La gran fama y prestigio de la Clínica Mayo de Rochester, en el estado norteamericano de Minnesota, fama y prestigio ganados a lo largo de muchos años de buen trabajo, no deben hacernos olvidar sus humildes y difíciles comienzos allá por el siglo XIX.
UN EMIGRANTE EN BUSCA DE UNA VIDA MEJOR
Worrel Mayo era, supuestamente, un estudiante de medicina en Inglaterra pero no llegó a terminar la carrera. En el año 1845 (esta fecha es aproximada) emigra a los Estados Unidos en busca de una vida mejor y trabaja como ayudante de farmacia en el hospital Bellvue de Nueva York. El trabajo en Bellvue, hospital de caridad donde se atendía a personas sin recursos y a los presidiarios de la ciudad, no fue fácil. Muchas horas de trabajo y pocos ingresos. Por este motivo Worrel Mayo decide trasladarse a la ciudad de Lafayette, en el estado de Indiana, de nuevo en busca de una vida mejor.
LOS DIFICILES COMINENZOS
En Lafayette, Worrel Mayo abre un taller de sastrería donde confecciona trajes y abrigos. Cuando se declara una epidemia de cólera, el Sr. Mayo fue nombrado médico del lugar. No está claro si completó sus estudios de medicina o si sus incipientes conocimientos de la materia fueron suficientes para otorgarle el título, pero esta circunstancia le dio la oportunidad de dedicarse al ejercicio de la medicina ya de forma permanente. Más adelante fue también boticario además de médico rural pero como sus ingresos eran escasos, su esposa tuvo que abrir un taller de sombrerería.
De nuevo se traslada en busca de mejores condiciones económicas y de trabajo, y se muda a la ciudad de St. Paul, en el estado de Minnesota. En este clima tan frío las condiciones tampoco fueron fáciles. Tuvo incluso que luchar contra los indios siux que en el año 1862 desenterraron el hacha de guerra. Para complementar sus ingresos trabajó ocasionalmente incluso como capitán de barcos fluviales. La guerra civil le llevaría a la ciudad de Rochester, donde permanecería el resto de sus días.
POR FIN LLEGA EL EXITO
Por fin las condiciones económicas mejoraron lo suficiente como para mantener a su familia con los ingresos de su profesión de médico. En Rochester fue alcalde y médico y en el año 1869 pudo costearse unos cursos de cirugía y ginecología en Nueva York. A su vuelta, con sus nuevos conocimientos, realiza la extirpación quirúrgica de un tumor de ovario, algo excepcional para la época.
EL PRIMER HOSPITAL
En estos años en Rochester no había ningún hospital y la mesa de operaciones era la mesa de la cocina del domicilio del Dr. Mayo. En estas pobres condiciones, nuestro personaje fue acumulando un prestigio como cirujano. Cuando en 1883, un huracán arrasa la región y causa centenares de víctimas, se hace evidente la falta de mejores medios sanitarios. Son las Hermanas del Convento de San Francisco las que se ponen manos a la obra y consiguen las donaciones necesarias para construir el primer hospital. En el año 1889 finalizan las obras del hospital de St. Mary, núcleo duro de la futura y prestigiosa Clínica Mayo.
LOS HIJOS, WILLIAM Y CHARLES, TOMAN EL MANDO
Worrel Mayo, ya con más recursos, pudo enviar a sus hijos, Charles y William Mayo, a las universidades de Ann Arbor y de Chicago, donde se formaron como médicos y cirujanos. Los dos hermanos tuvieron la oportunidad de visitar las más prestigiosas clínicas europeas donde completaron su formación.
Cuando en 1911 muere Worrel Mayo, su clínica ya en manos de sus dos hijos, había alcanzado un reconocimiento que no ha hecho más que aumentar a lo largo de los años siguientes. El resto es historia bien conocida. Se contrata a los mejores especialistas para trabajar en la Clínica con lo que su prestigio aumenta día a día. Uno de estos médicos, el Dr. Plummer se convierte en el gerente del Centro y bajo su dirección se construyen nuevos edificios hospitalarios. En 1913 se crea la Fundación Mayo para fomentar la formación de los médicos y la investigación. Cuando los hermanos William y Charles Mayo fallecen, ambos en 1939, la Clínica Mayo ya es uno de los centros médicos más importantes del mundo.
MORALEJA
La historia de la Clínica Mayo es un ejemplo de cómo desde unos inicios muy humildes, partiendo casi de cero, se puede realizar un gran proyecto a base del trabajo y el tesón aplicado a una idea en la que se cree.
Para realizar este artículo nos hemos apoyado fundamentalmente en el libro El Triunfo de la Cirugía, de Jürgen Throrwald, Ediciones Destino 1960