INTRODUCCION
James Joyce es uno de los escritores más discutidos del siglo XX. Aunque su obra es variada, ha sido su libro Ulises el que le ha dado más fama y el que ha sido más estudiado y criticado, tanto por el público general como por los eruditos. Es un libro de difícil lectura por el gran número de mensajes ocultos y alusiones a distintos personajes que contiene. Casi todas las personas que aparecen en la obra son gente conocida por el autor, aunque con el nombre cambiado. Su lectura no deja indiferente a nadie. Para algunos, Ulises es una obra detestable llena de groserías y obscenidades que no merece la pena molestarse en leer. Para otros, se trata de la obra más importante de la literatura europea de la primera mitad del siglo XX. Solo por esta obra James Joyce alcanzó mucha fama y algo de fortuna, ambas tardíamente.
Nosotros no vamos a entrar en las discusiones sobre la obra literaria de James Joyce, empresa que dejamos para los abundantes eruditos que se han dedicado a ello. Aquí nos vamos a centrar en el largo y complejo historial médico de Joyce, que tanto influyó en su vida personal y familiar y por lo tanto en su obra. Para no perdernos vamos, de entrada, a delimitar sus diversos lugares de residencia y las distintas enfermedades que le aquejaron.
Irlandés de nacimiento (cuando Irlanda era parte del Reino Unido), todavía joven decide auto exiliarse en busca de mejores ambientes para llevar a cabo su obra literaria. Trieste, entonces una de las ciudades más importantes del Imperio Austro Húngaro y donde nacerían sus dos hijos, Zúrich y París. Salvo por esporádicas visitas, James Joyce nunca volvería a vivir en su país natal.
En cuanto a su historial médico, motivo fundamental de este artículo, vamos a centrarlo en su excesivo consumo de alcohol, sus muy graves problemas oculares, la enfermedad de su hija Lucía de la que tanto se ocupó Joyce con verdadero amor paternal, y sus problemas digestivos inicialmente considerados como “cosa de nervios” pero que finalmente le llevarían a la muerte.
BREVE BIOGRAFIA
James Joyce nace en Rathgar, un suburbio de Dublín, el 2 de febrero de1882. Su padre, John Joyce, era un buen deportista y cazador, pero nunca hizo nada positivo como estudiante. A la temprana muerte de su padre hereda una serie de propiedades que poco a poco va vendiendo e hipotecando hasta llegara la ruina. Su madre, May Murray, era diez años más joven que su marido y pertenecía a una familia con afición y dotes para la música. El matrimonio tuvo numerosa descendencia, 4 hijos y 3 hijas. Alguien dijo que John Joyce había llenado su casa de hijos y de hipotecas. James era el segundo hijo.
En aquellos tiempos Irlanda, fervorosamente católica, formaba parte del Reino Unido, donde la religión oficial era la Iglesia Anglicana y donde las distintas denominaciones protestantes también proliferaban. Así Irlanda era una especie de hermana pobre y además católica. La relación de ambas comunidades no era buena pues los irlandeses deseaban independizarse de Inglaterra lo que no lograrían hasta 1922.
En ese ambiente, James Joyce inicia su educación en 1888 en el Clongowes Wood College, institución regida por los Jesuitas. Tras un breve intervalo en la escuela de los Hermanos Cristianos, reanuda sus estudios en el Belvedere College, también regido por a Compañía de Jesús. Los estudios universitarios los realiza en el University College de Dublín, universidad católica de menos prestigio que la protestante Trinity College también de Dublín. Estudia humanidades, sobre todo literatura inglesa, francesa e italiana, así como los idiomas francés e italiano. Para asegurarse un futuro laboral, su padre le apremió a aceptar un empleo como oficinista en la cervecería Guinness de la ciudad. Pero, sorprendentemente, en abril de 1902 decide inscribirse en la Royal University Medical School con la intención de hacerse médico. Tiene ciertos problemas especialmente con la asignatura de química y finalmente decide que esta universidad no es buena para él. De forma sorpresiva y sin ninguna razón clara, se traslada a París para estudiar la carrera de medicina en esa ciudad. Realmente lo que Joyce quería era abandonar Irlanda y marchar a Europa, donde creía tener más oportunidades para lo que en el fondo deseaba, que era dedicarse a la literatura. Tenía en mente a los escritores irlandeses Oscar Wilde, Bernard Shaw y William Yeats que decidieron marcharse de Irlanda para progresar en su carrera. En la Facultad de Medicina de París no consigue progresar, en parte por dificultades con el idioma, en parte por dificultades económicas que no le permitían pagar la matrícula y en parte porque tampoco en París pudo aprobar los exámenes de química.
Regresa a Dublín porque su madre estaba gravemente enferma y murió en agosto de 1903 de un cáncer de estómago. Un año antes, su hermano George había muerto de una peritonitis, seguramente una apendicitis perforada. James lo intenta de nuevo en la Facultad de Medicina de Dublín, pero de nuevo se atasca con la asignatura de química. Renuncia definitivamente a la medicina y prueba a trabajar como profesor en un colegio. No le gustaba y lo dejó.
Había decidido dedicarse a la literatura, quería ser escritor. Su estilo era poco convencional para la tradicional sociedad irlandesa y una serie de cuentos fueron rechazados por los editores. Es entonces cuando definitivamente decidió de que solo marchando a otro país más abierto podría desarrollarse como escritos. En 1904 había conocido a una joven que trabajaba en un hotel y se enamoró de ella. Se llamaba Nora Barnacle. Joyce había conseguido por correo, una oferta para dar clases de inglés en la academia Berlitz de Zurich y no lo dudó. Nora decidió acompañarle y comenzaron el viaje marchando a París. No habían legalizado su relación, pero esta unión fue tan sólida que duró toda la vida. Nora siempre se presentó como Nora Joyce, aunque el matrimonio no se legalizó hasta 1931.
El 9 de octubre de 1904 James y Nora Joyce viajan a París. Unos días después toman el tren para Zurich a donde llegan el 11 de octubre. Su sorpresa es que en el instituto Berlitz de Zurich no le esperaban y no tenían una plaza para él. Después de unos tensos días de espera, pueden conseguirle una plaza en el Berlitz en la cercana ciudad austriaca de Trieste. El 20 de octubre la pareja de james y Nora viajan a Trieste.
La vida en Trieste no es fácil porque los ingresos de James son escasos y las dificultades económicas son constantes. Pero en esta ciudad permanecerán hasta 1915 cuando se trasladan a Zurich. El motivo es que la Primera Guerra Mundial está en marcha. James es ciudadano británico y puede ser llamado a filas cuando Gran Bretaña entra en la guerra. Además, Trieste era ciudad austriaca lo que complicaba las cosas. En Suiza, país neutral, los Joyce se encontraban más seguros. Pero la vida en Trieste fue productiva, Pues en esta ciudad nacieron sus dos hijos, Giorgio y Lucia, y como escritor Joyce consigue editor para su primera gran obra, Dublineses, en 1906 aunque no se publicaría finalmente hasta 1914. Fue el comienzo de su consagración como escritor.
En Zurich consigue ciertos ingresos dando clases de inglés y además obtiene una beca de la Fundación de Escritores, institución británica en la que el escritor americano Ezra Pound y el irlandés William Yeats tenían buena influencia. Estos dos escritores serían valedores de Joyce durante toda su vida literaria. Gracias a estas ayudas puede dedicar tiempo a escribir la que sería su gran obra, Ulises. Pero también consigue que otra de sus obras, Retrato de un Artista Adolescente, se publique en Nueva York.
En 1920 viaja a París con la intención de acelerar la publicación de su Ulises. Lo que iba ser una estancia de unos pocos días, resultó una estancia en París durante más de 20 años. París era entonces la capital cultural de Europa. Joyce conoce en esta ciudad a escritores como Andre Gide, Paul Velery, Proust, Zola, Hemingway y Gertrude Stein. Sigue su relación con Ezra Pound, que también pasaba largas temporadas en París y que tanto le ayudó a progresar en su carrera literaria. Y, sobre todo, conoce a Sylvia Beach, propietaria de la librería Shakespeare and Company que, ante las dificultades encontradas por Joyce para publicar Ulises, se ofrece a publicarlo ella. Se firma el contrato de edición en abril de 1922 y se encarga a una imprenta de la ciudad de Dijon su realización. Es una edición en inglés que encuentra dificultades para su difusión. Ulises es prohibido en los Estados Unidos por considerarla una obra obscena e inmoral. En 1923 la censura americana ordena quemar 500 ejemplares. En Inglaterra también encuentra dificultades para su publicación por el mismo motivo.
Pero en París Joyce conoce la popularidad como escritor y mejoran sus condiciones económicas. A pesar de todo, derrocha el dinero sin límite por lo que siempre vive lleno de deudas. En cualquier caso, en 1927 se edita la versión alemana de Ulises y en 1928 la traducción francesa. También en ese año de 1928 de publica otra de sus obras fundamentales, Finnegans Wake en los Estados Unidos. En 1931 muere su padre, John Joyce, y deja a James como único heredero. Sorprendentemente todavía quedaba alguna propiedad no embargada por lo que la herencia aportó algo a la economía de su hijo.
En 1939 comienza la segunda Guerra Mundial. Los rápidos avances de las tropas alemanas hacen temer que París sea bombardeado, por lo que muchos deciden abandonar la ciudad. Los Joyce se trasladan al pueblecito de Saint-Gerard-le-Puy, cerca de la ciudad de Vichy. Pero la guerra avanza y las tropas alemanas invaden Holanda y Bélgica y también entran en Francia. Los Joyce no se sienten seguros y deciden marchar a Suiza, país neutral. Tuvieron que superar muchos obstáculos burocráticos, tanto ante las autoridades francesas como suizas, pero finalmente consiguen pasar la frontera y llegar a Zúrich el 14 de diciembre de 1940. Esta sería la etapa final de su peregrinaje.
SU HISTORIAL MEDICO
Afición al Alcohol
El padre de James, John Joyce, tenía épocas en las que bebía abundantemente por lo que fue recriminado frecuentemente por su familia. Por lo tanto, para James el alcohol era familiar. Sus primeros contactos con la bebida a lo grande, tienen lugar en 1903 a su regreso de sus estudios en París. Con un grupo de amigos bebe frecuentemente hasta llegar a emborracharse en varias ocasiones. Se aficiona al vino de Canarias que era algo caro por lo que se pasa al vino del país y a la cerveza local, la Guinness, que era más barata. En ocasiones tuvo que ser rescatado por su hermano Stanislaus para poder regresar a casa.
Recién llegado a Trieste, tal vez apesadumbrado por las dificultades económicas y la decepción sobre las posibilidades de encontrar trabajo bien remunerado, James vuelve beber sobre todo por las noches. Su esposa, Nora, nunca sabía a que hora volvería a casa. En una ocasión, alarmada por la tardanza, pidió a un amigo que fuera a buscarle. Le encontró completamente borracho tirado en una cloaca. A lo largo de su prolongada estancia en Trieste, había épocas en que el mayor gasto de la familia era el alcohol de James, casi siempre vino blanco. El vino tinto no le gustaba y no era aficionado a las bebidas de alta graduación.
Ya en Zurích, frecuentaba los ambientes literarios y de nuevo bebía intensamente llegando a emborracharse con frecuencia. A pesar de todo no abandonaba la escritura y dedicaba mucho tiempo a su Ulises. En una ocasión, Nora fue a buscarle a una taberna y le amenazó con quemar su manuscrito de Ulises si no dejaba la bebida. De hecho, llegó a quemar una parte, pero sabía que James tenía una copia.
Ya en París, su situación económica había mejorado y participaba en los círculos literarios de la ciudad. Era un escritor conocido y tenía aduladores que le acompañaban frecuentemente. Con dinero y rodeado de admiradores, volvió a beber y a pasarse con la bebida. Sin embargo, a pesar de la mejoría económica, los gastos de su tren de vida le llevaban a las deudas y a pedir dinero prestado.
A pesar de su historial de bebida y borracheras, James Joyce nunca fue un alcohólico. Podía dejar de beber durante largas temporadas sin desarrollar síntomas de abstinencia. A su muerte, la autopsia no mostró lesiones en el hígado compatibles con el exceso de alcohol como podría ser una cirrosis. Disponemos del informe de la autopsia que así lo atestigua.
El Problema de sus ojos
James Joyce desde joven tuvo problemas con los ojos. Sin duda su patología ocular condicionó de forma importante su trabajo como escritor, pues una buena visión es una herramienta fundamental para quien se dedica a escribir.
Joyce tuvo que llevar gafas desde niño a causa de su miopía. No fue hasta su época de Trieste cuando empezó a tener dolores en el ojo izquierdo compatibles con un principio de glaucoma. Pero no fue hasta 1917, a los 35 años de edad, ya en Zurich, cuando tuvo un intenso ataque de dolor en el ojo izquierdo. Fue visto por un oftalmólogo que hizo el diagnóstico de glaucoma y advirtió a Joyce de la importancia de hacer un tratamiento adecuado pues por el contrario podría perder la vista. Recomendó una intervención quirúrgica, pero Joyce inicialmente se negó. Finalmente, no tuvo más remedio que someterse a una intervención, una iridectomía, para reducir la presión en el globo ocular. La convalecencia duró cuatro semanas y Joyce mejoró. Pero un año después vuelven los dolores, esta vez en ambos ojos, que le incapacitan casi por completo.
Ya en París, a donde se traslada en 1920, siguen los dolores oculares que le obligan a tomar cocaína para calmarlos. En mayo de 1922 acude a la consulta del Dr. Morax, oftalmólogo, que le advirtió de que otra operación iba a ser necesaria. Posteriormente consultó con el Dr. Louise Borsch, un afamado oftalmólogo de París. Borsch examinó detenidamente a Joyce y notó que toda su dentadura estaba en muy mal estado y podía ser la fuente de posibles infecciones oculares. Recomendó nueva cirugía ocular pero antes debía extraerse todos los dientes. Como Joyce tenía programado un viaje a Londres, lo dejaron todo para su vuelta. En Londres consulta con tres oftalmólogos, uno de los cuales le aconseja operarse con urgencia por lo que Joyce inmediatamente regresa a París. Pero el Dr. Borsch estaba de vacaciones y Joyce se traslada a Niza para pasar unos días mientras su oftalmólogo regresa. Pero se pone peor y tiene que consultar a un especialista local que comprueba que la cámara del ojo izquierdo está llena de sangre. Aplica sanguijuelas para sacar la sangre y una solución fuerte y dolorosa de diodina (salicilato de soda).
De vuelta en París, se somete a la extracción de todos los dientes en dos sesiones, 17 extracciones en total. Después, el Dr. Borsch le opera el ojo izquierdo realizando una esfinterectomía. Mejora poco a poco y,además, termina con una dentadura postiza. El problema sigue y en junio de 1924 el Dr. Borsch le opera de nuevo, esta vez hace una irisectomía en el ojo izquierdo, similar a la realizada en Zurich en 1917. La convalecencia fue larga y Joyce tuvo que permanecer en la clínica, en cama y con el ojo vendado durante casi un mes.
En noviembre d 1924, operación de catarata en el ojo izquierdo. En febrero de 1925 se programa una nueva intervención, pero tiene que ser aplazada por una grave conjuntivitis, esta vez en el ojo derecho. Tratamiento con sanguijuelas y morfina por el intenso dolor. Total, diez días en la clínica. En diciembre operado de nuevo y ya van ocho operaciones en los ojos. Y no serían las últimas.
Con tanta operación, la visión del ojo izquierdo quedó bastante deteriorada. Tenía que escribir con letra muy grande para poder verla lo que retrasaba sus planes editoriales. No le gustaba dictar ni quería usar una maquina de escribir. Pero a pesar de todo no perdía el sentido del humor hasta el punto de realizar una clasificación de sus problemas según un código de colores, colores que al parecer distinguía bien. La ceguera verde sería el glaucoma, la ceguera gris sería la catarata y la ceguera negra la pérdida total de la visión.
En diciembre d 1925 el Dr. Borsch le opera de nuevo y prescribe inyecciones de arsénico y fósforo para mejorar el nervio óptico. En 1928, en vista de la insuficiente mejoría, es tratado con un colirio de pilocarpina. En 1930 fallece el Dr. Borsch, lo que supuso un golpe para Joyce pues tenía una gran confianza en este médico. Como sus problemas oculares persistían, buscó consejo entre sus conocidos y le recomendaron a acudir al Dr. Alfred Vogt de Zurich, ciudad bien conocida por Joyce. Alli se va y el Dr. Vogt le opera de nuevo, una catarata terciaria en el ojo izquierdo. Esta es la operación ocular número once, según el cálculo del propio Joyce. Ahora el ojo derecho también estaba mal, no se había recuperado del todo de su grave conjuntivitis y en el que se estaba formando una catarata, pero el Dr. Vogt decide no operar.
Entre tanta operación y tanto oftalmólogo, en noviembre de 1928 Nora es diagnosticada de un cáncer de útero y tuvo que ser operada, una histerectomía, y posteriormente tratada con radio.
Con todo esto, James Joyce tenía una visión muy deteriorada. Necesitaba llevar gafas contantemente, incluso gafas oscuras. En alguna ocasión le fue preciso tapar su ojo izquierdo con un parche. Usaba un bastón para ayudarse al caminar para mayor seguridad. Medio en serio, medio en broma le dijo a un amigo que no le vería más, no porque se fuera a marchar sino porque temía quedarse ciego.
La Enfermedad De Su Hija Lucía.
Lucía nació en Trieste el 26 de julio de 1908. Se comportó como una niña normal hasta que en febrero de 1932 empieza a dar muestras de enajenación mental, atacando furiosamente a su madre e incluso la tiró una silla. Fue preciso internarla en una clínica durante unos días hasta que pareció mejorar. En abril de ese mismo año es diagnosticada de esquizofrenia y, de nuevo tiene que ser ingresada en una clínica mental. Con la vana esperanza de que el problema se iba a resolver, Joyce dedica mucho tiempo a su hija, hasta el punto de que descuida su trabajo de escritor. Pero la enfermedad progresa a pesar de que uno de los especialistas consultados dijo que Lucía no era una lunática sino una neurótica y recomendó un tratamiento con inyecciones de suero bobino. Esto dio ciertas esperanzas a Joyce, pero llegó el momento de que Lucia necesitaba vigilancia constantemente y vivía siempre en compañía de una enfermera. A pesar de todo se escapó de la clínica en varias ocasiones y llegó a incendiar su habitación. Finalmente, no hubo más remedio que recurrir a la camisa de fuerza.
Esta grave situación prolongada en el tiempo, supuso para Joyce un enorme gasto emocional y económico, problemas que intentaba superar por medio de la bebida. Aunque Joyce, en esta época, estaba en una buena situación económica, a veces tuvo que pedir ayuda a sus familiares y amigos. Y siempre angustiado por el futuro de su hija, que sería de ella cuando él faltase.
El Problema Digestivo Que Le Llevaría A Su Final.
A mediados de 1933, Joyce se siente muy mal. Se encuentra en medio de una epidemia de gripe y se atribuyen sus molestias a esta enfermedad. Pero por si acaso, los médicos realizan una revisión a fondo y no encuentran nada preocupante. Especifican que tanto el hígado como el estómago están bien. En septiembre de ese mismo año, Joyce padece un episodio de intenso dolor abdominal que los médicos achacan a los nervios. Poco a poco mejora.
En 1938 vuelven los episodios de dolor en el estómago y de nuevo se achacan a “dolencia nerviosa”. Aun así, los médicos recomiendan hacer un estudio radiológico del estómago, pero Joyce se niega. En diciembre de 1940 la familia Joyce se traslada a Suiza, concretamente a la ciudad de Zurich, huyendo de la guerra. Según testigos, Joyce parece cansado, enfermo y envejecido. El 9 de enero de 1941 sufre un episodio de intenso dolor. Se le administra morfina como calmante pero como no mejora es ingresado en un hospital. Entonces se realiza un estudio radiológico del estómago que muestra una úlcera duodenal perforada. En esta situación no hay más remedio que operar.
Aquel mismo día, el Dr. H. Freysz, cirujano de la clínica Schwesterhaus donde Joyce había sido ingresado de urgencia, le opera suturando la úlcera perforada. Fueron necesarias unas transfusiones de sangre, sangre donada por dos soldados suizos ya que en aquel tiempo no existían los bancos de sangre como los conocemos hoy. Inicialmente se produjo una leve mejoría. pero finalmente después de entrar en coma, James Joyce fallece el día 13 de enero de 1941.
La autopsia muestra una peritonitis generalizada. Una úlcera duodenal perforada y suturada y otras dos úlceras duodenales no perforadas, pero con evidencia de haber sangrado. El hígado y el bazo eran normales. El resto de los órganos sin alteraciones significativas.
EL RESTO DE LA HISTORIA
El 15 de enero James Joyce fue enterrado en el cementerio Fluntern de Zurich. El embajador británico en Berna pronunció unas palabras. Después habló en poeta Max Geilinger en representación de la Sociedad de Autores Suiza. El tenor Max Meili cantó el aria Addio Terra, Addio Cielo de Monteverdi.
Nora Joyce siguió viviendo en Zurich y murió en abril de 1951. Fue enterrada en el mismo cementerio que su marido. Su hija Lucia, siempre bajo custodia en un sanatorio, murió en 1982.
Para realizar este artículo nos hemos ayudado del siguiente texto:
Richard Ellmann. James Joyce. Editorial Anagrama. Barcelona 2002.