El pueblo germánico de los Visigodos se instaló en la península ibérica en el siglo VI a la caída del Imperio Romano. Gobernaron España hasta el año711 cuando con la llegada de los árabes fueron derrotados militarmente y desaparecieron de nuestra historia.
EL FUERO JUZGO
No tenemos demasiada información directa sobre estado de la medicina durante el reinado visigodo. El código legal de la monarquía visigoda es conocido como el Fuero Juzgo y se compone de 12 libros que contienen todas las disposiciones del derecho civil, penal y mercantil aplicables en el reino. Las referencias a la medicina son escasas y casi siempre en aspectos relativos a las relaciones jurídicas entre los médicos y sus pacientes. Por ejemplo, ningún médico debe de sangrar o medicar a un enfermo sino es en presencia de sus familiares. O que el médico no debe de ser remunerado si el paciente no cura o muere. En casi todos los casos el médico no era protegido en el ejercicio de su profesión. Otro ejemplo, en una ley del rey Sisenando referente a la sangría, se decreta que en caso de que el paciente no cure, el médico deberá abonarle ciento cincuenta sueldos y si el paciente muere el médico será entregado a la familia para que hagan con él lo que consideren oportuno. En el caso de que el fallecido fuese un siervo de la familia, el medico deberá compensar a la familia con otro siervo. Pero el Fuero Juzgo era un texto jurídico por lo que no se refería nunca al ejercicio práctico de la medicina. Para ello tenemos que esperar a San Isidoro de Sevilla y su extraordinaria obra conocida como las Etimologías.
ISIDORO DE SEVILLA
Isidoro nace en Sevilla hacia el año 560. Su padre, Severiano, había llegado a a este ciudad desde Cartagena huyendo de los bizantinos que habían acudido en auxilio del arriano Agila en guerra con el católico Atanagildo. Leandro, el hijo mayor de Severiano, sería nombrado obispo de Sevilla. Años después Leandro es desterrado por ser partidario del rey Hermenegildo derrotado por Leovigildo. Es entonces cuando Isidoro, hermano menor de Leandro, le reemplaza en la sede episcopal. Esto ocurría en el año 1580. Muere en Sevilla en el año 636 y sus restos fueron trasladados a León donde reposan en la Basílica de San Isidoro.
Isidoro fue el gran erudito de su tiempo. Dedicó muchos años de su vida a recoger todos los saberes conocidos de su época en su obra cumbre conocida como Etimologías de la que hablaremos más adelante. Y es poco conocido que en el fondo de su enorme biblioteca, escondida tras una cortina, tenía una habitación llena de retortas, almireces y otros utensilios utilizados para la práctica los médicos y boticarios de la época. En las paredes de esta habitación estaban pintadas las efigies de algunos médicos famosos de la antigüedad como Hipócrates y Galeno entre otros. Y a su lado algunas frases referentes a la práctica de la medicina:
El médico recibe regalos mientras trabaja pero cuando el enfermo ya está bueno ya no recibe
ninguno.
Lo que debas al médico,págalo ahora, para que otra vez males no te ocurran, pues nadie te socorrerá después.
El médico atiende según la riqueza del pobre y del rico, pues la condición dispar de distinta manera ha de ser tenida.
Si fuera rico, será justa la ocasión de lucro. Pero si es pobre le bastan unos simples honorarios.
Como puede observarse, estas máximas son unas indicaciones de deontología médica.
ETIMOLOGIAS
Isidoro de Sevilla completó su gran obra, Etimologías, hacia el año 620. Al menos esa fue la fecha en la que se la dedicó a Sisebuto, rey de los visigodos. Tardó más de quince años en completarla y se considera como el primer diccionario enciclopédico realizado por un solo hombre. No contiene ningún conocimiento original, es simplemente (pero nada menos) que una recopilación de todo el saber de la época. Se compone de un total de veinte libros que tratan de gramática, retórica, dialéctica, aritmética, geometría, música y astronomía. Incluye temas sobre historia profana y sagrada, trata de Dios y los ángeles, todos los conocimiento profanos, lenguas, la tierra con sus continentes, ciencias naturales, agricultura, mineralogía y muchos otros temas ordenados alfabéticamente. Durante varios siglos, ya muerto Isidoro, fue el texto más reproducido después de la Biblia.
El libro IV de Etimologías se titula De Medicina por estar dedicado a esta materia. Es curioso que los eruditos que comentan la obra de Isidoro de Sevilla no mencionan este libro, seguramente por considerarlo poco interesante comparado con el resto de la obra. Así Menéndez Pelayo, en su Historia de las Ideas Estéticas en España, dedica muchas páginas a San Isidoro pero no menciona el libro IV. Igualmente. José Luis Abellán, en su Historia Crítica del Pensamiento Español, dedica largos comentarios a Isidoro sin mencionar siquiera el libro IV.
LIBRO IV DE ETIMOLOGIAS. DE MEDICINA
Como ya hemos dicho, Isidoro no aporta ninguna idea propia sino que simplemente reúne todo lo sabido entonces. Por ello podemos inferir que el contenido de este libro es un compendio de los conocimientos médicos durante el reinado de los visigodos.
Comienza diciendo que la medicina es el arte de proteger y restaurar la salud del cuerpo. Su materia se basa en las enfermedades y las heridas.
Isidoro considera al dios Apolo como el autor y descubridor de la medicina. Su hijo Esculapio continuó su obra pero después transcurrió un periodo de quinientos años de obscuridad médica hasta la aparición de Hipócrates, que al parecer era un descendiente lejano de Esculapio.
Tres son los sistemas de medicina. El primero el Metódico, que se basa en los remedios y en la superstición. El segundo el Empírico, que solo tiene en cuenta la experiencia y no la razón. Y el tercero el Lógico, es decir el racional, que busca la cura lógicamente, teniendo en cuenta la edad del paciente y las condiciones de la enfermedad.
Todas las enfermedades proceden de cuatro humores: la sangre, la hiel o bilis, la melancolía y la flema. Cada uno de estos humores imita a su elemento natural. Así la sangre al aire, al bilis al fuego, la melancolía a la tierra y la flema al agua. Cuando estos humores se desarrollan fuera de su curso natural se produce la enfermedad.
Las enfermedades agudas son las que pasan pronto o producen una muerte rápida, La pleuresía, el frenesí o la locura son enfermedades con “punta rápida”. Otras enfermedades rápidas son la fiebre, el letargo, el flemón, la pulmonía, la apoplejía y la tetania que es la contracción de los nervios desde el cerebro la espalda. También se incluyen en este apartado el íleo o dolor de los intestinos, la hidrofobia que procede de la mordedura de un perro rabioso, el carbunco y la peste.
La enfermedades crónicas son las que duran mucho tiempo como la gota, la tisis, la cefalea o dolor de cabeza, y el escotoma o vértigo. También se incluye en este apartado la epilepsia que ataca al mismo tiempo al cuerpo y a la mente. Se forma siempre que hay una abundancia de humor melancólico contrario al cerebro. A estos enfermos también se les llama lunáticos porque en ellos se ve la acción de los demonios por medio del curso de la luna. El tifus o fiebres intermitentes son fiebres frías. Se incluyen en este apartado el catarro que cuando afecta al pulmón se llama tisis que produce ulceración y tumor en los pulmones, el asma que dificulta la respiración, la hidropesía o humor acuoso de la piel, y el cálculo de la vejiga de la orina que se produce por la materia flemática.
Otras enfermedades se ven en la superficie de la piel. En la erisipela o fuego sagrado, la piel se enrojece y arde como si tuviera fuego de tal forma que excita la fiebre. La lepra que se extiende por toda la piel con un color uniforme “de aspecto raro”. El cáncer, que es una herida que no sana con ningún medicamento. Se puede extirpar el miembro donde nazca para alargar un poco la vida aunque haya de morir más tarde. La sanies o pus que nace de la sangre. Solo se forma donde hay sangre que se pudre.
De los remedios y medicamentos. No se debe despreciar el tratamiento médico. En la Biblia hay varios ejemplos de curaciones tras la administración de un medicamento. San Pablo ya dijo que el vino bebido con moderación era saludable, es decir que producía la salud.
La curación de los enfermos puede producirse por tres métodos. La Farmacia, es decir los medicamentos. La Cirugía, que los latinos llaman operación manual. Y la Dietética también llamada régimen, que consiste en un plan.
La dieta es el régimen prescrito por el médico y al cual se ajusta la vida del enfermo. La Farmacia es la curación por los medicamentos. La Cirugía consiste en la incisión practicada con instrumentos metálicos cortando las partes que no sienten la acción de los medicamentos.
En toda curación se pueden utilizar elementos opuestos a la enfermedad. Así se aplica frío al calor, lo seco a lo húmedo. Por eso el hombre no puede curar la soberbia sino por la humildad. Es el concepto de antídoto, lo contrario de lo dado. En cuanto a los medicamentos, el diamorón se llama así porque se hace de jugo de moras, el diacodión de la adormidera, el electuario se llama así porque se traga fácilmente, la cataplasma que por si sola cura, la lavativa o enema.
En los libros medicinales nos viene el aforismo, que es una frase breve que contiene el consejo propuesto. El pronóstico es la previsión de las enfermedades porque es necesario que el médico conozca el presente, sepa el pasado y prevea el futuro. La dinamidia o fuerza es la virtud y potencia de las hierbas pues en ellas está la propia fuerza curativa.
También se usan los perfumes y ungüentos. El tomillo, el incienso, el aceite puro, el ungüento que es aceite mezclado con otras sustancias. El mirobalano que se hace con bellotas olorosas. Ungüentos de mejorana, de rosa, de alheña, de eneldo y de hinojo.
EL PRINCIPIO DE LA MEDICINA
Preguntan algunos porqué la medicina no se encuentra entre las demás artes liberales. Pues por la sencilla razón de que estas tratan causas singulares y la medicina contiene la de todas. El médico debe de saber gramática para que pueda entender y expresar lo que lee. Tiene que conocer la retórica para que pueda servirse de argumentos para definir el caso que trata. También la dialéctica para que investigue y cure según la razón. La aritmética para saber las horas y días de los accesos. La geometría,para observar las condiciones de las partes y lugares en los que aprende. La música, pues son muchos los efectos que producen en los enfermos que son curados por esta disciplina. Y por último la astronomía ya que en ella se estudia la razón de los astros y el cambio de los tiempos pues nuestros cuerpos cambian según el estado de los astros.
Por lo tanto, la medicina es una segunda filosofía pues con la una se cura el cuerpo y con la otra se cura el alma.
Como se puede comprobar los conceptos médicos compendiados en este tratado, están fuertemente influidos por las ideas de Hipócrates y Galeno, influencia que persistiría todavía durante muchos siglos. De hecho Etimologías fue un texto todavía vigente en el siglo XV y no hay constancia de que estos conceptos fuesen corregidos.
Para la realización de este artículo, nos hemos poyado en las siguientes referencias:
Isidorus Hispalensis. Etimologías, Libro IV. Editado por los Laboratorios del Norte de España como obsequio a los médicos participantes en las Jornadas Médicas Españolas, Mayo 1944.
Marcelino Menéndez Pelayo. Historia de las Ideas Estéticas en España. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid 1974.
José Luis Abellán. Historia Crítica del Pensamiento Español. Círculo de Lectores. Barcelona 1992.