Miguel Servet (su apellido real era Serveto y no Servet, pero fue latinizado posteriormente), nació, según la mayoría de los autores, en Villanueva de Sijena, provincia de Huesca. Así figura en los textos de Laín Entralgo y José L. Abellán, pero Menéndez Pelayo cita como lugar de nacimiento la ciudad Navarra de Tudela. En cualquier caso, Villanueva fue la residencia habitual de sus padres y donde Serveto viviría durante su infancia y consideró su ciudad de origen. Incluso cuando, ya adulto, huyó de Ginebra a Francia y quiso ocultar su rastro, tomó el nombre de Michel de Villeneuve.
Estudió en Zaragoza latín, griego y hebreo y después se desplazó en 1528 a la ciudad francesa de Tolosa donde estudió leyes. Pero más que a las leyes dedicó su tiempo a la lectura de la Biblia. Encuentra y estudia textos franceses sobre la Reforma Protestante y especialmente los escritos de Melanchton. Se contagia de la doctrina del libre examen de las Escrituras y poco a poco abandona su fe católica. Aun así trabaja como secretario de Fray Juan de Quintana, confesor de Carlos V, y con él viaja por Italia y Alemania. En lugar de regresar a España, decide instalarse en Basilea, donde creyó encontrar mejor comprensión par sus nuevas ideas religiosas.
En realidad las cosas no fueron tan fáciles. Por estas fechas publica su primera obra, obra impetuosa de juventud, Los Errores Trinitarios. No es este el lugar de comentar las ideas teológicas de Servet, pero el caso es que fue rechazado enérgicamente por todos, católicos y protestantes. Las iglesias reformadas no le admitieron en su seno por lo que nuestro autor decide marchar a Francia, tal vez con la esperanza de que pasara la tormenta. En es este momento en que cambia su nombre por el de Michel de Villeneuve y se instala en la ciudad de Lyon.
Para sobrevivir acepta un encargo de los editores Treschsel para realizar una nueva edición del Ptolomeo. Aprovechando sus conocimientos de lenguas clásicas corrige la antigua versión latina de este texto que estaba llena de errores. Esta obra corregida tuvo un gran éxito y le proporcionó un reconocido prestigio.
En Lyon conoce a Sinfoniano Champler, médico, botánico y astrólogo, y Servet se hace su discípulo. Animado por este nuevo giro que da su vida, decide marchar a Paris en 1536 para estudiar medicina, primero en el colegio Calvi y después en el de Los Lombardos. Tiene como maestros a los acreditados doctores Jacobo Silvio, Juan Fernel y el anatomista Jean Gunter. Más importante aun, tuvo como condiscípulo al mismísimo Andrés Vesalio, padre de la anatomía moderna. Con él tuvo la oportunidad de realizar numerosas disecciones anatómicas que tan importantes serían para su posterior descubrimiento de la circulación pulmonar. Finamente tomó en Paris los grados de maestro en artes y doctor en medicina. Es precisamente, valga el inciso, en esta época de Paris en la que conoce a Juan Calvino, el estricto reformador protestante, con el que no llega a tener buenas relaciones.
Ejerció la medicina en París con gran éxito y en 1537 publica un tratado de terapéutica que logra 5 ediciones. Curiosamente en este libro no se habla de la circulación pulmonar, su gran descubrimiento.
Más adelante ejerció como médico en Aviñón, Charlieu y finalmente en Viena del Delfinado, ciudad francesa al sur de Lyon. Fueron más de diez años como médico de gran reputación.
Pero Servet se siente teólogo más que médico y vuelve a adentrase en la controversia religiosa. En el año 1546 comienza la correspondencia con Calvino discutiendo sobre los sacramentos y la Trinidad. Cartas a veces muy subidas de tono, incluso con insultos (ímprobo, ladrón, blasfemo, sacrílego), cartas que en un futuro le costaría la vida a su autor.
Pero su obra fundamental es la Restitución del Cristianismo, impresa en 1553. Como su nombre indica, se trataba de la revocación de la Iglesia apostólica y sus dogmas. Servet solo reconoce dos sacramentos, el bautismo de los adultos (Servet se reconocía anabaptista y se volvió a bautizar a los 30 años de edad) y la cena o eucaristía. Rechazaba toda jerarquía eclesiástica. Se enfrenta tanto al catolicismo como a las iglesias reformadas. No vamos a entrar en esta controversia religiosa pero si a apuntar un hecho fundamental. Es en esta obra teológica, al tratar sobre la acción del Espíritu Santo sobre la naturaleza humana, cuando Servet describe su hallazgo anatómico sobre la circulación pulmonar.
“Los espíritus no son tres, sino dos distintos. El espíritu vital es el que por anastomosis se comunica de las arterias a las venas, en las cuales se llama espíritu natural. El segundo es el espíritu animal, verdadero rayo de luz cuyo asiento esta en el cerebro y en los nervios. El espíritu vital, o llamémosle sangre arterial, tiene su origen en el ventrículo izquierdo del corazón ayudando mucho los pulmones para su generación. Es un espíritu tenue, elaborado por la fuerza del calor, de color rojo claro, de potencia ígnea, a modo de un vapor lúcido formado de lo más puro de la sangre y que contiene en si la sustancia del agua, aire y fuego. Se engendra de la mezcla, hecha en los pulmones, del aire inspirado con la sangre sutil elaborada, que el ventrículo derecho del corazón comunica a izquierdo. Y la comunicación no se hace por la pared media del corazón, como se cree vulgarmente sino, con grande artificio, por el ventrículo derecho del corazón cuando la sangre sutil es agitada en largo circuito por los pulmones. Ellos le preparan, en ellos toma su color y de la vena arteriosa pasa a la arteria venosa, en la cual se mezcla con el aire inspirado, y por la inspiración se purga de toda impureza. Que así se verifica este fenómeno lo prueba la varia conjunción y la comunicación de la vena arteriosa con la arteria venosa en los pulmones”. Poco hay que añadir a esta descripción aunque podemos modernizar sus términos llamando arteria pulmonar a la vena arteriosa y vena pulmonar la arteria venosa. Faltaban unos años para que Malpigio describiese la comunicación capilar entre venas y arterias (anastomosis arterio venosa) y para que se descubra el oxígeno como componente de aire inspirado al que Servet se refiere en su descripción.
Sin embargo Servet no le da demasiada importancia a este descubrimiento anatómico y continúa en su controversia teológica. Revisa la obra fundamental de Calvino, La Institución de la Religión Cristiana, escribiendo anotaciones al margen muy críticas. No se le ocurre a Servet más que enviarle a Calvino esta obra revisada. También le envía su Restitución del Cristianismo en una edición completada con las 30 cartas injuriosas ya mencionadas. Como era de esperar, Calvino toma esta actitud como una ofensa imperdonable. Y Calvino tenía mucho poder. Servet es apresado, procesado y condenado a muerte por sus ideas heréticas. El día 27 de octubre se 1553 es quemado en la hoguera junto a sus libros y otros escritos. El tribunal especifica que la hoguera ha de ser alimentada con leña verde para que el suplicio dure más tiempo.
El descubrimiento de la circulación pulmonar realizado por Miguel Servet pasó inadvertido durante mucho tiempo por el hecho de haber sido publicado en un libro de teología y no en uno científico. Por eso cuando el médico inglés William Harvey describe la circulación mayor de la sangre en 1628, ya conocía la circulación menor o pulmonar pero no a través de los escritos de Servet. La conoció a través de la obra del italiano Realdo Colombo que publicó su De Re Anatómica en 1556, varios años después de Servet. Por esta razón, Miguel Servet es más conocido, sobre todo fuera de España, por su rocambolesca historia religiosa que por su importante descubrimiento anatómico.