Pierna Negra” es el primer trasplante de órganos entre dos seres humanos y para García Barreno es el “primer” alotrasplante del que se tiene noticia documentada.
Sin duda es el primer caso de trasplante de extremidades entre dos seres humanos, más de 1700 años antes que el Dr. Cavadas hiciera realidad esta premonición pictórica.
En la visita médica al cuadro de Rincón ¿Cómo no recordar la novela de Mary Shelley “Frankenstein o el Moderno Prometeo” (1818)? El naturalista, o el estudiante de filosofía, según el médico polaco Szczckilk, Víctor Frankenstein componía cuerpos con extremidades y órganos recogidos de distinta procedencia en sepulturas, y dio vida al monstruo innominado. ¿Y el sueño de la eterna juventud de Voronoff, con sus transplantes o injertos de órganos animales?
Veamos otros detalles. El enfermo está dormido y tiene en su mano una planta ¿adormidera, mandrágora?, quizás en alusión a la sedación para la operación, mientras uno de los hermanos sostiene la pierna, el otro prepara un ungüento. Y ¡atención!, también vemos un segundo milagro, a la derecha aparece un hombre que expulsa por la boca una serpiente que se había tragado, probable signo de enfermedad.
Pero, ¿Qué enfermedad tenía el receptor del trasplante, el diácono Justiniano? Una gangrena en la extremidad inferior izquierda, cuyo origen se ha atribuido a un traumatismo ó lesión cutánea sobreinfectda como se advierte en el cuadro. Sin embargo comparto la opinión del reumatólogo Castillo Ojugas (Una Visita Médica al Museo del Prado, 1998) quien señala con sutileza clínica que el enfermo tiene también gangrenado el otro pie y sugiere una posible vasculitis sistémica.
Me voy de la sala del museo con una inquietante duda: ¿tendrá el diácono una tromboangeitis obliterante o enfermedad de Buerguer?
Un detalle. No puedo revisitar el cuadro, está en los sótanos o almacenes del Museo del Prado. Otro desasosiego: ¿habrá tenido el diácono un rechazo inmunológico o étnico social?
El Dr. Javier Barbado es Jefe de Sección y Tutor de Docencia en el Hospital Universitario La Paz de Madrid.

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