Adolf Hitler fue un personaje que, salido de la nada, fue capaz de arrastrar a su nación, Alemania, a una conflagración mundial absolutamente bárbara que llevó a la muerte a millones de personas, tanto militares como civiles. Les dijo a los alemanes: sois una raza superior y merecéis dominar el mundo. Los judíos y los comunistas eran los enemigos de Alemania por lo que debían ser eliminados. Científicos, intelectuales, artistas, banqueros, empresarios, profesionales, incluyendo a los médicos, y trabajadores le creyeron y le siguieron a una de las aventuras más horrorosas de la historia de la humanidad. Aventura que apenas duró los doce años que Hitler permaneció en el poder. Mucho dolor y destrucción en tan poco tiempo.
No tenía carrera militar pero tuvo a sus órdenes de manera incondicional, a los generales y mandos del ejército alemán, tal vez el ejército mejor preparado del mundo en aquellos momentos. Hitler nunca visitó un frente de guerra, ni un hospital, ni un campo de concentración ni una ciudad arrasada por las bombas. Prácticamente sin salir de su despacho dirigió el desarrollo de la guerra
Son cientos, tal vez miles, los libros escritos para explicarnos las causas de lo ocurrido y las conclusiones de esta macabra aventura, la Segunda Guerra Mundial, que llevaron a Adolf Hitleriano a arrasar Europa. Pero, como tantas veces ocurre, los historiadores no se interesaron por los aspectos más personales del protagonista, como su salud. Hitler fue un hombre de salud frágil, constantemente en manos de los médicos, tomando toda clase de medicamentos de forma habitual. En diferentes momentos su salud dificultó el desarrollo de las operaciones militares que en algún caso tuvo que dirigir desde la cama extendiendo el mapa de operaciones sobre las sábanas. Pero rara vez se menciona su salud ni a los médicos que le atendieron.
Nosotros vamos a limitarnos a destacar la salud y las enfermedades de Hitler a lo largo de su breve vida militar. De lo demás ya se han ocupado los verdaderos historiadores.
QUIEN FUE ADOLF HITLER
Adolf Hitler nace en la ciudad austriaca de Braunau on Inn el 20 de Abril de 1889. Su padre, Alois Hitler, era un funcionario de aduanas del estado austriaco, católico de religión. . Su madre, Klara Pölz, era una dedicada ama de casa y ferviente católica. El matrimonio tuvo seis hijos de los que solo dos llegaron a la edad adulta, Adolf y su hermana pequeña Paula. La relación con el padre, hombre de carácter brutal, siempre fue mala. Tal vez por ello, el pequeño Adolf fue siempre sobre protegido por su madre que no le negaba ningún capricho. El padre, ya jubilado, muere en 1903. La madre, Klara, muere de cáncer en 1907 a los 47 años de edad. Adolf queda huérfano con solo 17 años.
Muerta su madre, Adolf se traslada a Viena con el propósito de ingresar en la Academia de Arte de la capital austríaca, pero no consigue superar las pruebas exigidas. Sobrevive con dificultad gracias al subsidio de orfandad y a la venta de algunos de sus dibujos.
Con 25 años se alista en el ejército alemán para luchar contra los ejércitos aliados en la Primera Guerra Mundial. Es posible que en aquel tiempo contrajese una hepatitis. El 13 de octubre de 1918 su escuadrón es atrapado en un ataque de gas mostaza realizado por los británicos en la cercanía de la ciudad belga de Ypres, quedando totalmente ciego por la acción del gas tóxico. Mientras se recuperaba en un hospital de campaña, Hitler se entera de la capitulación del ejército alemán, la firma del armisticio y de las muy onerosas condiciones del tratado de Versalles por el que Alemania perdía parte de su territorio y se comprometía a pagar costosas compensaciones económicas. Cuando le retiran la venda de los ojos, Hitler lo ve todo claro: el objetivo de su vida sería salvar a Alemania.
SUS PRIMEROS PASOS EN POLITICA
Finalizada la guerra y establecida la república de Weimar, Hitler ingresa en el partido Nacionalista Obrero Alemán, germen del futuro partido Nazi. En 1923 participa en Munich en un golpe de mano (conocido como el putsch de Munich) para apoderarse del gobierno de Baviera. Fracasado el golpe, los sublevados son juzgados y Hitler es condenado a cinco años de prisión aunque solo permanecerá nueve meses en la cárcel.

Aprovechará estos meses para escribir su libro, Mein Kamp, mi lucha.
Hitler se convierte en un buen activista y eficaz orador hasta llegar a ser el jefe indiscutido el partido Nazi. En las elecciones generales de 1932, los nazis son el partido más votado. En enero de 1933 Adolf Hitler es nombrado canciller de Alemania.
LOS MEDICOS DE HITLER
Ya todopoderoso canciller, Hitler no tenía ningún aprecio por los médicos. Su entorno le insistía en la necesidad de tener a su disposición un médico personal. Le fueron recomendados varios de los más prestigiosos de Alemania, pero los rechazó a todos. Pensaba que su imagen de modelo sano de la raza aria podía ser perjudicada por la presencia de un médico a su lado, como si fuese una persona enfermiza que necesitase los cuidados de un médico.
Esto empezó a cambiar en el verano de 1933 cuando en el curso de un viaje oficial, uno de los vehículos del séquito volcó y sus pasajeros resultaron heridos de cierta gravedad. Un joven cirujano que iba en otro vehículo, el Dr. Karl Brandt, asistió a los heridos con gran diligencia y los trasladó un hospital para que fueran atendidos. Hitler quedó gratamente impresionado por la capacidad de este médico. Desde entonces el Dr. Brandt formaría parte del séquito de Hitler en su capacidad de médico personal.
El Dr. Karl Brandt
Karl Brandt nació en la ciudad alsaciana de Mülhausen el 8 de enero de 1904. Estudió medicina en las universidades de Jena, Friburgo, Munich y Berlín. Se especializó en cirugía con el prestigioso cirujano Georg Magnus. En 1932 se afilió al Partido Nacional Socialista e ingres

ó en las S.S. Llegó a ser comisario del Reich para la sanidad. Intentó hacer revisiones médicas a Hitler con los criterios de la medicina científica de la época, pero el canciller siempre se negó.
El Dr. Theodor Morell
Así las cosas, en 1936 un amigo personal de Hitler, que además era su fotógrafo oficial, Henrich Hoffman, hombre de vida alegre y disipada, sufre una blenorragia que es una enfermedad de transmisión sexual. Hoffman acude a su amigo el Dr. Theodor Morell que le trató con una sulfamida, el Ultraseptyl, con lo que la infección curó totalmente. Desde entonces Hoffman, encantado con el resultado, no dejaba de hablar a su amigo Hitler del magnífico Dr. Morell.
Theodor Morell nace el 22 de junio de 1886 en un pueblo del Alto Hesse. De familia humilde, su padre era maestro de escuela. Estudia en la escuela elemental de Friedberg y entre los 16 y 19 años trabaja en diferentes empleos, como repartidor, mecánico, cartero y maestro hasta que, finalmente puede matricularse en la Facultad de Medicina. Sabemos que acude al Instituto Pasteur de París donde estudia bacteriología y el tratamiento de las enfermedades infecciosas con Ilia Mechnikov, uno de los más acreditados bacteriólogos de su época que recibió el Premio Nobel de medicina en 1908.
Morell obtiene el diploma de medicina en Munich en 1913. Al comenzar la Primera Guerra Mundial en 1914 es movilizado como médico de batallón del ejército alemán. Terminada la guerra abre su consulta en Berlín donde alcanza un gran prestigio y abundante clientela procedente de las capas más pudientes de la sociedad. Gran parte de su éxito se debió al tratamiento de las enfermedades de transmisión sexual, muy frecuentes en su época, tratamiento que había aprendido durante su estancia en París.
Sin embargo, dentro del mundo médico era considerado poco

más que un charlatán muy dedicado a la medicina alternativa poco científica. Sus métodos eran considerados atrevidos y rechazados por la falta de investigación. En aquellos tiempos la medicina de Alemania era la más avanzada del mundo.
En !933, al llegar al poder el Partido Nacional Socialista, Nazi, Morell es sospechoso de ser judío, confusión derivada de que muchos de sus clientes eran judíos. Por ello no tiene más remedio que afiliarse al partido Nazi aunque siguió viendo pacientes judíos en su consulta.
LA PERSONA HITLER
Hitler nunca se dejó de examinar de forma completa por ningún médico por lo que faltan algunos detalles. El Dr. Morell dejó algunas notas en las que se afirmaba que el paciente A (que era la forma de catalogar a Hitler en sus diarios para distinguirlo de otros de sus pacientes jerarcas nazis como Albert Speer, Heydrich y Goebbels ) medía 1,66 m, pesaba 80 kilos, grupo sanguíneo A, tez pálida, ausencia de vello corporal y complexión asténica. La exploración física no fue más allá por lo que no es posible confirmar lo que sus enemigos decían de él: que tenía un pene muy pequeño y que le faltaba un testículo.
Cuando Morell se hizo cargo de la salud del canciller, Hitler era un vegetariano radical. No comía pescado, huevos ni carne de ningún tipo. Pero le gustaban los dulces, las verduras y la fruta. No tenemos datos sobre si consumía leche o no. No fumaba ni bebía alcohol pero disfrutaba con la música de Wagner.
LA SALUD DE HITLER
Su salud era en general buena pero sufría de episodios descritos como espasmos estomacales con meteorismo y, a veces, con diarrea. Tal vez podíamos aceptar el diagnóstico de colon irritable. Tuvo problemas de eccema en ambas piernas, que precisamente fue uno de sus primeros problemas que curó el Dr. Morell con algún tratamiento poco convencional como los que él usaba pero que fue muy eficaz. Esta curación, que otros médicos más científicos no habían conseguido, aumentó la confianza de Hitler en este médico.
Hitler no era partidario de tomar muchas medicinas pero su problema intestinal obligaba a los médicos a hacer algo. Fue tratado por varios acreditados especialistas (no disponemos de información sobre los medicamentos utilizados) y en eso apareció el Dr. Morell. Tal vez influido por lo su experiencia en París, Morell sospechaba que el problema estaba relacionado con alguna alteración de las bacterias intestinales. Envió una muestras de heces al profesor Alfred Nissle, en el Instituto de Investigaciones Bacteriológicas de Friburgo. La conclusión fue que Hitler sufría un tipo de disbacteriosis intestinal. El propio Nissle había desarrollado un medicamento para su tratamiento de nombre comercial Mutaflor, considerado un probiótico capaz de corregir la composición de la flora intestinal. Hitler mejoró mucho de sus molestias y desde entonces el Mutaflor estaría siempre presente en el botiquín del canciller. Para el meteorismo Morell utilizaba el tratamiento mas convencional, la atropina.
LAS DROGAS EN ALEMANIA
Aunque Hitler no era partidario de utilizar drogas, existía en Alemania un medicamento muy utilizado y que se podía adquirir en las farmacias sin necesidad de receta médica. El nombre comercial era Pervitin que era una meta anfetamina, un estimulante del sistema nervioso central. Sus efectos son falta de sueño, aumento del estado de alerta, menor sensación de fatiga, mejora del ánimo y de la iniciativa, aumento de la confianza en si mismo y aumento de la capacidad de concentración.
Esta droga, fabricada por Temmler Pharmaceutical Company, se convirtió en norma social en todas las capas de la sociedad alemana. Fue un producto de consumo popular y era tan común entre los alemanes como tomarse una taza de café. Estudiantes, trabajadores, intelectuales, policías e incluso amas de casa eran consumidores habituales.
Otro producto de consumo habitual fue una variedad de chocolate fabricado por el chocolatero berlinés Theodor Hildebrnad. Bajo el nombre comercial de Scho – Ka- Kola, estaba elaborado con cacao, café y altas dosis de nuez de cola que tiene un alto contenido de cafeína. Aunque no lo mencionaba claramente el fabricante, estos bombones contenían cierta cantidad de meta anfetamina. Los bombones de Hildebrand siempre alegran, decía la publicidad de venta. En algún momento, durante la guerra, ese chocolate sería administrado a ciertos miembros del ejército.
LAS DROGAS DURANTE LA GUERRA
Una vez comenzada la guerra, los mandos militares se dieron cuenta de que el Pervitin administrado a los soldados en el frente los convertía en extraordinarios luchadores insensibles al hambre y la fatiga. Su administración a todos los combatientes del ejército de tierra obligó a la empresa Temmler a la fabricación masiva. Fabricaba 900.000 píldoras de Pervitin al día y llegó a fabricar mas de 300 millones de dosis durante la guerra. Considerado un arma de guerra, el Pervitín fue prohibido para su venta al púbico.
La fabricación masiva de medicamentos era, por supuesto, un gran negocio. Algunos sospechaban que el Dr. Morell tenía intereses en la empres Temmler. Lo que si era seguro es que Morell tenía una participación económica en la empresa Hamma de Hamburgo, fabricante de un compuesto de vitaminas, de nombre comercial Vitamultin, compuesto por Vitaminas B y C sintéticas así como vitaminas B y K de procedencia natural obtenidas del germen de trigo. Este producto fue de administración obligatoria a todos los miembros de las SS, al personal no combatiente e incluso a los trabajadores de la industria de guerra. Aunque su efectividad fue cuestionad por algunos informes médicos, se fabricaron muchos millones de dosis.
Otro producto se utilizó habitualmente entre los miembros de la fuerza aérea. Era el Scho – Ka – Kola, mencionado más arriba. Su contenido en chocolate como producto energético y su gran contenido en cafeína, mantenía a los pilotos despiertos sobre todo durante los vuelos nocturnos.
LOS TRATAMIENTOS DEL DR. MORELL
Desde 1936 el Dr. Morell fue el médico habitual de Hitler. Fue muy criticado por muchos de sus colegas por la utilización de tratamientos alternativos no comprobados científicamente y por la administración de algunos medicamentos elaborados por laboratorios en los que Morell tenía intereses económicos. Morell nunca aplicó tratamientos para conseguir resultados a medio y largo plazo sino que trataba al canciller para obtener resultados inmediatos. Realmente trataba los síntomas y no las enfermedades. Morell lo justificaba por la necesidad de corregir los problemas inmediatos para que Hitler pudiera dar un largo discurso, o presidir un desfile o celebrar una reunión con la cúpula militar al día siguiente. No podía pensar en el largo plazo.
Durante los últimos nueve años de su vida, Hitler fue un hipocondríaco en toda regla y su único médico fue el Dr. Theodor Morel. Los frecuentes cambios de humor del canciller provocados por los diversos episodios en el desarrollo de la guerra, sus problemas gastrointestinales, los problemas cutáneos, el Parkinson y el progresivo declive físico están bien documentados por los diarios de Morell.
Los medicamentos poco ortodoxos con los que fue tratado, a veces por razones poco claras, incluyeron la cocaína tópica para sus problemas oculares, anfetamina, glucosa intravenosa, testosterona, estradiol y cortisona. También se utilizaron tratamientos utilizados habitualmente en la práctica médica en Alemania como los preparados de vitaminas, los bromuros, los barbitúricos y la sulfamidas. La belladona se utilizó muy al final para controlar los síntomas del Parkinson. Morell era simplemente un médico general pero siempre se negó a consultar con verdaderos especialistas ante los complejos problemas a los que tuvo que enfrentarse. Las únicas excepciones fueron la participación de otorrinolaringólogos y cardiólogos para el tratamiento de problemas que superaban las capacidades de Morell.
LA GUERRA Y LA SALUD
Las distintas vicisitudes de la guerra afectaron de forma negativa a la salud de Hitler, especialmente cuando los resultados militares fueron desfavorables. La guerra comienza en septiembre de 1939 e inicialmente todo va bien. Las tropas alemanas avanzan rápidamente ocupando la Europa occidental hasta entrar en París en junio de 1940. La salud de Hitler se mantiene estable bajo el cuidado del Dr. Morell, que desde ese momento se mantiene al lado del canciller sin separarse de él ni un solo día hasta el final de la contienda.
La marcha favorable del aparentemente invencible ejército nazi, anima al Alto Mando a planear su expansión hacia el este. En junio de 1941 comienza la invasión de Rusia, la llamada operación Barbarroja. A finales de Julio la salud de Hitler empieza a deteriorarse. Tras una fuerte discusión con su ministro de asuntos exteriores, Ribbentrop, sufre un episodio de dolor precordial. Coincide con un episodio de disentería con diarrea, espasmos gástricos, náuseas, temblores y fiebre. Fue tratado con Mutaflor y se evitaron las frutas y verduras sin cocer y se hirvió el agua de beber. Este episodio obliga a guardar cama unos días y Hitler no puede reunirse con su Estado Mayor por lo que el plan de invasión de Rusia sufrió importantes retrasos y desviaciones.
El 6 de agosto la salud empeora y el Dr. Morell es llamado de urgencia. El Fuhrer no podía comer ni levantarse de la cama ni pudo acudir a la reunión con sus generales. El Dr. Morell no encontró ningún signo agudo en la exploración. Seguramente este cuadro clínico se debió al exceso de trabajo y a la falta de horas de sueño. Si hizo un electrocardiograma por precaución y el trazado se envió al profesor Arthur Weber, un acreditado especialista en cardiología para su interpretación. El diagnóstico fue de esclerosis coronaria. Es la primera vez que se mencionaba un problema de corazón. Comienza el tratamiento con Cardiazol, un estimulante cardíaco.
En Diciembre de 1941 la campaña de Rusia pierde fuerza. Durante todo el año de 1942 los rusos contraatacan y el ejercito alemán tiene que retroceder. La ciudad de Stalingrado está rodeada. Hitler tiene intensos dolores de cabeza y pierde la visión del ojo derecho. Llevaba varios días sin dormir angustiado por la mala marcha de la campaña rusa. Recibe un tratamiento con Thromboxitán, probablemente un anti agregante plaquetario, pero no disponemos de más información. El resto de su tratamiento habitual de base había cambiado de las vitaminas y la glucosa a un tratamiento más estimulante a base de hormonas, esteroides y barbitúricos.
La guerra va mal. En octubre de 1942 los aliados realizan una gran ofensiva en el norte de África y el ejercito alemán se ve obligado a retroceder y finalmente se rinde. Hitler, que había establecido su cuartel general en la llamada Guarida del Lobo, en Rastenburg en Prusia Oriental, sigue empeorando. Vuelve a tener espasmos intestinales severos. El electrocardiograma vuelve a mostrar cambios. Tratado con inyección intravenosa de glucosa al 20%, inyección intramuscular de Vitamultín y Tonophosphan, un reconstituyente compuesto por fósforo.
En enero de 1943 Stalingrado se rinde a las tropas rusas. El general von Paulus, todo su Estado Mayor y cerca de cien mil soldados son hechos prisioneros. La idea de que Alemania podía perder la guerra estaba en la mente de todos menos en la de Hitler La caída de Stalingrado tiene un efecto muy negativo en el carácter del Fuhrer, que se vuelve sombrío y deprimido. Dolor de estómago y gran flatulencia. Glucosa doble intravenosa.
En 1943 Hitler ya necesita estimulantes más fuertes y comienza a tomar oxicodona, un potente opioide de la familia de la morfina, además de corticoides y barbitúricos cada vez con más frecuencia. Las notas en el diario del Dr. Morell muestran que a lo largo de los últimos 3 años Hitler recibió un promedio de dos inyecciones por día de diversos productos.
Durante el año 1944 la enfermedad de Parkinson se hace muy evidente. La mano derecha se movía con un temblor rítmico sin control. Para firmar un documento tenía que apoyar el brazo derecho sobre la mesa y sujetarlo con la mano izquierda. Era incapaz de estrechar la mano a sus visitantes. El Parkinson fue tratado con belladona, tratamiento habitual en aquel tiempo, y con inyecciones de testosterona para mejorar el tono muscular.
En junio de 1944 las cosas se ponen peor. Los aliados capitaneados por los Estados Unidos, desembarcan en las costas de la Normandía francesa y obligan a las tropas alemanas a retroceder. En ese momento Hitler estaba profundamente dormido bajo el efecto de un barbitúrico y nadie se atrevió a despertarlo, por lo que las decisiones para la inmediata defensa, que solo él podía tomar, se retrasaron varias horas.
EL ATENTADO
Estos acontecimientos llevan a un grupo de militares y civiles, convencidos de que la guerra estaba perdida, a planear un atentado con el fin de matar a Hitler y negociar un armisticio con las potencias aliadas. El 20 de julio de 1944, hacen estallar un maletín bomba de explosión retardada durante una reunión celebrada en la Guarida del Lobo. Mueren cuatro miembros del Alto Mando pero Hitler apenas sufre unas heridas leves. Eso si, el efecto de la onda expansiva produce la rotura de ambos tímpanos.
Varios generales implicados en este complot se suicidaron. El responsable principal, el general Stauffenberg, fue fusilado de inmediato. Otros conspiradores, entre los que se incluía el conocido almirante Canaris, fueron ahorcados.
La rotura de los tímpanos produjo, no solo una pérdida notable de la audición, una intensa hemorragia por los oídos. Fue preciso llamar a un otorrinolaringólogo, el Dr. Erwin Giesing que realizó varias curas durante los días siguientes. Curiosamente, como resultado de la explosión desapareció en temblor de sus brazos. En el otoño, el Fuhrer estaba recuperado pero el temblor volvió a aparecer.
Es interesante la impresión que Hitler causó al Dr. Giesing cuando le vio por primera vez. Le describe como un hombre entrado en años (aunque solo tenía 55), encorvado y muy cansado, como si estuviera aprovechando hasta la última gota de su fuerza. En la exploración clínica menciona la estatura de 1,74 m, 72 kilos de peso, pelo ralo y piel muy blanca En el lado derecho de la mandíbula tenía un puente de oro.
Su cada vez más débil estado general exige estimulantes más potentes para poder seguir la marcha de la guerra. Se le suministra un compuesto, el D.IX, que contiene cocaína, meta anfetamina y oxicodona. En noviembre podía ver desde su Guarida del Lobo como las primeras columnas de tropas alemanas se batían en retirada ante el empuje del ejército ruso. Es entonces cundo Hitler acepta trasladarse a Berlín.
EL ULTIMO INTENTO DE GANAR LA GUERRA
Con todo prácticamente perdido, ya en su bunker de Berlín, Hitler hace un último intento desesperado para cambiar el curso de la guerra. El 16 de diciembre de 1944 un numeroso y potente cuerpo del ejército alemán, lo mejor que les quedaba, lanza un ataque por sorpresa contra el ejército aliado. Atraviesan rápidamente el bosque de las Ardenas, en Bélgica, y cogen por sorpresa el ejército enemigo que tiene que replegarse. Pero los aliados se reorganizan y consiguen detener el ataque alemán.
El 24 de diciembre, Hitler tiene que ser atendido de nuevo por el Dr. Morell, pues el seguimiento de la batalla de las Ardenas le provocaba gran ansiedad y nerviosismo. Apenas pudo dormir. El electrocardiograma mostró el progreso de su insuficiencia coronaria. El temblor de su mano izquierda era más acusado. Se le administra glucosa intravenosa y Vitamultin.
El 31 de diciembre el Fuhrer está agotado, la orina es muy oscura

seguramente por la re activación de su antigua hepatitis, y tiene que guardar cama. De nuevo espasmos abdominales. Se le administra Eupaverin, un compuesto de papaverina para el tratamiento de sus espasmos intestinales, y oxicodona.
El 25 de enero de 1945 la ofensiva de las Ardenas sucumbe. Los soldados alemanes se rinden en masa pues ya no merecía la pena seguir. La retirada de Rusia, la pérdida de África, el colapso de Normandía y el fracaso de las Ardenas transforman a Alemania y a Hitler en una ruina.
EL FINAL
El 20 de abril de 1945 Hitler cumple 56 años. No hay celebración. Ese mismo día, con las tropas rusas rodeando Berlín, Hitler pide a sus acompañantes que abandonen la ciudad y aprovechen los pocos vuelos que todavía son posibles para ponerse a salvo. El día 24 el Dr.Morell abandona Berlín y nunca más volverá a ver al canciller.
El día 30, Hitler almuerza con su ya esposa Eva Braun, sus dos secretarias y su cocinera. Después se despide del resto del personal que todavía quedaba en el bunker, entre los que se encontraban su ayudante personal Otto Günsche, su ayuda de cámara Heinz Linge, el general Borman y Goebbels con su familia. Ya despedido de todos, Hitler y Eva se dirigen a sus aposentos privados. Poco después se oye un fuerte disparo.
Suponiendo lo peor, Linge, Günsche y Borman abren la puerta de la habitación. Sobre el sofá vieron el cuerpo de Hitler que se había disparado en la sien con su propia pistola. Eva Braun había muerto por el efecto de un veneno.
Siguiendo las instrucciones que había dejado, su cadáver y el de Eva Braun fueron quemados. Para ello los dos cuerpos fueron introducidos en un cráter, producido durante un bombardeo, en el jardín de la cancillería donde se encontraba el bunker. Rociados con gasolina ardieron durante dos horas. Después fueron cubiertos con tierra, sin ninguna señal de identificación, para que no fueran encontrados.
LOS SOLDADOS RUSOS ENCUENTRAN LOS CUERPOS
El día cinco de mayo los soldados soviéticos llegan a la cancillería y al bunker. Notan algo irregular en la zona del enterramiento y encuentran los cadáveres parcialmente calcinados. Las autoridades soviéticas sospecharon que uno de los cuerpos era el de Hitler. Procedieron a su identificación por medio de las piezas dentales que estaban intactas. Con la ayuda del Dr. Blaschke, dentista del canciller que había sido localizado en un campo de prisioneros, el dictamen no dejaba lugar a dudas. La dentadura era la de Hitler.
Dentro del bunker los rusos encontraron más cuerpos. El de Joseph Goebbels, que había sido ministro de propaganda de Hitler, que no quiso separarse de su jefe ni a la hora de su muerte, su esposa Magda y sus seis hijos. Todos habían tomado un veneno. Además el del general Hans Krebs que se había suicidado con su propia pistola. Y los cuerpos de los dos perros de Hitler, Blondie y Wulf. En total trece cadáveres incluyendo los perros.
Los trece cuerpos fueron enterrados, en el más estricto secreto, a las afueras de la ciudad de Brandenburgo sin ninguna señal que pudiera delatar este enterramiento. Pero en febrero de 1946 las autoridades soviéticas trasladaron todos los cuerpos a otro lugar, también secreto, cerca de Magdeburgo a orillas del rio Elba. En este lugar permanecieron los restos olvidados por todos hasta el año 1970. Olvidados por todos menos por los soviéticos que en el mes de mayo deciden destruir lo que quedaba de los trece cuerpos. Fueron incinerados y las cenizas arrojadas a un afluente del rio Elba.
QUE FUE DE LOS MEDICOS DE HITLER
El Dr. Karl Brandt fue detenido por los soldados británicos el 23 de mayo de 1945. Fue procesado en el juicio de Nuremberg junto a otros 23 médicos acusados de asesinatos masivos de débiles mentales, enfermos incurables y prisioneros en campos de concentración. El veredicto fue emitido el 20 de agosto de 1947. Siete médicos, incluyendo al Dr. Brandt, fueron condenados a muerte y ejecutados.
El Dr. Theodor Morell abandonó Berlín en el último vuelo que pudo salir de la ciudad. Fue detenido por soldados de los Estados Unidos el 17 de julio de 1945. No fue acusado de crímenes de guerra. Después de varios traslados fue internado en el campo de prisioneros de Dachau, cerca de la ciudad de Munich. Era conocido que padecía de problemas cardíacos y a finales de 1946 estaba paralizado del lado derecho y había perdido el habla. Poco después fue dado de alta trasladado al hospital de la Cruz Roja de Munich. Su esposa Johanna consigue permiso de las autoridades para trasladarle a un hospital de la cercan ciudad de Alpenhof. El Dr. Theodor Morell fallece el día 26 de mayo de 1948.
Para realizar este artículo nos hemos apoyado en las siguientes referencias.
Frattini, Eric. El Paciente A. La Historia Médica de Adolf Hitler. Editorial Planeta. Barcelona 2025
Fulbrook, Mary. Historia de Alemania. Cambridge University Press. Cambridge 1990.
Toynbee, Arnold. La Europa de Hitler Editorial SARPE. Madrid 1985,
Goodman, L. y Gilman, A. Las Bases Farmacológicas de la Terapéutica. Editorial Panamericana. Madrid 1986