Michel de Nostradame nace en la ciudad francesa de St. Remy de Provence en 1503. Su abuelo fue un judío converso, astrólogo y fabricante de pomadas y ungüentos. Su padre, Jaime de Nostradame, fue notario en St. Remy, hombre de buena posición económica. La familia latinizó el nombre a Nostradamus, cambio frecuente en la época.
Nostradamus ha pasado a la historia por sus famosas profecías, contenidas en su obra Las Profecías de Michel Nostradamus, cuya primera edición es de 1555. Además confeccionó diversas pomadas, perfumes (fue un excelente perfumista) e incluso filtros de amor, sin olvidar sus famosas grageas de Hércules para aumentar el vigor masculino. Tal vez por esta dedicación a crear perfumes y pomadas, en muchos textos se considera que Nostradamus fue un boticario. Pero está bien documentado que en realidad fue médico, profesión en la que alcanzó merecido prestigio.
Michel de Nostradamus estudia humanidades en Avignon y a continuación medicina en la Universidad de Montpellier, el centro de estudios médicos más prestigioso de Europa en aquella época. Se doctora en 1533. Posteriormente viaja a Milan, Turin, Florencia, Bolonia y Venecia donde completa sus conocimientos médicos y estudia astrología. En aquellos tiempo, se creía que los astros influían en la salud de las personas por lo que era habitual que los médicos tuviesen conocimientos de astrología y pudiesen interpretar los horóscopos.
En 1545 la peste asola Marsella y Aix en Provence. Nostradamus utiliza sus bálsamos y perfumes en el tratamiento de los apestados con, según parece, notable éxito. Por lo menos, la fragancia de sus perfumes y la suavidad de sus pomadas aliviaban la pestilencia de los sufridos enfermos. Cuando la peste ataca a la ciudad de Lyon, el famoso Dr. Nostradamus es reclamado para contribuir al tratamiento de los afectados.
También fue llamado por el rey Enrique II de Francia y sus sucesores Francisco II y Carlos IX que le nombró su medico particular. Bien es cierto que Nostradamus añadía a sus tratamientos la astrología, las profecías, por las que ya iba siendo conocido, y los perfumes.
Catalina de Medicis, esposa de Enrique II, vivía rodeada de adivinos, auríspices y astrólogos, por lo que el Dr. Nostradamus consiguió su favor rápidamente. Nostradamus profetizó la muerte de Enrique II por una herida en la cabeza. Esto ocurrió años más tarde cuando el rey, durante un torneo caballeresco y amistoso, accidentalmente sufre una grave herida con un fragmento de lanza que le alcanza la cabeza atravesándola a través de un ojo. El rey fallecía pocos días después. El prestigio de nuestro médico y profeta no hizo más que aumentar.
Pero la gran fama con la que Nostradamus ha llegado hasta nuestros días se debe a sus profecías. En 1555 publica en Lyon tres de sus Centurias Proféticas en cuartetas con versos de diez sílabas. Su obra profética se completa con la publicación de Las Profecías de Michel Nostradamus que ya incluyen las diez Centurias enteras con un total de 3764 versos.. A su muerte en 1566 su obra es refundida y publicada de nuevo sin tener demasiado cuidado en mantener la fidelidad de los originales.
En el más de un millar de cuartetas que han llegado hasta nosotros, Nostradamus predice los acontecimientos que habían de suceder hasta el año 3797. Están escritos en francés aunque algunas cuartetas lo fueron en provenzal. A propósito y para hacerlos difíciles de entender, los oráculos están escritos con giros de sintaxis latina, inversiones, antítesis, retruécanos, metáforas y palabras en latín, celta, español, griego y hebreo. El propio Nostradamus advierte que sus escritos tienen un solo sentido aunque deliberadamente escondido. No deben intentarse dobles interpretaciones. Es evidente que Nostradamus hizo todo lo posible para que sus oráculos fuesen imposibles de descifrar.
Además, a nosotros han llegado versiones en traducciones muy defectuosas si no deliberadamente modificadas. Con estos datos es posible hacer tantas interpretaciones como hagan falta para justificar cualquier profecía. Según algunos, Nostradmus profetizó la derrota de Napoleón, la revolución comunista de Rusia, la llegada de Hitler al poder e incluso la epidemia del Covid 19. También es cierto que algunas profecías fallaron o al menos no ha habido manera de justificarlas, como el que en 1951 el Conde de París sería rey de Francia y que la capital de esta nación sería Avignon.
Como es lógico, estas profecías carecen de cualquier respaldo científico. Son simples elucubraciones de un visionario, que es sus propias palabras fueron realizadas bajo una inspiración sobrenatural, compuestas con un instinto natural y un furor poético sin respetar las reglas de la poesía. Aun así, todavía hay gente hoy en día que esperan con impaciencia que se cumplan sus vaticinios.
Nostradamus también tuvo algunos problemas con la Inquisición que no veía con buenos ojos algunas de sus prácticas. Así su filtro de amor, compuesto con raíz e mandrágora, hojas de verbena, ámbar gis, almizcle y vino, y las grageas Hercúleas cuyo ingrediente principal era el polvo de cuerno de unicornio, fueron considerados como promotores de la lujuria y peligros para el matrimonio cristiano. Nostradamus se apresuró a proclamar que estos compuestos estaban destinados a ser utilizados únicamente dentro del matrimonio. Con esta proclamación y la decidida protección de Catalina de Medicis, pudo nuestro médico profeta contener la persecución eclesiástica.
La historia, vida, profecías y hazañas de este extraordinario personaje ha dado lugar a un gran número de publicaciones en las que nuestros lectores pueden encontrar más información, que supera el propósito de este artículo. Nos limitamos a reseñar las dos referencias que nos han ayudado a escribir esta breve historia del médico, astrólogo y profeta que fue Michel de Nostradamus.
El Fabuloso Michel de Nostradamus. Nestor Luján Historia y Vida. Número 8. Noviembre 1968.
Historia de la Filosofía Oculta. Sarane Alexandrian. Editorial Valdemar. Madrid 2018. .