ADIVINAR EL FUTURO
Adivinar el futuro siempre ha sido un afán de la humanidad. Loa oráculos, adivinos, la astrología con sus horóscopos, son solo algunos de los medios, generalmente sin ningún fundamento, que se han utilizado a través de los tiempos. Por eso llama la atención cuando una institución sería y acreditada organiza un estudio para intentar prever cómo iba a ser la sociedad a treinta años vista.
UN PROYECTO INTERESANTE
Esto sucedió en el año 1970 cuando la Fundación Europea de la Cultura, con sede en Amsterdam, encarga a un grupo de científicos seleccionados por sus conocimientos bien acreditados, que nos dijeran como veían la sociedad europea en el año 2000. El resultado fue un libro titulado Europa en el Año 2000, publicado en su versión original en Holanda en el año 1970 y publicada en español por la Revista de Occidente en 1974. Este proyecto fue dirigido y moderado por el sociólogo belga Henri Janne.
El libro trata diversos aspectos como la demografía, sociedad, federación o confederación, fuerza laboral, gestión del conocimiento y, lo que a nosotros nos interesa en este momento, la revolución biológica.
El moderador, Henrí Janne, era consciente de la dificultad de un estudio que tenía como objetivo adivinar un futuro de forma racional. Muchos factores imprevisibles podían modificar las conclusiones. Por ello se dejó claro que se proyectaba una evolución sin hechos imprevisibles. No se tenían en cuenta hipótesis como una conflagración bélica regional, una gran crisis económica o descubrimientos científicos de tal magnitud que modificasen de forma esencial toda previsión. Esta precaución era necesaria pues lo imprevisible casi siempre sucede. Quien iba a pensar en 1970 sobre los ordenadores personales, internet y la telefonía móvil de cobertura mundial, solo por poner unos ejemplos.
Nuestros comentarios sobre este estudio, que vienen a continuación, nos permiten una visión más amplia pues la realizamos, no en el año 2000 sino en el año 2018.
COMO HABIA DE SER A MEDICINA EN EL AÑO 2000
Pero a nosotros nos interesan los pronósticos sobre la medicina. Esta sección fue encargada a Holger Hyden, un neurocientífico sueco. Hyden es un científico y no un médico clínico por lo que sus predicciones afectan más a aspectos relacionados con las ciencias básicas y la investigación y no tanto al tratamiento de las enfermedades.
Por ponernos en situación, hay que tener en cuenta cuales eran los conocimientos médicos en el año 1970 y anteriores. Por ejemplo, no existían medios diagnósticos como la ecografía, el escáner ni la resonancia magnética. El medio diagnóstico más sofisticado era al arteriografía, técnica de gran precisión pero de uso limitado por ser invasiva y compleja. Algunas enfermedades eran desconocidas, como el sida y la legionela. No conocíamos la relación entre el helicobacter pylori y la úlcera gastroduodenal, hallazgo que revolucionó su tratamiento. Y así podríamos incluir algunos ejemplos más.
LA SANIDAD PUBLICA
Hoger Hyden empieza por interesarse en la sanidad pública y pronostica que su implementación se extenderá a toda la población, que cada vez será más numerosa y envejecida. Esto causará un problema para su financiación por lo que sugiere que será preciso limitar sus prestaciones, reducir los días de hospitalización y aumentar el gasto en medicina preventiva. No entra en más detalles. En este punto parece que ha acertado.
ENFERMEDADES CEREBRALES
El autor dedica varias páginas a hablar de las posibilidades de modificar las características de algunos genes para activarlos y así poder utilizarlos en la prevención de algunos defectos congénitos y en el tratamiento de algunas enfermedades. No llega a mencionar las células madre pero si habla de la posibilidad de usar células embrionarias que transportadas por un gen llegarían al órgano enfermo y lo sanarían. Incluso llega a describir una posible técnica de utilizar células cerebrales genéticamente modificadas para el tratamiento de las pérdidas de función cerebral.
No llega a mencionar el Alzheimer pues no era un problema tan actual en aquellos años. Curiosamente describe como sería la forma de administración de este tratamiento. Las células nerviosas modificadas serían trasportadas hasta su destino por unos virus inofensivos y se administrarían por vía nasal con ayuda de un nebulizador. También se entra en aspectos más conflictivos como la utilización de este método para mejorar la capacidad de aprendizaje en los niños.
EL CANCER
El tratamiento del cáncer también ocupa un espacio en este informe. Menciona el interés existente en aquellos momentos por los virus como causantes del cáncer. Entonces solo el linfoma de Burkitt era reconocido como causado por un virus, el Epstein-Barr. Todavía no se había demostrado que el virus del papiloma humano era responsable del cáncer de cuello uterino. Se menciona la posibilidad de modificar, de nuevo genéticamente, estos virus para contrarrestar su malignidad. Pero también se admite que hay tumores no producidos por virus y en estos casos, después de describir su posible mecanismo de acción, se usarían anticuerpos específicos. Y para evitar la difusión a distancia, las metástasis, se pensaba que en el año 2000 existirían unos filtros por los que se pasaría la sangre y que atraparían las células malignas. En otro apartado se habla de la hibridación, es decir la inseminación de un óvulo con esperma de otra especie. En principio, dice el autor, no hay razón para que no veamos en el año 2000 un híbrido de chimpancé y hombre. Asunto vidrioso, que afortunadamente no se ha producido.
LOS TRASPLANTES DE ORGANOS
Los trasplantes de órganos también despierta el interés del autor. En 1970 y años anteriores, el único trasplante que se realizaba de forma sistemática era el de riñón. Los trasplantes de corazón y de hígado apenas estaban en sus inicios. El autor de este estudio, que como hemos dicho era un científico y no un clínico, presenta algunos inconvenientes de tipo ético para llevar a cabo un trasplante. Es algo que hoy cuesta entender pero en 1970 podría ser un argumento. Hyden considera imprescindible que, a la vista de un posible aumento de trasplantes de distintos órganos, la decisión de realizarlos no recayera en el médico. Propone que, la decisión de realizar cada uno de los trasplantes fuese autorizada por un comité compuesto por un juez, un médico no relacionado con el trasplante en cuestión, y un representante de la sociedad civil lego en materia médica. Obviamente no es como han sucedido las cosas pero así estaban entonces.
CONCLUSION
A pesar de la indudable competencia de los autores de este estudio, el paso del tiempo ha demostrado el poco acierto de estas predicciones. Este resultado no puede achacarse a los miembros de este panel sino que demuestran la gran dificultad de hacer pronósticos en materia de avances de la medicina. Hyden acierta en lo que respecta a la evolución de la sanidad pública aunque no entra en detalles sobre cómo gestionarla. Pero en cuanto al tratamiento de las distintas enfermedades no acierta. Efectivamente la genética y las células madre (en realidad habla de células embrionarias) han progresado mucho pero no han encontrado todavía un lugar claro en el tratamiento de las enfermedades. El tratamiento del cáncer sigue siendo problemático a pesar de todos los avances producidos y sus remedios no han ido en la dirección pronosticada en este estudio. En cuanto a los trasplantes, a pesar de su complejidad técnica hoy son un tratamiento bien establecido y que no causan ningún problema ético.
El autor, Holgar Hyden, apenas pudo comprobar la realización de sus pronósticos pues murió en el año 2000.
El libro en cuestión es:
Europa en el año 2000. Revista de Occidente. Madrid 1974.