Justificamos la inclusión de este artículo en una web de medicina e historia porque consideramos que gran parte de la obra de Kierkegaard no puede entenderse sin tener en cuenta su temor a la enfermedad física y su influencia sobre el pensamiento del filósofo, que le llevó a dar el nombre de La Enfermedad Mortal a un libro básicamente de filosofía.
EL AMBIENTE
Soren Kierkegaard fue un filósofo danés que nació el 5 de mayo de 1813. El ambiente en que nació y creció, influyó de forma notable en su vida y su obra. Dinamarca era entonces un país protestante con una iglesia nacional, la Iglesia de Dinamarca, de inclinación luterana. Su padre, profundamente religioso estaba convencido de estar predestinado a la condenación eterna a causa de sus pecados. El luteranismo estricto de aquellos tiempos en Dinamarca, insiste en la teoría de la predestinación (Dios ya sabe quien se va a salvar y quien se va a condenar por lo que las buenas obras son inútiles) lo que lleva a muchos creyentes a una situación de incertidumbre, que causa angustia y puede llevar a la desesperación. Este ambiente lo vive intensamente Kierkegaard hasta el punto de que a la muerte de su padre, en 1838, se hace pastor de la Iglesia de Dinamarca. Pero al mismo tiempo es crítico con el protestantismo que considera una simple rebelión contra el cristianismo y un desafío a Satanás, al Papa y al mundo entero. Su opinión sobre Lutero tampoco es favorable pues quien al principio fue un reformador se transformó en un hombre mundano y amante de los placeres de la vida. Al final de su vida su distanciamiento de la Iglesia de Dinamarca era evidente. Cuando murió, en diciembre de 1856, se celebró un funeral de Estado en la catedral. Algunos de sus familiares protestron porque era sabido que Kierkegaard había dejado claro que no quería un funeral religioso.
Su obra filosófica tuvo poca difusión al principio. El propio Kierkegaard dijo que era difícil ser un hombre muy conocido en un país muy pequeño. Efectivamente, siempre escribió en el idioma de Dinamarca que no tenía difusión fuera de su país. País que ademas por su reducida extensión y poca población no proporcionaba demasiados lectores. Pero poco a poco aparecieron las traducciones y filósofos como Sartre y Heidegger admitieron su influencia.
KIERKEGAARD Y LA ENFERMEDAD
Tenemos pocas manifestaciones de Kierkegaard como enfermo pero era evidente que era un hipocondríaco. Apenas escucho una información sobre cualquier enfermedad siento que la padezco, dejó escrito. En otros lugares de su Diario Intimo escribe sobre la sugestión que le produce la lectura de historias de enfermos. Estaba seguro de morir a los 33 año de edad como Cristo. Ningún hombre puede llevar una verdadera vida espiritual si goza de una perfecta salud corporal. Los sufrimientos, escribe en otro lugar, sirven de ayuda, son un peso útil como los tutores que se usan en ortopedia. ¿Acaso si fuese completamente sano alcanzaría la perfección más fácilmente ? Se pregunta en otro lugar. Otro comentario: mi salud decrece a diario, tal vez dentro de poco haya dejado de existir.
Como pastor protestante Kierkegaard utiliza términos médicos. Toda exposición cristiana, dice, ha de guardar cierta semejanza con las explicaciones de un médico a un enfermo.
LA ENFERMEDAD MORTAL
Con estos antecedentes no ha de extrañarnos que Kierkegaard escribiese una obra con el título de La Enfermedad Mortal. La existencia entera me angustia. La angustia, escribe, vuelve al individuo impotente, es una fuerza extraña que se apodera de la persona sin que esta pueda liberarse. Y la angustia lleva a la desesperación.
Este libro, publicado en 1849, dice claramente cual es la enfermedad mortal para Kierkegaard: la desesperación. Y la causa de la desesperación es el pecado, el pecado delante de Dios. Solo en el cristianismo hay pecado, en el paganismo no hay pecado, hay faltas o delitos pero no pecado. La muerte corporal es el final de todo pero la desesperación es más muerte todavía, equivale a un enfermo (de nuevo la terminología médica de Kierkegaard) que agoniza pero no puede morirse. En el sentido cristiano, la muerte no puede considerarse una enfermedad mortal, pues espera otra vida eterna. Pero la desesperación es la falta total de esperanza.
Para algunos comentaristas de la obra de Kierkegard, la enfermedad era la angustia mencionada frecuentemente en otras de sus obras. Peo en este libro se habla claramente de la desesperación, que es un sentimiento similar.
Hoy podríamos considerar a Kierkegaard como un buen caso para un psiquiatra o un psicoanalista. Pero Sigmund Freud, el primer explorador de la mente, nació el mismo año en que moría Kierkegaard. Freud consideraba a Dios como una proyección del ser humano, sin existencia real por lo que desmontaba toda la estructura intelectual que tanto había atormentado al filósofo. No conocemos ningún estudio psicoanalítico sobre Kierkegaard y bien que lo sentimos.
Para realizar este estudio nos hemos apoyado fundamentalmente en estas referencias.
Soren Kirkegaard. Diario Intimo. Santiago Rueda Editor. Buenos Aires 1955.
Soren Kierkegaard. La enfermedad Mortal. Editorial Trotta. Madrid 2008.