LA INQUISICION ESPAÑOLA Y LOS MEDICOS

Al finalizar la reconquista en España con la conquista del reino de Granada, los Reyes Católicos quieren también establecer como única religión de su reino el Catolicismo Romano. Confinados los musulmanes derrotados, los llamados moriscos, en las Alpujarras granadinas, se completó la unidad religiosa con la expulsión de los judíos de los territorios de Castilla y Aragón. Se permitió permanecer en el reino a aquellos judíos que renegasen de su fe y se convirtieran al cristianismo. Se estableció una diferencia social, aunque no legal, entre estos cristianos nuevos, los conversos, y los cristianos viejos de toda la vida.

LOS CONVERSOS Y LA LIMPIEZA DE SANGRE

El cristianismo medieval siempre había considerado al pueblo judío como el pueblo que había matado a Jesucristo, era el pueblo deicida, el pueblo maldito. Cualquier contacto con ellos debía de ser evitado. Los cristianos viejos siempre dudaron de que muchos conversos lo fuesen sinceramente. La sospecha de que ocultamente seguían practicando su fe hebrea, la fe maldita, fue una constante entre la nobleza y, sobre todo, la jerarquía eclesiástica. Y estos herejes camuflados debían ser erradicados para el bien del Reino y de la Iglesia. El instrumento para llevar a cabo esta limpieza religiosa fue la Inquisición.

Los argumentos para llevar a cabo esta limpieza de sangre, es decir que no existían antepasados judíos, los expuso definitiva y claramente en 1547 el cardenal y arzobispo de Toledo Juan Martínez Siliceo (según parece su verdadero apellido era guijarro, pero latinizado en siliceo sonaba más elegante) que impulsó el Estatuto de Limpieza de Sangre : en primer lugar los judíos eran de mala condición moral. En segundo lugar, físicamente eran de condición débil y defectuosa lo que les llevó a abandonar a Cristo Jesús durante su Pasión. Y en tercer lugar, estas malas condiciones tenían carácter hereditario por lo que se transmitían de padres a hijos.

LA INQUISICION

La Inquisición Española (no hay que confundirla con la inquisición europea o medieval), se establece en 1478 por el Papa Sixto IV en Roma mediante la bula Exigit Sincerae Devotionis, en nombre y a petición de los Reyes Católicos. Algunos historiadores señalan que la intención de los Reyes al establecer la Inquisición no era solo religiosa sino también económica pues las sanciones impuestas a los condenados no solo eran de prisión, destierro e incluso muerte sino también económicas. Pues la condena llevaba añadida la confiscación de los bienes que pasaban a la Corona. El montante de estas confiscaciones fue muy importante, dinero que tanto necesitaba el rey Fernando para sus proyectos en Italia.

LOS MEDICOS

La profesión de médico siempre ha sido muy escogida por los seguidores del judaísmo. En todas las épocas históricas los médicos hebreos han sido numerosos y muy apreciados. Esto mismo ocurría en España en tiempos de la Inquisición. La expulsión de los judíos dejó los reinos cristianos faltos de estos profesionales. Esta escasez fue paliada en parte por la conversión al cristianismo de muchos médicos judíos. Además, en los siglos siguientes muchos judíos portugueses, entre ellos médicos, se trasladaron a Castilla huyendo de la persecución de que eran objeto en el país vecino. Como era inevitable se acogieron al cristianismo, es decir que se trasformaron en conversos o cristianos nuevos.

El ser médico y portugués o con ascendientes portugueses era motivo de sospecha de judaísmo camuflado. Las denuncias ante la Inquisición fueron constantes. Un falso converso no podía tratar a un cristiano pues siempre trataría de matarlo. Pero también había otras razones para denunciarlos y perseguirlos. Los médicos conversos, dominaban idiomas europeos y conocían las nuevas tendencias de la ciencia médica. Dejaron de lado, como ya era bastante común en Europa, las enseñanzas de Aristóteles, Hipócrates y Galeno para adquirir las ideas de la nueva ciencia positiva. En este espíritu un médico converso, el Dr. Muñoz Peralta, funda la Academia de Medicina de Sevilla en la que se reúnen diversos médicos interesados en la llamada phylosofia experimental. Muchos de ellos no tenían una formación universitaria pero se habían formado con otros médicos y conocían la literatura científica extranjera y se interesaban por una nueva disciplina como la química. Esta situación no era tolerable para el mundo académico y la Universidad de Sevilla se dirigió a las demás Universidades reclamando una acción común contra aquellos iluminados que despreciaban la doctrina de los antiguos y seguían a los modernos, extranjeros y heterodoxos, con gran daño para la ciencia y para la fe.

El hecho es que estos médicos más modernos, muchos de ellos conversos, tuvieron gran éxito profesional y fueron llamados a atender a los nobles, a los altos eclesiásticos e incluso a la realeza. Se dio el caso de que en 1575 el Inquisidor de Logroño se vio en la necesidad de llamar a consulta a un médico sospechoso por no encontrar uno cristiano viejo que le diese confianza. Enterado el Inquisidor de Madrid le afeo su conducta pero no tuvo más remedio que aceptarlo con la recomendación de que no se enterase nadie y procurase encontrar un médico cristiano viejo lo antes posible.

En 1481 se celebra en Sevilla el primer juicio, también llamado Auto de Fe, de la Inquisición Española. Fue el comienzo de una larga época de persecución contra los enemigos de la fe católica entre los que se encontraban, en opinión de mucho cristiano viejos, los conversos a los que consideraban cristianos solo de nombre y apariencia. Y entre estos conversos perseguidos se encontraban muchos médicos.

No se conservan completos los documentos de muchos Autos de Fe contra los médicos, pero hay suficiente información para hacerse una buena idea. En este artículo vamos a dar algunos ejemplos que nuestros lectores pueden completar con la bibliografía expuesta al final.

ENCAUSADOS POR EL SANTO OFICIO

Es el caso del Dr. Juan Muñoz Peralta que nace en la villa de Arahal en la provincia de Sevilla en fecha no determinada. Si sabemos que estudio la carrera de medicina en Sevilla y se graduó en 1668. Fue nombrado catedrático de Vísperas en la Universidad de Sevilla. En 1697 funda la Sociedad de Medicina de Sevilla que ya hemos mencionado más arriba. La sede de esta Sociedad fue el propio domicilio del Dr. Muñoz Peralta. Adquirió una gran reputación profesional hasta el punto de que en 1700 fue nombrado Médico de Cámara, es decir médico de la Casa Real.

A pesar e todos estos méritos fue juzgado por la Inquisición. La acusación era de ser judaizante en secreto pues se dudaba de la limpieza de sangre de sus padres. Fue encarcelado y pasó un tiempo en prisión. Finalmente fue absuelto lo que no gustó a muchos de sus colegas cristianos. En concreto el Dr. Francisco de Carvajal, médico de la Inquisición, envió un largo memorial al monarca en el que se lamentaba de la absolución pues los conversos siempre eran culpables y se valían de testigos falsos durante el juicio. El Dr. Muñoz Peralta pidió ser repuesto en en su cargo de Médico de Cámara, cargo que había perdido pues un converso no podía ostentar dicho puesto. Aunque fue incorporado de nuevo a la Corte, nunca más fue llamado a una consulta. Su reputación profesional fue gravemente dañada y poco a poco perdió su clientela. Hasta su propia esposa separó habitaciones para no cohabitar con él nunca más. Tal era la fuerza de la simple sospecha de ser converso camuflado.

Otro caso, este mejor documentado, fue el del Dr. Mateo Zapata, nacido en Murcia en 1664. Sus padres, oriundos de Portugal (por lo tanto sospechosos) fueron encausados por la Inquisición por judaizantes. El padre fue absuelto pero la madre fue reducida, lo que supone que sufrió algún tipo de sanción. Mateo Zapata estudia la carrera de medicina en Valencia y en Alcalá de Henares. Ingresa en la Sociedad de Medicina de Sevilla, fundada por Muñoz Peralta, en 1772. Fue médico de la nobleza, entre ellos los Medinaceli y los Portocarrero. También fue Médico de Cámara y atendió a numerosos miembros de la familia real durante el reinado de Felipe V.

Cuando el monarca abdica en su hijo Luis I, los enemigos de Zapata aprovechan para denunciarlo a la Inquisición. El auto de fe del Santo Tribunal de la Inquisición se celebra en Cuenca el 14 de enero de 1725 cuando Zapata tenía 59 años de edad. Salió al Auto descubierta la cabeza, con el sanbenito (una túnica característica que debían llevar los reos del Santo Oficio) y media aspa y una vela de cera amarilla en las manos. Las acusaciones eran serias: apostasía por pasarse a la ley caduca de Moises, que guardaba los ritos y ceremonias de los judíos, encubridor de herejes judaizantes, de haber observado los sábados por fiesta, así como negar la venida de Nuestro Señor Jesucristo.

Zapata se defendió valerosamente pero sometido a tormento confesó, que remedio, que su madre le había educado en la fe judía. Esto fue suficiente para ser condenado a salir del Auto de Fe con sambenito y media aspa y vela muerta, que se señalase a persona docta que le instruyese en la verdadera religión y un año de prisión, diez de destierro y confiscación de la mitad de sus bienes.

El Dr. Diego de Celada, médico de Mondejar, converso conocido, fue acusado de negar la virginidad de María y de comer carne en los días prohibidos sin tener bula. Durante su estancia en prisión estuvo gravemente enfermo. Finalmente fue absuelto al poder demostrar que la acusación había sido hecha por inquina personal de sus acusadores.

También el converso López de Illescas, médico de Yepes, fue encausado acusado de tener dudas de la existencia de Dios. En 1634 otro converso, Sebastián Soto médico en Madrid, fue encausado por negar que Dios era causa primera. Después de un largo desfile de testigos el Dr. Soto fue finalmente absuelto. Sus denunciantes llegaron a la conclusión de que el Tribunal de la Inquisición estaba lleno de judíos y que por eso les costaba condenar a los conversos.

Otros casos terminaron de peor manera. En 1486 fue encausado por la Inquisición de Toledo un capellán de los Reyes, que además era médico, y fue condenado a morir en la hoguera. En 1563, en Murcia Hernando Yanez, que era cirujano, fue quemado en efigie pues ya había muerto cuando terminó el proceso. En mayo de 1605 el bachiller en medicina graduado en Salamanca Felipe de Nájera, médico en Alcázar de San Juan, converso sospechoso de ser judaizante, fue encausado por la inquisición. Este proceso fue muy largo y se conserva gran parte de la documentación. Los cargos fueron graves: lavaba la carne “de modo significativo”, que no comía tocino, que tenía un libro de medicina de Isaac Hebreo y otro de León Hebreo, que por parte materna tenía sangre portuguesa, que no sabía recitar el credo sin equivocarse y que hablaba mal de clérigos y frailes. Muchos de estos delitos los confesó bajo tormento. El 30 de octubre de 1609 se emite la sentencia. Felipe de Nájera es condenado a cárcel perpetua y cinco años de galeras. En 1678, Juan Nuñez médico de Pastrana fue condenado a cárcel perpetua después de haber confesado bajo tormento los delitos de que fue acusado.

La Inquisición también funcionó en América. En 1639 el cirujano Francisco Maldonado de Silva, hijo de portugueses, fue condenado a la hoguera en Lima.

Los médicos conversos de los siglos XVI, XVII y XVIII en España gozaron en general de una reputación bivalente. Muchos alcanzaron gran renombre y fueron muy respetados, llegando a ser médicos de la Corte o incluso del Santo Oficio. Otros fueron encausados y juzgados por la Inquisición y condenados a severas penas de cárcel, a galeras o incluso a la hoguera.

Para le realización de este artículo nos hemos apoyado en las siguientes referencias:

Antonio Domínguez Ortiz. Hechos y Figuras del Siglo VIII Español. Ed. Siglo Veintiuno de España, Madrid 1973.

Julio Caro Baroja. Los Judíos en la España Moderna y Contemporánea. Ediciones Istmo. Madrid 1978.

Angel Alcalá y otros. Inquisición Española y Mentalidad Inquisitorial. Editorial Ariel. Barcelona 1984.

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