EL AMBIENTE
La vida de Friedrich Nietzsche transcurre durante la segunda mitad del siglo XIX. Es una época en la que los avances científicos y técnicos `parece que van a poder responder a todas las dudas de la humanidad por lo que la especulación filosófica y metafísica ya no es útil. Las corrientes liberales, materialistas, socialistas y evolucionistas han llegado para cambiar la sociedad establecida. Son tiempos de cambio, de positivismo y de racionalismo. Ya no hace falta la religión ni su sucedáneo, la filosofía, para explicar el mundo.
La situación política en Europa es tensa. Muchas fronteras son inestables. Se producen la unificación de Alemania y de Italia. Tiempos de guerra franco prusiana. Tiempos en los que las ideas de ajustes de cuentas anuncian la que sería la Gran Guerra.
En este ambiente aparece la filosofía de Nietzsche que rompe con todo lo establecido. Su pensamiento es la crítica más absoluta de la religión, la filosofía, la ciencia y la moral. El camino recorrido por la humanidad desde el comienzo de la historia es equivocado. Hay que renunciar a todo lo que hasta entonces se consideraba establecido. El hombre se encuentra en una etapa intermedia hacia su verdadero destino, el superhombre.
No vamos a entrar aquí en un análisis de la filosofía de Nietzsche. Nuestros lectores pueden encontrar excelentes textos donde estudiar en profundidad lo que las ideas de nuestro personaje han supuesto para el mundo. Nosotros vamos a enfocarnos en le enfermedad mental de Nietzsche y el la posibilidad de que esta perturbación de su mente pudiera haber influido en las ideas que dejó escritas.
SU VIDA
Friedrich Nietzsche nació en la casa parroquial de Röcken cerca de la ciudad alemana de Lutzen en Sajonia. Esto sucede el 15 de octubre del año 1844. Su padre era pastor protestante y su madre, Francisca, era hija de otro pastor protestante. El ambiente familiar era estrictamente religioso. Nietzsche tiene dos hermanos, Elisabeth y José, pero este último moriría a los dos años de edad. Cuando Nietzsche tenía cinco años, su padre muere en un accidente doméstico. El resto de su infancia transcurre rodeado de mujeres: su madre Francisca, su abuela, una tía, su hermana Elisabeth y Alwina, una criada de toda la vida y que tan importante iba a ser en los últimos años de la vida del filósofo.
Su educación en la escuela primaria y en el instituto es fundamentalmente humanista. Además realiza estudios de música llegando a ser un buen pianista. A los 20 años de edad ingresa en la Universidad de Bonn para estudiar teología y filosofía así como lenguas clásicas. Posteriormente se traslada a la Universidad de Leipzig para especializarse en filología clásica, abandonando definitivamente la teología. En 1867 ha de interrumpir sus estudios para incorporarse al servicio militar obligatorio alemán, siendo destinado a un regimiento de caballería. Al completar sus obligaciones militares, Nietzsche es nombrado profesor de Filología Griega en la Universidad de Basilea, en Suiza. Posteriormente le es otorgada la cátedra de Filosofía en la misma universidad. En estos años renuncia a la nacionalidad alemana y adquiere la suiza. En Basilea conoce a Franz Overbeck, profesor de Historia Eclesiástica. Esta amistad durará toda la vida del filósofo y, como veremos más adelante, fue un gran apoyo en los peores años de la enfermedad de Nietzsche.
En 1872, todavía en la Universidad de Basilea, empieza a escribir.
LA ENFERMEDAD
Durante sus años en Basilea, la salud de Nietzsche no es buena. Alrededor de 1865 sufre de jaquecas y es tratado de meningitis y de una infección de origen sifilítico. En 1872 publica su primer trabajo, “El Nacimiento de la Tragedia en el Espíritu de la Música” y posteriormente “Ecce Homo”. Sigue publicando en los años siguientes pero su salud empeora. En 1873 comienza a sufrir de fotofobia, vómitos, vértigos y sensación de parálisis y en 1875 pide una licencia temporal en la Universidad por enfermedad. Sufre episodios, cada vez más frecuentes, de jaquecas, dolores oculares y vómitos. En 1879 pide la jubilación por enfermedad y se le asigna una pequeña pensión.
Continúa escribiendo, ahora casi siempre dictando a su amigo Peter Gast. Desde que dejó la cátedra vive en Suiza y en el norte de Italia. De hecho renuncia a la ciudadanía alemana y adquiere la suiza.
Entre 1981 y 1889 escribe el resto de sus obras, entre las que mencionaremos Aurora (“con este libro comienzo mi campaña contra la moral”), Más Allá del Bien y del Mal y Así Habló Zaratustra, tal vez su obra fundamental.
El día 3 de enero de 1889 sufre un ataque de locura en la plaza Carlos Alberto de Turín. Se abraza a un caballo para protegerle de los latigazos que le daba su dueño. Trasladado a la pensión donde vivía, en vista de su lamentable estado el posadero avisa sus allegados. Su amigo, el profesor Overbeck viaja urgentemente a Turín para recoger a Nietzsche y trasladarlo a un sanatorio de Basilea. Overbeck se hace cargo de todos los gastos del viaje en incluso paga las facturas pendientes. En el sanatorio es difícil controlar al enfermo pues su estado de locura le lleva a gritar constantemente y a enfrentarse con el personal. Los médicos hacen el siguiente diagnóstico: parálisis general progresiva. Aunque no disponemos de datos más concretos, este diagnóstico era considerado como un episodio tardío de la sífilis no tratada, ya que en aquellos tiempos no había un tratamiento efectivo para esta enfermedad.
Ante las dificultades de atender a Nietzsche a causa de su comportamiento incontrolable, su madre decide trasladarle a un sanatorio de la ciudad de Jena y finalmente le traslada a su domicilio en le ciudad de Naumburgo, donde queda instalado en 1890. La madre se niega a que su hijo sea tratado por médicos pues, mujer de intensa fe cristiana, cree que Dios pondrá remedio a esta situación. Siempre contó con la ayuda de la fiel Alwina, su criada de toda la vida.
La salud empeora. Se alternan momentos de intensa depresión con momentos de euforia e incluso violencia. Hoy tal vez hoy lo llamaríamos trastorno bipolar. Su madre, Francisca, le tiene que lavar, y darle de comer pues por sí mismo es incapaz de hacerlo. Poco a poco pierde la fuerza en las piernas y ha de moverse en una silla de ruedas. En los momentos de euforia, grita constantemente. Su madre tiene que cantar con fuerza para que los vecinos no oigan a su hijo. Como la modesta pensión de que disponen no llega a cubrir todos los gastos, Francisca alquila algunas habitaciones de la casa a diversos huéspedes. Pero estos inquilinos terminan marchándose porque no pueden soportar los gritos de Nietzsche. Aun así, no olvida la música e incluso toca el piano.
En 1897 muere la madre. Nietzsche queda a cargo de su hermana Elisabeth, que le traslada a la ciudad de Weimar, donde el filósofo fallecería el 25 de agosto de 1900.
SU LEGADO
Desde el comienzo de su locura en Turín en 1889, Nietzsche no volvió a escribir una sola línea. Pero a pesar de su aislamiento social, su obra comenzó a ser apreciada. Sus amigos, Peter Gast y sobre todo Overbeck, se hicieron cargo de la edición de sus escritos. Pero finalmente fue la hermana Elisabeth quien se hizo cargo de todos los derechos. Ovebeck intentó impedirlo pues temía que la hermana no respetase la integridad de la obra y la manipulase y alterase, como así fue. Gran parte de la obra fue publicada después de la muerte del filósofo.
Hoy la obra filosófica de Friedrich Nietzsche forma parte de la historia de la filosofía contemporánea. Pero siempre nos quedará la duda de si era la obra de un loco por la filosofía o de un filósofo loco. Porque toda su obra la escribió cuando ya su mente estaba enferma.
Para realizar este artículo nos hemos apoyado de las siguientes referencias:
Francisca Nietzsche y Franz Overbeck. Los Años de la Locura. Hermida Editores. Madrid 2018.
Carlos Flaqué. Friedrich Nietzsche. Historia y Vida. Nº 182. Mayo de 1983.