Erasmo de Roterdam ha sido el humanista cristiano más importante del siglo XVI. La mayor parte de su obra está orientada a la teología, que Erasmo quiso modificar y poner al día. Esta dedicación fue causa de numerosos conflictos con las autoridades eclesiásticas de la época, autoridades muy ancladas en la tradición más conservadora. Eran tiempos de la Reforma Protestante y de las guerras de religión por lo que cualquier posicionamiento teológico era peligroso. Tan peligroso que muchos humanistas y reformadores pagaron sus ideas con la vida. Así Jan Hus, el reformador Checo, murió en la hoguera, Savonarola y Miguel Servet también en la hoguera, Tomás Munzer martirizado y decapitado, Tomás Moro y John Fisher decapitados y Zwinglio muerto en la batalla de Kappel contra los católicos. No era un ambiente para ambigüedades y el muy ambiguo Erasmo de Roterdam no lo tuvo fácil. No lo tuvo fácil, entre otras cosas por los grandes sufrimientos que le causaron sus enfermedades.
SU ORIGEN
Erasmo nace en 1466 aunque esta fecha probablemente es solo aproximada. Nace en la ciudad holandesa de Roterdam aunque algunos biógrafos le hacen nacer en Gouda, ciudad próxima a Roterdam. En cualquier caso Erasmo firmaba con el nombre de Desiderius Erasmus Roterodamus por lo que generalmente se acepta Roterdam como su ciudad de nacimiento.
Erasmo fue el hijo ilegítimo de un sacerdote y de una joven hija de un médico local. Este origen pesó mucho en la conciencia de Erasmo. No fue hasta 1517 cuando una bula del Papa le otorga la absolución de su ilegítimo origen lo que termina con esta pesadilla que le atormentaba desde su juventud.
SU EDUCACION. MONJE AGUSTINO
Pero, a pesar de todo, sus padres se preocuparon por su educación. Acude a la escuela en Deventer primero y en Herzogenbusch después. Pero la madre muere pronto, seguramente de la peste, y su padre también fallece poco después. Queda en manos de unos tutores y como remedio para su supervivencia y educación en 1487 ingresa en el convento de los Agustinos de Steyn. Toma los votos monásticos en 1488 y es ordenado sacerdote por el obispo de Utrech en 1492.
Poco después abandona el monasterio a requerimiento del obispo de Cambrai que tenía previsto viajar a Roma y necesitaba un secretario con buenos conocimientos de latín. Erasmo había provechado muy bien su estancia en el monasterio y había estudiado hasta conseguir un alto conocimiento del latín. El latín sería fundamental en la vida y la obra de Erasmo.
El viaje a Roma fue suspendido y Erasmo debía regresar al monasterio, cosa que no deseaba. Consiguió del obispo un permiso y un estipendio, muy escaso por cierto, para ir a la universidad de París para doctorarse en teología. Erasmo, que estaba en un momento intelectual que desarrollaba sus incipientes ideas sobre la teología, no se adaptó a las enseñanzas clásicas y escolásticas de la universidad y abandona París sin doctorarse. Tendría que esperar hasta 1506, durante uno de sus viajes a Italia, cuando se doctoró en teología en la universidad de Turín.
Erasmo nunca volverá al monasterio a pesar de los requerimientos del prior para que regresara. El Papa León X le dispensó de los votos. No tenía que vestir el hábito de los monjes agustinos. No tenía que participar en las ceremonias eclesiásticas ni que decir misa. Gracias a un dictamen médico fue dispensado de cumplir la abstinencia.
ERASMO, GRAN HUMANISTA Y GRAN TEÓLOGO
La actividad de Erasmo como teólogo fue inmensa, consiguiendo un gran prestigio en toda Europa. No vamos a entrar en el estudio en detalle de su obra ya que esta información pueden encontrarla nuestros lectores en las referencias al final de este artículo. Solo mencionaremos las obras que más marcaron su vida. En este sentido es importante destacar que Erasmo fue un gran latinista, que su dominio del latín clásico fue generalmente reconocido. Toda su obra la escribió en latín. Debemos destacar su traducción del Nuevo Testamento, acudiendo a los documentos más primitivos (ir a las fuentes era importante, decía Erasmo) escritos en griego. Para ello Erasmo dedicó tres años a estudiar el griego para a continuación
traducirlo al latín. Hasta entonces la traducción latina de las Sagradas Escrituras era la de San Jerónimo, la llamada Vulgata Latina. Pero Erasmo corrigió muchos de los errores de traducción de la Vulgata lo que no gustó a los más tradicionalistas que consideraban la obra de San Jerónimo como la edición definitiva. Por esta y otras obras los teólogos franciscanos, dominicos y agustinos serían para siempre enemigos de Erasmo. Estamos hablando de 1516
Solo de paso diremos que desde 1514, en la universidad de Alcalá de Henares y bajo la dirección del cardenal Jiménez de Cisneros, se estaba haciendo una nueva traducción de las sagradas escrituras del griego y del hebreo. Sería conocida como Biblia Políglota (hebreo, griego y latín) pero que no sería publicada hasta 1521. Muchos años después, cuando Erasmo era muy mayor, el cardenal Cisneros le ofreció la posibilidad de trasladarse a Alcalá como profesor, pero Erasmo ya era muy viejo y enfermo y no se veía en condiciones de hacer este viaje.
PROBLEMAS CON ROMA. AMBIGÜEDAD CON EL PROTESTANTISMO
Pero los problemas más importantes de Erasmo con la Iglesia de Roma provienen de sus ideas sobre la reforma de la Iglesia Católica que en ciertos aspectos coincidían con el protestantismo. Está en contra de dar tanta importancia a los ritos y a la abstinencia, que considera herencia del judaísmo. No aprueba la adoración de las reliquias y tiene sus reservas sobre la adoración de los santos. Las peregrinaciones son simple superstición. El número de las festividades religiosas es excesivo, más de cien al año en aquellos tiempos. Está en contra de celibato obligatorio para los eclesiásticos (tal vez se acordaba de su padre). La eucaristía tiene un componente espiritual, de unión de la comunidad cristiana, no da tanta importancia a la discusión sobre la transubstanciación. También pone en duda la confesión secreta de los pecados. Enemigo declarado de las tasas e impuestos eclesiásticos (no queda más remedio que recordar el origen del protestantismo contra las famosas indulgencias). En definitiva, Erasmo quería eliminar todo aquello que es superfluo en la religión católica.
ERASMO Y LUTERO. ¿ERASMO LUTERANO?
Erasmo era varios años mayor que Lutero y nunca llegaron a conocerse personalmente pero si se comunicaron por carta o a través de conocidos comunes. Al principio a Erasmo no le parecía mal la actitud de Lutero. Ambos estaban contra la teología tradicional, exigían la renovación de la Iglesia y denunciaban los abusos que ésta cometía. Cuando Lutero proclama sus 95 tesis, momento en el que comienza la ruptura, Erasmo las juzga positivamente pero teme que la cosa termine en una revuelta. Recomienda prudencia y no ofender al Papa. Todavía en abril de 1519 Erasmo, en una carta al elector Federico de Sajonia, protector de Lutero, le informa de las dificultades con los teólogos tradicionales pero no considera que Lutero sea un hereje. Finalmente, la bula papal Exsurge Domine condena oficialmente las doctrinas de Lutero con lo que la ruptura es total. A Erasmo esta bula le parece el colmo de la insensatez.
Erasmo solo quería ser un simple espectador de la tragedia que arrasaba a Europa. No quería tomar partido pero no era posible. En el seno de la Iglesia Católica más conservadora, Erasmo era un protestante. Lutero había bebido en las fuentes de Erasmo. Erasmo puso el huevo y Lutero lo incubó. En España, el teólogo de Alcalá Diego López de Zúñiga consideraba que Erasmo era abiertamente protestante. En París y Lovaina también le atacaron con fiereza. Si Erasmo no escribe contra Lutero es que es luterano. Otro teólogo español, Juan Luis Vives declara que en general, en la Europa de su tiempo Erasmo es considerado un luterano.
LA POLÉMICA DEL LIBRE ALBEDRÍO
Pero Erasmo siempre se mantuvo dentro de la Iglesia Católica Romana. Su interés era renovar la Iglesia, pero siempre desde dentro. Poco a poco sus diferencias con Lutero fueron aclarándose. En 1524 se produce la llamada controversia del libre albedrío. Lutero niega el libre albedrío en el hombre, que solo por la fe puede salvarse. Las obras del hombre no tienen valor. Erasmo combate enérgicamente este principio fundamental del luteranismo, con abundantes argumentos filosóficos y teológicos. Se apoya en las Sagradas Escrituras y en los Padres de la Iglesia. La magnanimidad de Dios no tiene sentido si las obras buenas y malas tienen el mismo valor. Esta actitud reconcilia, al menos en parte, a Erasmo con la Iglesia de Roma. Aun así, el término erasmista aplicado a sus seguidores, tenía un sentido negativo, un tufo a luteranismo. En cualquier caso, al final de su vida Erasmo era un personaje famoso y admirado dentro de la Iglesia, hasta el punto de que le es ofrecido el cardenalato al que iban asociadas importantes rentas. Erasmo, que toda su vida fue un hombre sencillo, siempre bordeando la miseria económica, renunció a esta prebenda.
LA MENOR DE SUS OBRAS Y POR LA QUE ES MAS RECORDADO. ELOGIO DE LA LOCURA
La obra de Erasmo fue inmensa desde el punto de vista teológico, obra que influyó a los teólogos de los siguientes siglos. Toda esta obra hoy es poco consultada y permanece en las bibliotecas a disposición de los eruditos. Pero Erasmo también escribió para el gran público con mucho éxito. Su Enquiridón o manual del caballero cristiano conoció numerosas ediciones. También escribe una obra Sobre el Matrimonio Cristiano, dedicado a la española Catalina de Aragón reina de Inglaterra. Pero, sin duda, la obra de Erasmo que más éxito tuvo y que todavía hoy en día sigue editándose y leyendo, es el Elogio de la Locura.
Es interesante, por no decir curioso, que aunque Erasmo dedicó muchos años a escribir algunos de sus textos, como por ejemplo su traducción del Nuevo Testamento, su obra más conocida y perdurable la escribió en diez días para dedicársela a su amigo el humanista inglés Tomás Moro.
Ideada durante un aburrido viaje a través de los Alpes para dirigirse a Francia e Inglaterra desde Italia en 1508, la primera edición sale de la imprenta en París en 1511. En vida de Erasmo se publicaron 36
ediciones que salieron de 25 imprentas distintas. Erasmo la corrigió en 7 ocasiones. Muchas de estas ediciones seguramente no fueron autorizadas y contuvieron algunos errores. Hoy en día se sigue el texto de Clarence Miller, de Ámsterdam y Oxford, de 1979 (si, de mil novecientos setenta y nueve) lo que claramente nos muestra la extraordinaria difusión de esta obra. Solo señalar que su título en latín (Erasmo siempre escribió en latín) es Laus Stultitiae que algunos han traducido al idioma español como Elogio de la Estupidez. Pero es con el nombre de Elogio de la Locura con el que todo el mundo conoce esta obra. El propio Erasmo era consciente de que se trataba de una obra menor y no dudó en calificarla como una frivolidad impropia de un buen teólogo.
En cualquier caso, aunque Erasmo siempre se mantuvo dentro de la disciplina de la Iglesia Romana, prácticamente toda su obra fue incluida en el Índice romano de los libros prohibidos.
ERASMO COMO PERSONA
Erasmo era un hombre de constitución física débil. De talla menuda, cabeza pequeña, piel delicada (algún biógrafo la describe como enfermiza y amarillenta) que lo largo de los años fue llenándose de arrugas “como un pergamino gris y quebradizo”. El cabello fino y rubio que con el tiempo derivó en una calvicie. Fue retratado en varias ocasiones por uno de los más célebres pintores de su época, Hans Holbein, y en estos retratos aparece más favorecido, mejor de lo que se podría esperar por la descripción que hacen sus contemporáneos. Eso sí, la cabeza siempre cubierta por un bonete que ocultaba su calvicie. Y siempre con un libro en las manos.
SU ESTILO DE VIDA. MANIATICO DE LA HIGIENE
Su vida personal era sencilla. Muy obsesionado por la higiene, detestaba todo lo que estuviese sucio tanto en los enseres domésticos como en su cuidado personal. Evitaba los malos olores pues, además de molestarle, pensaba que era causa de enfermedades. Daba un rodeo para no tener que pasar por calles sucias y mal olientes. Evitaba las hospederías llenas de gente, temía la respiración próxima en el confesionario, pensaba que el agua bendita de la pila bautismal podía estar infectada. Necesitaba el aire limpio pero evitaba el frío y las corrientes de aire. Hacía algún ejercicio moderado para mantenerse en forma y necesitaba un buen descanso durante la noche aunque solo necesitaba dormir tres o cuatro horas. Si despertaba a deshora ya no podía volver a conciliar el sueño. Eso sí, la ropa de cama tenía que estar muy limpia.
SU ALIMENTACION
Su alimentación también era simple. Tenía una gran aversión a comer pescado que sustituía por la carne de pollo que en aquellos tiempos no se consideraba carne propiamente dicha y no estaba incluida en la abstinencia. Abstinencia de la que no era partidario (la consideraba un residuo judío), y que era incompatible con su naturaleza por lo que consiguió una dispensa para no tener que cumplirla. Apreciaba la buena mesa, solo cuando podía permitírselo o cuando era invitado. Eso sí, disfrutaba del buen vino de Borgoña a diario y no dejaba de notar si lo habían adulterado o cambiado por otro.
SU MALA SALUD. EL MIEDO A LA PESTE
Su salud nunca fue buena. Su miedo a la enfermedad le convirtió en un neurasténico o incluso en un hipocondriaco. Pero en general sus enfermedades eran las corrientes en aquella época. Algunos problemas de estómago, el reuma y la gota. Solo una enfermedad importante, los cálculos de riñón que le causaron grandes y frecuentes dolores durante toda su vida. Como era muy sensible al frío utilizaba buena vestimenta de abrigo. Ningún clima le parece bueno y, en parte por ello, cambió de residencia muchas veces. Algunos cambios los hizo huyendo de la peste, que arrasaba Europa. Tenía terror a la peste que se propagaba de país a país. Apenas conoce que esta enfermedad se acerca, cambia de residencia dominado por el pánico aunque para ello tenga que dejar atrás ofertas y rentas. Le parece absurdo que un contagio fortuito fruto del azar pudiera causarle la muerte. Reconoce que “tiembla con solo oír el nombre de la muerte”.
Otros cambios de residencia fueron generalmente debidos a compromisos con diversos humanistas, instituciones o a la impresión de sus libros. París, Lovaina, Basilea, Friburgo, Venecia, Turín, Roma, Londres e incluso, brevemente, Oxford fueron sus lugares donde llegó a vivir.
LOS CÁLCULOS DE RIÑÓN. DOLORES PARA TODA LA VIDA
La enfermedad que no le abandonó nunca y que le causó frecuentes e intensos dolores fueron los cálculos de riñón. Sus biógrafos apenas los mencionan de paso y solo cuando le obligaban a suspender sus actividades. La enormidad de su oba teológica ha ocupado el interés de los historiadores. Para obtener información sobre su problema renal tenemos que revisar su abundante correspondencia. Erasmo escribió literalmente cientos de cartas, a veces escribía diez al día. Y es en estas cartas en las que menciona sus problemas de salud a sus corresponsales. Lo que sus historiadores no nos cuentan nos lo cuenta directamente el propio Erasmo.
Es interesante la carta que Erasmo escribe al célebre médico y alquimista Paracelso en 1527. Erasmo llevaba muchos años sufriendo dolores a causa de los cálculos de riñón pero es en esta carta y en esta fecha tan tardía en que Erasmo le da las gracias por haber sido quien encontró la causa de sus dolores, los cálculos de riñón. Cálculos formados, según Paracelso, por la cristalización de las sales en el riñón. Erasmo le da las gracias por sus consejos médicos y le pregunta si tiene nuevos remedios con los que tratar esta enfermedad. Al mismo tiempo le advierte que seguramente no tendrá los medios suficientes para pagar sus honorarios.
Parece ser que el primer cólico nefrítico lo sufrió en 1507 en Venecia, a donde había acudido a la imprenta del conocido impresor Aldus Manutius para imprimir la traducción de dos dramas de Eurípides. Todavía no conocía el diagnóstico y achacó el episodio al tipo de alimentación que tomaba en esta ciudad.
En 1508 Erasmo escribe su Elogio de la Locura dedicado su amigo el humanista inglés Tomás Moro. Erasmo acude a Inglaterra en 1509 y permanecerá en este país hasta 1514.Se encuentra muy a gusto en Inglaterra. Tiene la oportunidad de dictar unas clases en la universidad de Oxford sobre teología y griego. Cuando estaba todavía escribiendo el Elogio, tal vez durante su viaje, sufre un fuerte ataque de dolor que parece ser que se atribuyó a una ciática. El dolor de ciática y el de un cólico nefrítico no siempre son fáciles de distinguir por lo que dejamos en duda el verdadero diagnóstico. En 1514, cuando estaba a punto de dejar Inglaterra, sufre otro ataque renal. Erasmo achaca este ataque a la mala calidad del vino, que no era su estimado Borgoña, y dice que casi le cuesta la vida. En algún momento compara su sufrimiento con el martirio de San Sebastián que murió atado a una columna y atravesado por las flechas. Pero, añade Erasmo, San Sebastián se murió y terminaron sus sufrimientos, y los míos no terminan nunca.
Es también de 1514, una carta que envía a Servatius Roger, el prior del monasterio agustino de Steyn, que insistía una vez más que Erasmo regresara al monasterio. Erasmo justifica su negativa con distintos argumentos. El principal de ellos era que desde hacía muchos años sufría de piedras de riñón y que para su tratamiento necesitaba una dieta alimenticia que no podía seguir en el convento.
EL CALVARIO DE LOS VIAJES
En marzo de 1518 estaba en Lovaina ocupando un cargo docente en su universidad. No estaba muy cómodo en este puesto pues las propuestas teológicas de Erasmo eran demasiado avanzadas para la enseñanza muy clásica que se impartía allí. En una carta dirigida a su amigo Tomás Moro le dice que quiere marchar a Basilea para imprimir la traducción del Nuevo Testamento en la imprenta de su buen amigo Johannes Froben. Pero su edad y mala salud, dice Erasmo, va a hacer el viaje muy incómodo.
Con las fechas de las cartas escritas y enviadas por Erasmo hay que tener ciertas reservas. En aquellos tiempos la forma de enviar una carta consistía en entregársela a alguien que fuese en esa dirección. Era fácil que la misiva pasara por varias manos hasta llegar a su destino después de un trayecto que podía durar meses. Esta advertencia la hacemos porque disponemos de una carta de Erasmo a Beatus Rhenanus, que trabajaba en Basilea en la imprenta de Froben. Esta carta está fechada en octubre de 1518 y en ella describe con bastante detalle el viaje desde la ciudad suiza de Basilea hasta Lovaina en Bélgica. Por las fechas de las cartas hemos de suponer que Erasmo había acudido a Basilea desde Lovaina tal como le había contado a Tomás Moro en la carta de marzo y que ahora estaba describiendo el viaje de vuelta de nuevo a Lovaina.
En esta carta describe con detalle el viaje y sus vicisitudes. Desde Basilea hasta Colonia se traslada en una barcaza por el rio Rin, sin grandes problemas excepto los derivados de la comida. Como era de esperar en un viaje fluvial, el alimento se componía fundamentalmente de pescado, sobre todo carpa y anguila. Erasmo repudiaba el pescado y llegó a provocarse el vómito para deshacerse de esta comida. En Colonia contrata un carruaje para continuar el viaje. Viaje que fue muy accidentado, por el frío, la lluvia y el incómodo traqueteo del vehículo por aquellos caminos. Al llegar a la ciudad de Maastricht se encontraba mal, con grandes dolores (inaguantables en palabras de Erasmo) en la zona de los riñones, que podemos interpretar como de origen muscular y no renal propiamente dicho.
CONSULTA CON LOS MÉDICOS
Cuando por fin llega a Lovaina solicita la visita de un médico que prescribe la aplicación de cataplasmas a la zona dolorosa y masajes con aceite de rosas. El masaje, realizado por un asistente, fue tal vez demasiado vigoroso para la fina piel de Erasmo y se produjo unas pequeñas úlceras. El médico, temeroso de que estas úlceras fuesen una manifestación de la peste, que amenazaba la ciudad, se negó a seguir tratando a Erasmo por miedo al contagio. El viaje no había transcurrido por zonas infectadas por lo que Erasmo llamó
a otro médico en consulta, médico que también sospechó de que las úlceras podían ser producidas por la peste. De nuevo se llama a un tercer médico que, por fin, considera que esta lesiones nada tenían que ver con la peste, pero por si acaso no volvió para la consulta final. Erasmo, que nunca tuvo mucha confianza en los médicos, prescinde de ellos y dice que su único médico es Cristo.
NO DEJA DE VIAJAR. DE LOVAINA A BASILEA, DE BASILEA A FRIBURGO Y DE NUEVO A BASILEA
En 1521 abandona Lovaina, donde se encontraba enemistado con los teólogos más conservadores y se traslada de nuevo a Basilea, ciudad donde permanecerá hasta 1529. Son años en los que alcanza un gran notoriedad como teólogo, años de la controversia con Lutero sobre el libre albedrío. Pero Basilea cada vez se inclina más hacia las tesis de la Reforma. En 1928 se encuentra en un estado de casi guerra civil. El Ayuntamiento expulsa de sus escaños a todos los católicos. En febrero de 1529 se prohíben las ceremonias católicas, se retiran las imágenes de las iglesias, los conventos son cerrados y la Universidad suspendida. Basilea era ciudad estandarte del protestantismo. Erasmo no tiene más remedio que abandonar la ciudad y en abril marcha a Friburgo, ciudad plenamente católica.
En Friburgo es muy bien recibido y aunque Erasmo consideraba esta estancia como algo temporal, se encontraba seguro y bien tratado y con su economía, tal vez por primera vez en su vida, muy mejorada hasta el punto de que decide comprarse una casa. Pero sigue atormentado por su dolorosa enfermedad, en palabras del propio Erasmo.
En 1535 el movimiento protestante en Basilea se había calmado bastante y Erasmo se atreve a regresar para completar las ediciones del Eclesiastés y de los Adagios en la imprenta de Froben. No podía sospechar que este sería su último viaje. Se encuentra enfermo y en otra de sus cartas dice que su vida ha sido larga pero que si restamos el tiempo que ha pasado luchando contra la fiebre, los cálculos y la gota, no ha vivido tanto.
LOS ÚLTIMOS AÑOS
Los últimos años fueron muy duros. En sus cartas recuerda que sus mejores amigos han muerto. Estoy solo, dice. Casi no puede levantarse de la cama, cualquier nimiedad le molesta. Hasta una pequeña brisa le molesta. Lo único que puede hacer es leer. Es entonces cuando rechaza el nombramiento de cardenal que le ofreció el Papa Paulo III. Todos los días espera la muerte para que cesen los terribles dolores y sufrimientos.
Fallece en la noche del 11 al 12 de julio de 1536 a los 70 años de edad. En su agonía rezó sus oraciones en latín. Pero sus últimas palabras las dijo en holandés: Amo a Dios.
Fue enterrado en la catedral de Basilea. Asistieron al entierro los profesores y los estudiantes de la Universidad así como la corporación municipal en pleno. Oswald Myconius, el jefe de la Iglesia Evangélica de Basilea, pronunció una oración fúnebre.
Para realizar este artículo nos hemos ayudado de las siguientes referencias:
- Huizinga. Erasmus of Rotterdam. Phaidon Press. London 1952
Stefan Zweig. Erasmo de Roterdam. Triunfo y Tragedia de un Humanista. Editorial Planeta. Colección Austral. Barcelona 2023.
Cornelis Augustijn. Erasmo de Roterdam. Vida y Obra. Editorial Crítica. Barcelona 1990.
Erasmo de Roterdam. Elogio de la Estupidez. Penguin Clásicos. Barcelona 2016.