RICHELIEU, EL CARDENAL ENFERMO

Armand Jean Du Plessis nace en París el 9 de Septiembre de 1585. Su familia no pertenecía a la nobleza pero muchos de sus antepasados sirvieron a los reyes de Francia en diversos cometidos. El padre de Armand, Francois Du Plessis fue paje del rey Carlos IX y más adelante hombre de confianza de los reyes Enrique III y  Enrique IV. Su madre, Suzanne de la Porte tampoco era noble pero era hija de un célebre abogado de París.  Los Du Plessis, a través de diversos matrimonios ventajosos obtuvieron la posesión de una residencia con sus tierras en Richelieu cerca de la ciudad de Chinon.  Por eso, Armand Jean Du Plessis ha pasado a la historia con el nombre de Señor de Richelieu. Enrique III otorgó a la familia Du Plessis el obispado de Luzon, un tipo de concesión muy habitual en la Francia de aquellos tiempos.

Armand de Richelieu nace de parto muy complicado, que hace temer por su vida y la de su madre. El bautizo se retrasó ocho meses cuando la precaria salud del recién nacido lo permitió. Su salud siempre fue precaria por no decir mala y es francamente notable que a pesar de ello fuese capaz de gobernar Francia con mano de hierro desde 1624, cuando el rey Luis XIII le nombra jefe del Consejo de Estado, hasta su muerte en  1642. Richelieu  es el artífice de la unidad de Francia y de la centralización del estado francés. Con él comienza la Francia moderna. Pero no vamos a entrar en su vida política ya que nuestros lectores pueden encontrar mejores relatos en otros lugares.

Desde niño su salud fue mala con frecuentes accesos de fiebre que a veces se prolongaban durante día y semanas. En aquellos tiempos se hablaba de tercianas y cuartanas como términos descriptivos pero sin ninguna prueba de su causa. Estudiosos modernos han hablado de la posibilidad de paludismo e incluso tuberculosis.

A los 9 años viaja a París para ingresar en el prestigioso Colegio de Navarra. Allí estudia latín y humanidades con buen provecho. A pesar de su complexión débil, a los 16 años de edad ingresa en la Academia de Oficiales con el fin de dedicarse a la milicia. Pero como su hermano mayor Alphonse renunció al obispado de Luzon,  que como hemos dicho pertenecía a la familia Du Plessis, Armand Richelieu aceptó el báculo y la mitra para que los beneficios económicos del obispado no se perdieran para la familia. Fue ordenado obispo en Roma  a los 17 años (fue preciso una dispensa Papal a  causa de su edad) y más adelante Cardenal. El Cardenal Richelieu.

Toda esta historia se desarrolla alrededor de una historia paralela de enfermedad que hizo sufrir de forma intensa a Richelieu. Ya en su infancia sufrió recurrentes episodios de fiebre. Los dolores de cabeza también fueron frecuentes y muy intensos. “Me estoy muriendo de dolor de cabeza” dejó escrito en alguna de sus cartas.

En 1611 tuvo un episodio de fiebre que le duró seis meses y después necesitó un año completo para recuperarse  totalmente. Todo este tiempo lo tuvo que pasar en su diócesis de Luzon apartado de toda actividad pública. Pero fue en 1621 cuando comienza con el padecimiento que más sufrimiento le iba a causar. Se trata de las hemorroides y de las úlceras y abscesos anales para lo que necesitaba atención casi diaria.  Por esto siempre permanecía con él en su dormitorio un secretario que en realidad era un enfermero que todas las mañanas le hacía las curas correspondientes. En la mesa, situada al lado de su cama, junto a su capelo cardenalicio y otras pertenencias propias de su dignidad, estaban las vendas, las hilas y compresas, los ungüentos, la jeringa, la lanceta y otros instrumentos. Este padecer hemorroidal dio lugar  chanzas y libelos sobre la enfermedad de Richelieu. En la declaración de gastos de su casa personal figura la cantidad de 6.042 libras de aquella época en honorarios de médicos y cirujanos. Y entre el personal de su casa se incluyen como empleados permanentes un médico, un cirujano y un boticario.

Con el tiempo sus padecimientos fueron en aumento en cuanto a frecuencia y gravedad. Richelieu acudió a todos los remedios disponibles en su época. Fue purgado y sangrado. Acudió al balneario de Lancy por sus baños de lodo. Le fue prescrito el láudano en varias ocasiones e incluso le fue administrado vino mezclado con varios productos como el estiércol de caballo. También llegó a hacerse acompañar de las reliquias de San Fiacre, que se consideraban milagrosas.

Sus últimos años fueron terribles pero aun sí se mantuvo en el poder con toda energía rigiendo los destinos de Francia. En 1641 sufre un grave ataque de reumatismo. Un absceso en su brazo derecho tuvo que ser sajado en varias ocasiones. Poco antes sufrió un episodio de retención de orina por el que tuvo que ser sondado.

En 1642 tiene que acudir al Rosellón para liberar la ciudad de Perpiñán que estaba en manos españolas. Tan mal se encontraba que en el camino decide hacer testamento en Narbona.  Su estado de salud era tan precario que viaja en una cama convertida en litera ya que no puede ponerse de pie. Para entrar en las viviendas ha de hacerlo por las ventanas, que habían de ser aumentadas de tamaño para poder meter la cama en la que se trasladaba al cardenal. Al mismo tiempo Richelieu luchaba contra los enemigos que conspiraban contra él. En el mes de septiembre Perpiñán vuelve a manos francesas y, al mismo tiempo, los conspiradores Henri d´Effiat y De Thou era decapitados. Muy enfermo pero con mano de hierro.

Richelieu regresa a Paris ya en estado casi terminal pero con las riendas de Francia todavía en sus manos. Muere el 4 de diciembre de 1642 a los 57 años de edad. Dice la historia, o la leyenda, que cuando su confesor le preguntó si perdonaba a todos sus enemigos, el cardenal le contestó que los únicos enemigos que tenía eran los enemigos de Francia. Genio y figura.

La causa oficial de su muerte fue una pleuresía. La autopsia mostró la presencia de un enorme absceso en el pulmón derecho.   Este hallazgo ha permitido conjeturar a los estudiosos modernos sobre la posibilidad de que Richelieu sufriese de tuberculosis.

Richelieu fue enterrado en la iglesia de la Sorbona. Pero en 1793, en pleno reinado del Terror durante la Revolución Francesa, su tumba fue profanada y su cráneo exhibido  ante la multitud revolucionaria.

Richelieu, plebeyo por nacimiento, obispo y cardenal por casualidad, regidor de Francia por ambición, enfermo por destino.

 

Para realizar este artículo hemos consultado las siguientes referencias:

Richelieu. Auguste Bailly. . Colección Austral. Espasa Calpe. Madrid 1969.

El Cardenal Richelieu. Nestor Luján. Historia y Vida nº 257. Agosto de 1989.

 

 

 

 

 

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